CAPITULO 34.

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Ha pasado una semana desde aquel precario incidente, el director Ozpin llevo a Niebieski lo antes posible a sus instalaciones médicas para que estuviera a salvo. Todos los días, durante esa semana que el joven Lionel estuvo en la enfermería, recuperándose, sus compañeros fueron a visitarlo.

Le llevaron comida, dulces, o, incluso, jugaron videojuegos allí, con él.

Las clases siguieron con normalidad, aunque estaba en la enfermería, los profesores le dijeron que cuando se recuperara se pusiera al día con todas las actividades. Que de vez en cuando en el campo de batalla, o peleando contra algún Grimm, sufriría lesiones, algunas peores que otras, pero que eso no impida que su rendimiento escolar disminuya; sino lo contrario, porque así tendría más experiencia, y una nueva historia que contar.

En cuanto a Niebieski, su cuerpo se estaba recuperando mejor de lo pensado. El director Ozpin estaba sorprendido por tal proeza, y tal voluntad en el joven. Voluntad de seguir adelante, no importase la dificultad o el obstáculo que estuviera en frente.

Por lo que le dio de alta en una semana, por petición del joven Lionel; después de todo, mostraba mejoría.

***

En algún otro lugar. ...

—Oye, Ronin; escuchaste los rumores —dijo alguien entre susurros.

—¿Cuáles de todos? —respondió alguien apodado Ronin (de rasgos asiáticos), quien meditaba en el centro de la celda.

—Dicen por allí, los mismos que nos traicionaron —su seriedad era memorable—. Que ahora trabajamos para una loca inmortal.

Aquellos sujetos susurraban para que los guardias no los escuchasen. Por obvias razones no hablaban en voz alta, estaban encerrados en una improvisada prisión dentro de un búnker. Aquella base de operaciones había pertenecido a los mercenarios ordinarios, pero ahora, todo estaba echo un caos.

Los inconformistas de la "nueva administración" fueron encerrados en aquella prisión con tal de que lo consideraran.

—Quien pensaría esto —dijo alguien que estaba en la celda de al lado—. Ser traicionado por mis propios compañeros.

—A todo el mundo le pasa de vez en cuando —dijo una mujer, con burla y sarcasmo.

Su compañero de celda frunció el ceño.

—El maldito de Ladrido mato a mi hermano a sangre fría. Frente a mis ojos. ¡No pude hacer nada, maldita sea! —la ira de aquel sujeto era grande—. Lo desollare con mi cuchillo.

En eso, un guardia (armado hasta los dientes), entro.

—¡Cállense de una maldita vez! —les advirtió— Esta prohíbo hablar entre ustedes. O quieren que les cosamos la boca como se la cosí a mis enemigos.

Todos los presentes le escucharon, y como él tenía las armas, y no ellos, pues, decidieron hacerle caso... por el momento. Después de todo, atesoraban sus vidas.

—Cuando salga de aquí te arrancare las piernas —le dijo Ronin, mirándolo con ojos amenazadores.

—Pero no saldrás —corrigió—. Ninguno de ustedes saldrá de aquí con vida.

—Ya lo veremos, ya lo veremos...

***

Academia Beacon. ...

Actualmente, el director Ozpin se encontraba dando un paseo por los pasillos de su escuela, meditando en lo de aquella noche, cuando Niebieski despertó su poder. Hasta ahora no le había hablado acerca de eso, por lo que lo citaría esta misma tarde a su oficina para conversar.

DE MERCENARIO A CAZADOR - RWBY: Volumen 01 y 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora