35 | Трейнта и Синко

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Mejor que con palabras la sinceridad se muestra con acciones

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Mejor que con palabras la sinceridad se muestra con acciones.


 









El susurro suave y los murmullos atropellados entre sí se reunían en su oreja derecha como si un espíritu estuviese intentando persuadirla. Los ojos de Alicia se abrieron de golpe y en un seco movimiento, se levantó hasta sentarse, entonces las voces que oía en su oreja cesaron de inmediato. Observó a su alrededor y se percató que se encontraba en su habitación. Su pecho subía y bajaba con rapidez totalmente exaltada. Llevó su mano a su frente y sintió el sudor que le cubría la piel. Miró por el inmenso ventanal a su costado y percibió la mañana asomándose por las cortinas corridas. El sol entraba a través del cristal con unos tonos amarillos y naranjos, el cielo había sido súbitamente pintado de los mismos colores y dejando de lado el celeste profundo que reinaba.

Su cabeza le dolía un poco. No tenía ni la más remota idea de qué había sucedido antes con ella, todos se tornó rojo y sintió como si se hubiese inhibido del mundo real en cuestión de segundos. Lo único en lo que sí estaba segura era toda la información que vino a ella como si le hubiesen arrojado un archivo ultra confidencial a la cara.

Se había enterado que no sólo poseía una célula eslava en su cuerpo, sino que también había sido inyectada con algún antídoto que su padre había creado. Se halló con datos sobre UNICEF asesinada y quien sabia de ella, quien llevaba una investigación en torno a su vida. Se había enterado que Anarchy fue creado por la URSS, como consecuencia sus hijos fueron parte de ella.

En resumen, ella lo sabía prácticamente todo.

Todo lo que FBI sabía, tenía y guardaba en perfecto cuidado. Ella lo sabía.

Giró su atención hacia la mesa de luz y allí se encontró con un ramo de rosas gigante, sobre la misma había una carta blanca con detalles en dorado. Alicia frunció el entrecejo confundida, agarró el ramo de rosas rosadas y con la restante tomó la pequeña tarjeta.

"Siento mucho como te traté ayer, me dejé llevar."
"También siento no poder disculparme en persona, сладкий.* Si esto no te convence, pídeme lo que sea y lo haré."
"Espero puedas entregarme tu perdón."
"Atte: Rusia."

Inconscientemente una inmensa y enorme sonrisa se esbozó en su rostro al leer las pequeñas palabras que había en aquella sonrisa. Sintió su corazón saltar dentro de su pecho del mismo modo que un pequeño conejo, percibió como si se formara un hueco en su pecho y la felicidad comenzara a esparcirse por todo su cuerpo hasta comenzar a escapar por cada poro de su piel. Observó las rosas en su mano y las llevó hasta su nariz, inhalando lo suficiente hasta inflar sus pulmones. Sintió el aroma ingresar por sus fosas nasales y soltó un suspiro de satisfacción al sentir el agradable olor que emanaban.

Tomó la carta en manos y la volvió a leer hasta percatarse de la palabra en ruso. Frunció el ceño al no ser capaz de poder leerlo ni traducirlo. Colocó la tarjeta sobre su mesa de luz y se levantó de la cama con el ramo perfectamente bien cuidado y hecho para dejarlo sobre su escritorio. Salió de su habitación asomándose por el pasillo, observó a ambos lados como si corroborase que no había moros en la costa para después salir de su cuarto en dirección a la cocina y así colocar las rosas en agua para que no muriesen al poco tiempo.

—Buenos días —habló FBI desde la sala, Alicia se paralizó en sus pisadas y se giró sobre sus talones para ver al peliblanco tomándose una taza de café y caminando hacia ella con una tableta en manos. Alzó una ceja con curiosidad al ver la deslumbrante sonrisa poco disimulada que llevaba en la cara—. ¿A dónde tan sonriente?

Alicia le miró y sus ojos verdes brillaron en un sutil titileo como si de ese modo derrochara kilos de felicidad que no podía contener en su cuerpo. FBI le devolvió la sonrisa un poco confundido y al mismo tiempo muy curioso ante su semblante tan sereno y feliz.

