CAPÍTULO 14.

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Cuando despertó, miro a su alrededor sin saber dónde estaba, su vista estaba nublada y no lograba reconocer absolutamente nada, esto lo asusto y alarmo; su vista, su buena, espectacular y perfecta vista le estaban fallando, ¡Nunca antes le había pasado algo como esto! Se lleno de preocupación. Alzo sus manos, trato de enfocar lo más que podía, pero seguía sin ninguna mejoría.

Cuando tocaron la puerta la puerta, se alarmo, luego escucho como esta se abría, los pasos se hicieron presente casi de inmediato.

—¡¿Quién anda allí? —pregunto, arrugando su rostro para enfocar. Solo veía siluetas borrosas— ¡Muéstrate!

—Soy Glynda, ¿puedes verme? —pregunto la profesora.

—D-No —tartamudeo, estaba asustado y muy preocupado.

—Esto es un gran problema —hizo una pausa—. Pero tengo una posible solución con tu problema... Claro, si cooperas.

—Bien, ayudare. Solo has lo que tengas que hacer para poder ver con normalidad.

Ante estas palabras, ella actuó; le dio una píldora y él la trago. Lo que Niebieski tenía no era ceguera ni ningún problema con su vista, hipotéticamente, solo era una droga que habían inyectado minutos antes de que despertara para que ayudara a desinflamarle la hinchazón en su cuerpo. Y como consecuencia, aquella droga había tenido repercusiones en él.

Los minutos pasaron, y poco a poco la vista de Niebieski volvía a la normalidad.

—¿Sabes que esto? —pregunto, revelando un dispositivo que tenía en sus manos.

—Creo que es alguna clase de detonador tipo detonador. —bromeo.

Con el ceño fruncido, y una actitud de queja por parte de la profesora, declaro:

—Pues, te equivocas —informo Glynda—. En tu cuello tienes un collar que, al presionar este botón —presiona el botón, provocando una descarga eléctrica en el cuello de Niebieski. Él grito y trato de quitárselo, pero estaba tan sujeto que no podía; el dolor era intenso y cuanto quisiera que su aura ayudara, no podía, ya que estaba siendo constantemente electrificado con una fuerte descarga, y concluyo—: pues hace eso.

—Glynda, no lo atormentes —hablo el director Ozpin desde la puerta—. Ha tenido suficiente con las heridas que tiene.

La descarga eléctrica cesa y Niebieski se soba el cuello con dolor. Mientras el hacía eso, el director entraba y cerraba la puerta en el proceso.

—Te encuentras en la enfermería de la Academia Beacon. —le informo. Luego se arqueo y pregunto—: ¿Estas bien?

—Déjame ver —toco cada parte de su cuerpo—... tuve huesos rotos, casi me desangro y creo que mis intestinos están revueltos... Si, estoy bien.

—Me alegra escuchar eso —respondió el director—. ¿Por qué usted eligió la profesión de mercenario? —interrogo sin previo aviso, para luego beber una taza de café de quien sabe dónde la haya sacado.

—Bueno, siempre he tenido una pasión intensa por no morirme de hambre. —respondió Niebieski con una ligera sonrisa en su rostro.

Ozpin por un momento estuvo de acuerdo en eso. Glynda pone una mirada en blanco por su comentario ambiguo.

—Tu sentido del humor es agradable, pero no estoy hablando de eso.

—Como ataco a un profesor, y no solo eso, se infiltro en Beacon y se hizo pasar como un estudiante..., tengo el derecho de enviarlo a una prisión ya se aquí en Vale o en Atlas, donde tendrá un trato no amable con los otros reclusos que, al enterarse de su identidad como Fantasma, querrán vengarse... eso se lo aseguro. —hablo Glynda mientras revisaba su scroll.

—Así que le tengo un trato —estuvo sereno el hombre, como si la anterior pelean entre los dos nunca hubiera pasado—, suponiendo que evada esos arduos papeleos de denuncia en su contra, así librándolo de una cadena perpetua, a su corta edad, ¿estaría usted dispuesto a trabajar para mí por el resto de su vida?

Glynda lo observó, parecía enojada, ella estaba esperando una explicación a su repentina decisión.

Fue tan directo que no hubo como aludirlo.

Con eso dicho, el director se disponía a salir, luego, dio media vuelta y expreso sus últimas palabras:

—Reconsidere mi oferta, piénselo bien. —miro a su compañera y le hizo señas para que ella lo siguiera.

Niebieski había quedado solo, en la enfermería, reflexionando. Si aceptaba el trato, podía librarse de ir a prisión, y los cargos en su contra podían ser quitados. Pero a cambio trabajaría por el resto de sus días con Ozpin... Si bien, tenía muchas ventajas este trato, y no quería pudrirse en prisión, pero sentía que el director guardaba un secreto que prontamente él estaría involucrado, le guste o no.

Dejo que esos pensamientos pasasen, y cerro sus ojos, tenía tiempo de sobra después de todo, y esta era una decisión que necesitaba pensarlo a fondo. 

DE MERCENARIO A CAZADOR - RWBY: Volumen 01 y 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora