PROLOGO | Предисловие

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El peor pecado hacía nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad

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El peor pecado hacía nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad.









Su corazón acelerado corría tan rápido como sus pies lo hacían. Su respiración acelerada mientras trataba exhalar e inhalar aire al mismo tiempo. Su mirada ligeramente borrosa no le permitía ver más allá de una salida entre aquellas calles sudafricanas debido a sus lentes, se habían caído tan pronto comenzó a correr escapando de aquella persona que estaba tras ella.

Se oían sus pasos acelerados sobre el asfalto, la lluvia caía de forma incesante sobre las calles, camuflando de cierto modo sus pisadas apresuradas. Su cabello blanco como la nieve y ojos celestes como las profundidades del océano. Su uniforme de oficina, similar a una ejecutiva de alto rango, estaba totalmente empapado. Sus zapatos con tacón comenzaban a dolerle severamente en toda la extensión de su pie, pero mucho más sus talones.

Se detuvo en seco cuando, de pronto un coche todoterreno de color olivo se detuvo justo frente de ella. Cortándole el paso por completo, sobre la misma habían alrededor de siete sujetos portando armas de alto calibre, sus rostros totalmente cubiertos para no ser identificados, sin embargo, fue capaz de observar sus enfurecidos ojos negros que atravesaron por completo su pecho.

Retrocedió en sus pasos, intentando correr en la misma dirección a la que había estado corriendo. Sin embargo, las armas recargarse helaron su sangre y su cuerpo se paralizó por completo. Abrazó el portafolios negro que llevaba en manos, aferrándose a él como si fuese una acorazada que podría detener las balas inminentes que iban a lloverle encima. Sus ojos se precipitaron y con rapidez lágrimas comenzaron a escapar de sus ojos.

Pronto se encontró con las balas corriendo en su dirección de forma brusca. Todo se volvió de un color rojo carmesí, sus oídos captaban los casquillos de balas cayendo al suelo y rebotando sobre el mismo. Su cuerpo se derribó sobre el asfalto, sus portafolios totalmente perforado con decenas de balas que lo habían atravesado de lado a lado, y como consecuencia aterrizando sobre el cuerpo de la peliblanca.

El coche aceleró, huyendo de aquella escena del crimen mientras sus asesinos gritaban y festejaban su reciente muerte. Su sangre comenzaba a mezclarse con la lluvia y la suciedad del asfalto, corriendo junto a la misma hacia el borde de la acera, donde el agua corría como un río violento, llevándose su sangre y agua sucia.

Los vecinos alertados por los disparos salieron de sus departamentos y edificios, intentando saber qué es lo que había sucedido. Y pronto se encontraron con una escena desgarradora, un cuerpo sobre el suelo, con heridas de bala en todas partes, su cabello blanco enmarañado, su portafolio a su lado totalmente destrozado. La sangre escapaba de su piel como si alguien se hubiese olvidado el grifo del agua abierto.

Las noticias alrededor del mundo hablaban sobre el reciente suceso, todos estaban totalmente heridos y preocupados.

—En otras noticias, se ha hallado el cuerpo de la representante de UNICEF muerta en Pretoria, Sudáfrica alrededor de las dos y media de la noche. Se sospecha que los causantes de tal asesinato, fue debido a una de las guerrillas que actualmente luchan contra el gobierno sudafricano —comenzó a narrar la reportera. El rostro de varios compañeros se desfiguró por completo, eso explicaba por qué UNICEF no respondía a sus llamadas—. La representante se encontraba de viaje y voluntaria para la organización, Save the Children, cuyo proyecto se estaba enfocando en los asentamientos pobres del país. Seguiremos informando.

Los rostros de varias personas en la sala aquella estaban más pálidos de lo que deberían, incluso portaban ligeras lágrimas que se asomaban por sus ojos. México observó a su lado, viendo a USA. Este lucía como si le hubiesen arrancado una parte de su alma y como consiguiente, había visto un fantasma. Se levantó de su asiento, evadiendo los llamados de Perú a sus espaldas. Cerró detrás de sí mismo con un tosco golpe que retumbó por toda la habitación.

—ONU necesitará saber que UNICEF ha muerto. —la voz profunda de Argentina resonó, llevándose la atención de cinco personas a su alrededor.

—Yo creo que ya lo sabe. —musitó Rusia.









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Esta parte ha sido republicada debido a los problemas que me generó Wattpad con desordenar capítulos y duplicarlos

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En fin...

Espero que les haya gustado, de ser así no olviden dejar un like o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo.

Nos vemos.

—Homicidal_Bloody

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