CAPITULO 35.

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La noche transcurre con normalidad, y Niebieski estaba entrenando en estos momentos en la arena de combate de la Academia Beacon. Él chico practicaba artes marciales en completa soledad, golpeando como si no hubiera un mañana a un pobre saco de arena; todo lo aprendido años atrás lo ponía en práctica con cada movimiento que realizaba.

Aun le faltaba fuerza. Tenía un largo camino por recorrer.

Pero, sobre todo, meditaba en lo dicho por el director Ozpin. Tras todo lo contado en esta tarde, ya no había vuelta atrás. Se había tirado al abismo, y no tenia paracaídas.

Por lo que le restaba confiar en las palabras del director.

Aunque saber la verdad conlleva una gran carga, y sus hombros están dolidos. Saber la verdad siempre lleva unas consecuencias, pero tratara de hacer su mejor esfuerzo. En cuanto a la chica de allá abajo, la tal doncella, supo el motivo del porque ella estaba en aquellas criticas condiciones.

Supo sobre la loca de los Grimm, Salem.

Se vengaría de la muerte de su madre, y la de sus compañeros de equipo. Ahora tenia una meta, y esa era meterle una bala en la cabeza a Salem. Por suerte, aun conserva una bala especial, de esas que uso cuando sus compañeros mercenarios fueron arrasados en aquellas instalaciones.

«Así que mis ojos en verdad eran plateados», sonrió. No lo podía creer, el poder que tenia en su interior; y hasta el momento no lo conocía.

Hay muchas cosas que debe aprender.

No obstante, por el momento, Niebieski reconoció que no estaba en condiciones para luchar nuevamente; pero, aun así, tenía que hacerlo. Golpeo con fuerza en costal (saco de arena-boxeo), sus nudillos estaban enrojecidos y le ardían por el dolor. Mas, sin embargo, no se detuvo a descansar.

—Detente, ¿acaso piensas dañarte las manos? ¿Piensas hacerle un agujero al saco de boxeo? —grito Yang, quien acababa de llegar (hay que recalcar que estaba en pijama).

Niebieski volteo instintivamente, y la confronto. En este momento no necesitaba ser sermoneado de nadie, y menos de ella.

—Ah, eres tú —dijo Niebieski—. ¿Qué quieres? ¿No ves que estoy en algo importante?

—¡Y ahí esta el Nie de siempre! —Yang se cruzó de brazos, inconforme—. Siendo el mismo patán.

—Lo siento, esta bien. ¡Lo siento! —decía el chico, para quitársela de encima.

—Tu disculpa no me convence —y sonriendo, añadió—: Te desafío a un duelo —se trono los nudillos—. ¡Puño contra puño!

Su rubio cabello irradio fuego.

Esto era lo que él necesitaba. Una buena pelea para relajar la mente, y dejar que los problemas se vayan por el momento.

—Acepto —dijo, mirándola fijamente—. Apostemos algo.

Empezaron a apostar, y por parte de Niebieski, él aposto las fotos que Yang le había tomado, ósea, "que Yang eliminara aquellas fotos de la faz del planeta"; y en cuanto a Yang, ella quiso decirlo una vez que ganara en enfrentamiento... Niebieski no vio problema con eso, porque estaba seguro que él ganaría.

Con este trato pactado, una carga seria quitada de los estresados hombros de Niebieski, y de paso barrería el piso con el rostro de Yang. Le daría una paliza que jamás olvidaría (ambos pensaban lo mismo), esto como advertencia de no volverlo a subestimar.

Después de todo, él había luchado a muerte contra el director Ozpin y sobrevivido en el proceso.

—Esto será pan comido —dijo Niebieski con una sonrisa, y procedió a ponerse en una posición de combate.

DE MERCENARIO A CAZADOR - RWBY: Volumen 01 y 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora