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Jini
Envíe a la Diabla para que atienda a ese infeliz. Ho-seok fue a recoger a Violeta para llevarla a un lugar seguro. Estaba en el anexo con las chicas. Siento que en cualquier momento esto se va a salir de control; afuera hay más de diez hombres. . . . .
Jeon
Después que la dieron de alta a Violeta llamé a Ho-seok para que nos recogiera. Había momentos donde reflexiono, ¿qué estoy haciendo? ¿ Porque estoy aquí cuando jure no volver a buscarla, cuando estoy bien con Yun-Geom. ¿Por qué el solo hecho de saber de ella hace que mis sentimientos se revuelvan?
Violeta ya no me ama; dejé de ser importante en su vida. Después que le di detalles de la extraña llamada y las preguntas que me hizo August, su ánimo cambió, como si le diera felicidad lo que dije.
Violeta
Sabía que estaba mintiendo; las cosas que dijo se las preguntó a Jeon. Más que nunca estoy convencida de que está pasando algo. Ho-seok entra a la habitación. —No podemos salir, esperemos un momento, quiero estar seguro que nadie me siguió.
—¿Qué está pasando? ¿Cuál es el misterio?
—Ahora no puedo dar una explicación, Violeta.
—Me estoy cansando de esta mierda, ya dime. ¿De quién me están protegiendo? ¿Quién me quiere hacer daño?
—A su debido tiempo lo sabrás. . . .
Mientras tanto, en el club se siente la tensión. August camina a su oficina; está nervioso. Lo que aquel hombre ha venido a buscar no está, Violeta.
Antes de entrar respira profundo, medita un momento y empuja la puerta con inseguridad. Cuando entra, hay dos tipos; al parecer son escoltas. Aquel hombre está sentado de espalda; tiene a la diabla en sus piernas. Augusto lo saluda con cortesía. —Es un honor tenerlo de vuelta, señor.
Le habla sin darle la cara. —Miento si digo que no extraño este lugar, se siente bien cada vez que vengo, aquí puedo hacer cosas que afuera no, entre eso. —Le besa el cuello a la diabla: —Jugar con mis hermosas niñas.
—Siempre será bienvenido, aunque no hay muchas chicas nuevas últimamente.
—El negocio está quieto, no estoy enfocado en traer mercancía nueva—Le habla a la Diabla—Déjanos solos—Besa su espalda—En esta ocasión mi visita no por placer.
Le hace una reverencia. —Está bien señor, nos vemos. Es un honor contar con su presencia. —Se dirige a August. ¿Me necesitas para algo más?
—No, puedes irte.
Hay un tensante silencio en el lugar.
—¿Estás listo mi encargo?
Respira profundo. —No, Señor.
—¿Cómo que no?
—El día que me llamó no supe cómo decirle. A esa chica se la llevaron
—Pasaron cosas, señor. Su novio pagó la supuesta deuda; no tuve excusas para retenerla. Al no tener noticias de usted pensé que solamente le interesaba el dinero.
El hombre empuña su mano y frunce el ceño. —¿Por qué no lo dijiste el día que hablamos?
—Quería hacerlo personalmente, señor.
—Casi tres años en esto para salirme con esta explicación absurda.
—Hace tres meses el novio de esa chica entró al club con otro cliente. En uno de sus shows la reconoció. Llego a un acuerdo conmigo, pagó el resto de la deuda, se la llevó.
—¿De aquí a cuando eres mentiroso, August Dipont?
—¿No estoy mintiendo? Puedo darle evidencias que comprueben lo dicho.
El hombre da media vuelta; chasquea los dedos. Uno de sus escoltas le entrega un portafolio, saca un sobre—Siéntate—August se sienta enfrente, este le extiende el sobre—¡Mira su contenido!
Cuando lo saca, queda frío. Son fotografías de él con Violeta. De sus viajes, momentos con ella y su familia.
—Lo siento, señor, nunca me dijo qué hacer con ella, así que la convertí en mi dama de compañía.
Ríe—No me creas estúpido. ¿Dama de compañía? Fuiste a conocer a su familia; la llevas a viajes de placer y planes románticos; un detalle más; vives con ella, en tu casa…
—Únicamente dio instrucción de que mandará a esos hombres a su casa para amenazarla a ella y su familia, hacerle pensar que su padre tenía una deuda conmigo, y retenerla.
—Exactamente, retenerla, no que te enamoraras de ella como un adolescente de quince años.
—No me enamore, simplemente la tomé como mi dama de compañía.
—Sigues mintiendo ¿Dónde está?
—Ya le dije, está con su novio; este se la llevó.
—Eres un hijo de puta mentiroso. ¿Cómo te atreves a mirarme a los ojos y seguir mintiendo? Sé que anoche estuvo aquí.
—El novio se la llevó, señor.
—Se la llevo porque se la entregaste; ahora mismo se encuentra en una clínica. ¿Así de enamorado estás que preferiste perder la cabeza antes que entregármela?
—Sucedieron cosas y situaciones entre los dos. Le repito, nunca dijo qué debía hacer con ella.
