-La historia de como llegue a convertirme en cazador es un poco confusa -relata el prota.
Aclaraciones: No soy dueño de Rwby, sus respectivos derechos a sus respectivos creadores.
Este es un fanfic sin animo de lucro.
A unos cuantos pasos de la habitación de Niebieski, se encontraba Ruby Rose, ajustándose nerviosamente el sencillo pero hermoso vestido rojo que había elegido para la ocasión.
La pequeña chica se veía bien, pero eso no era lo que más importaba en ese momento. Lo que realmente le preocupaba era la tarea que tenía por delante: invitar a Niebieski al baile como su acompañante.
Desde hacía un tiempo, Ruby había sentido que sus emociones hacia él eran algo más que simple admiración o camaradería.
Niebieski Lionel, a los ojos de Ruby Rose, era todo lo que un héroe debía ser. Fuerte, hábil, valiente... e increíblemente apasionado por las armas, igual que ella.
—El chico perfecto... —murmulló Ruby, imaginándose a los dos trabajando juntos en un taller, creando nuevos diseños, como una verdadera "pareja perfecta" en su mente.
Claro, estaba el pequeño detalle de Yang, su hermana, que también parecía tener una conexión más profunda y especial con él. Ruby lo sabía, y esa confusión solo la hacía sentirse más insegura y asustada.
Pero esta noche, Ruby no aceptaría un "no" como respuesta.
«Es ahora o nunca», pensaba mientras avanzaba decidida hacia la puerta de Niebieski.
Dentro de la Habitación. ...
Niebieski se encontraba terminando de ajustarse la chaqueta de su elegante traje, mientras se miraba en el espejo, e inspeccionaba su nueva apariencia.
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Su cabello gris, que antes era largo, ahora estaba corto, cuidadosamente peinado hacia un lado, dándole un aspecto mucho más pulido, sofisticado y a la moda. No era algo que hubiera elegido por voluntad propia, pero las malditas manos mágicas y estrictas de Coco habían hecho lo suyo.
—No puedo creer que me haya cortado el pelo... —murmuró para sí mismo, resoplando con resignación.
Antes de que pudiera continuar su queja interna, escuchó un suave pero firme toque en la puerta.
Al abrirla, se encontró con Ruby, parada allí, un tanto nerviosa, pero con una sonrisa decidida en su rostro. Vestía un vestido rojo que resaltaba su tez clara y esos brillantes ojos plateados que siempre parecían llenos de energía. Sus ojos plateados brillaban como siempre, pero al verle, se quedó congelada en su lugar, con la boca entreabierta.
—¿Nie...? —dijo en voz baja, casi como si no estuviera segura de que él fuera realmente él.
Niebieski parpadeó, extrañado por la reacción. Ruby lo miraba como si estuviera frente a un extraño.
