Todo inicia por la entrada de Santiago Petrov a Sycorax, empresa de investigación científica dedicada a la anatomía de los representantes. Fundada por ONU en 1950.
ONU le pidió la ayuda de crear una solución a sus dolores provocados por sus territor...
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Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito.
Alicia había logrado escapar, huyó a Santa Fe desde San Lorenzo. El viaje no era muy largo, tardaría un poco más de una hora en carretera. La noche era el mayor factor, era un problema, pero eso no quitó que lograra llegar a los límites de la ciudad.
Todo estaba cerrado, pero aún la ciudad continuaba en movimiento. No conocía mucho el sitio así que temerosa tuvo que detenerse para preguntar un lugar donde pudiese pasar la noche. Afortunadamente, una pareja adulta le indicó un motel donde podría alojarse por una noche y no era muy costoso.
Cerró la puerta de madera tras ella, colocándole el pestillo. Soltó el bolso de su notebook sobre la cama y caminó hacia el baño anexo a la habitación con una cama matrimonial, dos mesas de luz a los laterales y un televisor colgado en la pared del frente. Encendió la luz del baño y notó una ducha con un lavabo, un espejo y un retrete. Lo necesario e indispensable en un sitio en el cual pasaría una o dos noches. Se miró en el espejo mientras deshacía el nudo del pañuelo detrás de su cuello. Lo colgó en una percha a un lado de la puerta y se quitó los guantes negros para dejarlos en el pequeño hueco del botiquín a su frente.
Miró su cabello un poco enmarañado, sus ojos cansados y su rostro totalmente pálido. Su corazón aún latía acelerado a pesar de haber pasado casi dos horas desde que salió de San Lorenzo. Abrió la canilla del grifo y mojó repetidas veces su rostro con el agua fría. Intentó calmarse y tranquilizarse.
¿Quiénes eran ellos? ¿Por qué me estaban persiguiendo? ¿Qué había hecho? ¿Qué sabían? ¿Podían estar siguiéndome por ser miembro partícipe de Annonymous? No. No tiene sentido. De ser así, Víctor también estaría siendo seguido. ¿Entonces qué? ¿Era el FBI?
Volvió a negar con su cabeza.
Tampoco. ¿Por qué me seguirían? El hackeo a las Naciones Unidas fue hace unos días, y ese auto llevaba semanas asechándome. ¿Tal vez por Horus?
Las únicas personas que sabían de Horus eran Daphne, y dos personas de Annonymous a las que pidió ayuda para trabajar con la inteligencia artificial del programa. Automáticamente descartó a su amiga. Tenía que ser uno de aquellos hackers de la misma comunidad. ¿Entonces están buscando a Horus?
Era posible.
Cerró el grifo de la canilla y tomó la pequeña toalla colgada en el tubo de manos. Secó su rostro mientras intentaba analizar todo. Todo esto era irreal, un sueño o parte de una película de Hollywood. No era posible que esto fuese real.
Caminó a la cama y tomó el bolso de su notebook para tomar su teléfono en manos. Estaba apagado. Observó su reflejo a través de la pantalla negra por unos extensos segundos.
Si encendía el celular corría el riesgo que la localizaran. ¿Pero podían hacerlo?
Prefirió no encenderlo. Mañana conseguiría un número de teléfono nuevo para eliminar sus sospechas. Lo mismo debería estar ocurriendo con su notebook. Pero era un poco más fácil desviar la atención con una VPN y conexiones aleatorias de redes públicas o de sitios como las Bibliotecas, bares o cafeterías.