—¿Y rusia? —preguntó Alicia retomando su andar en dirección a la cocina y buscó una jarra de cristal de las alacenas de arriba. FBI le miró en silencio y expectante a sus acciones.

—Salió muy temprano, tenía una junta muy importante con el gobierno —comentó FBI y colocó la tableta sobre la encimera—. ¿Qué haces?

—Nada. —respondió y comenzó a caminar en dirección a su habitación con la jarra en manos. FBI le siguió las pisadas.

—No parece ser nada —respondió FBI y ella se detuvo frente a su puerta para girarse sobre sus talones y verle con una espléndida sonrisa mostrándole una hilera de dientes. El federal alzó un poco más su ceja con curiosidad—. ¿Qué vas a hacer con la jarra?

—Nada. —volvió a responder y tomó el pomo de la puerta para abrirla.

—Ok, ¿Qué has roto? —interrogó FBI con un semblante serio al percibir el actuar extraño de Alicia, estaba claro que estaba ocultando algo.

—¿Por qué asumís que rompí algo?
FBI no respondió, simplemente le observó con un semblante incrédulo como si jactara de aquella pregunta hecha por al azabache. Ella notó la mirada suspicaz del federal encima suyo y le dio la razón. Era propensa a cagarla y romper cosas con mucha facilidad, pero no era el caso.

—¿Qué escondes? —volvió a preguntar FBI dando pasos lentos hacia ella.

—Es para poner unas flores en agua, rompe pelotas de mierda. —finalmente confesó Alicia y el contrario frunció el entrecejo con extrañeza. ¿Qué flores?

—¿Flores? ¿Tú de dónde sacaste flores? —cuestionó y Alicia le miró esbozando una sonrisa mucho más inmensa. Entonces el peliblanco cayó en cuenta al instante que procesó la misma pregunta que él mismo había hecho—. Rusia...

Alicia abrió la puerta y se encerró en su habitación dejando al peliblanco intentando contener sus ganas por lanzar la taza de porcelana por la ventana que llegaría volando hasta el parlamento ruso y le terminaría dando en la cabeza al eslavo. Cerró los ojos y trató de calmarse mientras se giraba sobre sí mismo y comenzaba a cantar una canción en inglés como método de relajación.
Caminó en dirección a la cocina, bebió lo último que le quedaba de café en su taza y la colocó a un lado de su tableta. Agarró la misma y caminó en dirección al sofá de la sala, observando la pantalla del mismo. Su equipo de investigación había notificado que habían sufrido un ataque intensivo en todos los servidores y hubo un masivo robo de documentos clasificados y ultra confidenciales que sólo él y la ONU conocían.

FBI notificó que esto debía ser obra de Alicia en tanto sufrió una evolución a Anonymous en donde lo torturó como si le hubiesen prendido fuego con antorchas. ONU y OMS supusieron que ser una organización no gubernamental de hackers cibernéticos también incluía el poder robar, sustraer y adquirir información de las demás organizaciones sin la necesidad de hacer nada. FBI no estaba seguro si esa habilidad era voluntaria o involuntaria, no estaban de acuerdo si ella podía controlar aquello.

Sin embargo, Alicia debía aprender a manipularlo y controlarlo antes de que eso ocasione una situación peligrosa o acabar en una catástrofe. Por otro lado, FBI no estaba seguro si ella sabía y era consciente de toda la información que robó de sus bases de datos o, si aquello iba a parar algún lado. O si ella no lo recordaba. En cualquier caso, debían mantener a Alicia bajo una extrema vigilancia y control para evitar otra situación como esa. Ya había atentado contra la vida del representante del FBI y atacado de forma impresionante sus servidores. Nada bueno podía salir de ahí.

Por otro lado, la persona que Alicia había dicho ver resultó ser Jasha Volkov. Un joven chico que tenía historiales de robo cibernético y atentado contra la paz en vía pública. Investigando un poco más de cerca, resultó ser un joven chico que fue partícipe de Anonymous y perseguido por el gobierno ruso debido a una filtración de doscientas gigas de datos que nadie sabe dónde han ido a parar.

