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Violeta.
Estaba sentado en el sillón, vestía de negro de pies a cabeza, tenía un vaso de Whisky en la mano, en la otra sostenía el látigo.
En la cama había esposas, juguetes sexuales. Tomó una pequeña bolsa y me la extendió.
Saque el contenido; es un conjunto de lencería en encaje negro con rojo.
—¿Qué quieres esta noche? ¿Un Baile?
Ríe con malicia — Quiero que esta noche me dejes ser pervertido. ¿Aceptas?
Violeta.
No sabía qué responder, siento miedo, las palabras de Jini llegaron a mi cabeza. A August le gusta hacer cosas raras.
Sin responder, clavé los ojos en los objetos que había en la cama —no soy experta en esto.
La toma por la espalda, acaricia sus pechos, le susurra al oído —¿Quieres? De solo imaginarte amarrada a la cama con la lencería puesta, mi pito se pone duro.
No tengas miedo, juro que seré delicado, no haré nada extraño, solamente sentirás placer. Te recuerdo que anoche metiste un par de dedos en mi trasero; lo disfruté.
—¿Está bien?
Me tenía abrazada por la espalda, acariciaba mis pechos. El roce de sus manos hace que se estimulen mis deseos.
Fue en mi intimidad, tiene dedos mágicos, da en el punto exacto. Una deliciosa electricidad empezó a recorrer mi cuerpo.
—Póntelo, muero verte con él.
Me puse la lencería, las bragas dejan mi intimidad y los pezones a la vista.
Esta noche me solté, salí del baño envuelta en un sensual baile, le quité el látigo, azote sutilmente sus piernas.
Empecé a bailar en su regazo, me arrebató el látigo, lo metió en mi entrepierna frotándolo en mi intimidad, lo deslizó por el vientre. Cuando llegó a los pechos, le dio pequeños azotes a mis pezones, lo que provocó que lanzara quejidos.
Me llevó de espalda, le dio un par de latigazos a mi trasero, lo apretaba, al tiempo le propinaba pequeños mordiscos .
Me senté en su regazo, frotaba mi intimidad, podía sentir el endurecimiento de su pito entre ellas.
Las bragas tenían una abertura, justo en la entrepierna, metió un par de dedos, mis jugos empezaron a fluir, era demasiado placentero el movimiento de estos.