Alicia se asomó por el pasillo y caminó con pasos tranquilos hacia la cocina con la intención de prepararse unos mates como desayuno. Tomó la pava eléctrica en manos y la colocó bajo el grifo de la canilla para después abrirla. Los ojos de la azabache se fijaron sobre el federal que observaba la tableta con un ceño fruncido mientras analizaba sus pensamientos. FBI notó el peso de su mirada por lo que alzó la vista hasta devolverle la expectación en silencio. Percibió sus ojos verdes con aquellos aros rotar alrededor de su iris con calma y parsimonia.

—Alicia. ¿Sabes qué pasó ayer? —interrogó FBI y le vio cerrar el grifo del agua para volver a poner la pava eléctrica en su base y encenderla.

—Sí.

—¿Sabes todo?

—Sí.

La sala sucumbió en un silencio perturbadoramente tétrico, el único sonido era la pava calentándose. Los ojos de ambos estaban clavados sobre el otro como si se tratase de una competencia de mirada y el que perdiera moría ahorcado. FBI desvió su atención y dejó la tableta sobre el sofá para después levantarse de su asiento y comenzar a caminar hacia ella con pasos lentos.

—¿Te hice mal?

El peliblanco le miró, deteniéndose en su andar. Los ojos de ella parecían arrepentidos y dolida al recordar que le había hecho agonizar del dolor. Él suavizó su mirada y le mostró una suave sonrisa, intentando tranquilizarla.

—No te preocupes por eso —le respondió y ella desvió su atención para quitar la pava eléctrica de su base. Tomó el termo sobre la encimera y comenzó a verter el agua caliente dentro. Podía palpar con facilidad el arrepentimiento de la azabache—. ¿Cómo manipulaste las cosas ayer?

—No sé. Me quedé paralizada y todo empezó a chillar, y después apareciste vos. —le respondió dubitativa, tampoco tenía idea cómo había hecho aquello.

—Supongo que una de tus cualidades es la manipulación de todo aquello que posea una red o tecnología. En consecuencia, las organizaciones también.

—Capaz que sí. —respondió Alicia y colocó la tapa del termo para después voltear a verle, notando la mirada pensativa del federal.

—Hagamos una prueba. Mira el televisor y enfócate solo en eso. —le pidió FBI y ella accedió colocando su mirada sobre la pantalla apagada del Smart.

FBI le miraba con suma cautela, intentando no perderse ningún gesto ni acción proveniente de sus ojos rodeados por aros. Pocos segundos después el televisor comenzó a parpadear apenas perceptible. Los ojos de Alicia brillaban con normalidad, pero los aros parecían alternar sus velocidades entre sí. Entonces el SmartTV se encendió mostrando un canal aleatorio. Alicia se asustó al oír el volumen tan alto del televisor y sus ojos brillaron por unos pocos segundos, bajando los desniveles prácticamente de forma telepática.

—A ver, coloca Twitch.

—¿Cómo sabes que existe Twitch?

—Soy FBI.

—Ah, sí cierto.

Alicia intentó pensar en poner un directo resubido de algún canal que seguía y no tardó mucho en colocar un directo de Auronplay transmitido el día de ayer.

—Ahora el microondas, haz que suene —le pidió FBI girándose sobre sus talones. Ella se volteó y fijó su atención en el microondas encima de la encimera. Sus aros alrededor de sus ojos detuvieron la alternación de velocidades para comenzar a girar de forma normal—. Muy bien, ahora sabemos que solo manipulas aquello que posea conexión a internet o una red.

—¿Y eso es bueno o malo?

—Honestly, I have no idea. (Honestamente, no tengo ni idea.)










 

Capitulo editado

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Capitulo editado.


En fin, ya tengo más o menos definida la idea final del libro así que prepárense 

En fin, ya tengo más o menos definida la idea final del libro así que prepárense 

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Espero que les haya gustado de ser así no olviden dejar un like o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo.

Nos vemos.

—Homicidal_Bloody

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