—Dije que la retuviera, que la trataras bien, como a una reina, que la cuidaras, que le dieras privilegios, que no se mezclara con las demás. Pero hiciste lo contrario.
Te enamoraste de ella, la convertiste en tu mujer; más que privilegio, dejaste que bajara al anexo, se mezclara con las otras, e incluso la Diabla conoce su rostro.
—Lo siento, señor, las cosas que sucedieron no las esperaba. Nunca supe su propósito; sí hubiese dicho anticipadamente, no me enredo con ella en ninguna de las situaciones. —Se levanta con una mirada fría y desafiante: —Ahora no puedo, ni quiero entregársela. Esa mujer es mía, sobre mi cadáver se la lleva. Haga conmigo lo que tenga que hacer, pero a Violeta y su familia no le sigue haciendo daño.
El hombre chasquea los dedos; los dos guardaespaldas se van sobre August, lo someten. —Acabas de firmar tu sentencia de muerte, pedazo de mierda.
—Lo sé y no me interesa
—Vaya, al parecer tienes sentimientos, pensé que eras un perro insensible. Lástima que tu sacrificio sea en vano.
—¿Qué quiere decir?
. . .
Al no tener repuesta, Ho-seok sale del hospital con Jungkook y Violeta. —¿A dónde me llevas?
—A un lugar seguro
—Me asusta, necesito saber que pasa.
Ho-seok se pone alerta, alguien lo viene siguiendo. —¡Mierda! No me gusta para nada esto —acelera; cuando cree que ha perdido de vista el auto, otro se les atraviesa; casi choca.
Varios hombres armados les apuntan.
Violeta llora: —¿Qué está pasando?
Jeon golpea el asiento: —Acelera, o van a matarnos.
—Demasiado tarde, si aceleró, ninguno de nosotros saldrá vivo.
Abre la puerta; los hombres los sacan del auto, lo sube a otro. . . .
Mientras tanto,
Jini está preocupada; no sabe qué está pasando en la oficina y Ho-seok no contesta su celular. Está empezando a imaginarse lo peor. La diabla le habla: —¿Qué haces aquí metida? No me digas que Chanell te echó.
—¿Ese hombre aún está en la oficina con August?
—Supongo, ¿por qué tienes esa cara?
—August puede estar en peligro.
— ¿Por qué lo dices?
Jini no confía en la diabla, así que prefiere callar. — ¿Qué cosas te pregunto?
La diabla baja la cabeza. —Muchas cosas, sobre todo de Chanell.
—¿Qué le dijiste?
Se pone nerviosa; aprieta sus manos. —Sabes que no puedo mentirle, le tengo mucho miedo, las cosas que dije no fueron con el fin de perjudicar a Chanell.
Cada vez que lo tengo cerca mi cuerpo tiembla, como la primera vez que lo conocí, cuando me arrancó la inocencia.
—¿Qué le dijiste?
—Qué conozco el rostro de Chanell, de los viejes que hizo con August, las clases que tomamos con ella. Mi intensión no es dañarla, pero las preguntas me las hizo como si supiera las respuestas.
. . .
La escena en la oficina de August no es alentadora. Los guardaespaldas lo amarraron a una silla; le propinaron una golpiza.
—Ya déjenlo, quiero que este consienta cuando lleguen los invitados especiales.
August tiene el rostro golpeado—¿Por qué hace esto? ¿Qué mal le hizo esa chica y su familia?
—Lo mismo que hiciste. Morder la mano que le dio de comer.
He cumplido mi parte. Alguien más se encargará de ustedes. ¿Adivina quien viene en camino? — Golpea el hombro de August. —Que sea una sorpresa —ríe—. No me corresponde terminar este trabajo… Espero que en tu próxima vida aprendas a no traicionar a quien te tiende la mano.
Augusto le escupe la cara: —Maldito infeliz, espero que se pudra en el infierno.
—Antes que suceda te enviaré a ti y a tu noviecita.
Se marcha
Media hora después, la puerta se abre abruptamente. Los hombres que abordaron a Ho-seok junto con Violeta y Kook llegan con ellos.
Cuando Violeta ve a August amarrado y golpeado, se desploma en el piso. — Llora con desespero—¿¡Qué te hicieron!? ¿Qué está pasando? — Rueda por el suelo hasta llegar a él—¿Qué está pasando? ¿Por qué están haciendo esto?
Ho-seok lo mira con lástima. — Lo siento, hermano.
Jeon
Estaba asustado, hasta casi mojar los pantalones. Era aterrador lo que estaba viviendo. No tenía idea de lo que estaba pasando, pero hay algo más. August estaba golpeado; había dos hombres de gran tamaño detrás de él. A Ho-Seok y a mí nos amarraron. Violeta seguía tirada en el suelo, lloraba con desespero, tenía la cabeza recostada en las piernas de August; empecé a ver el gran amor que siente por él.
—¿Por qué nos hacen esto?
August habla con dificultad: —Perdóname, mi amor. Perdóname por no protegerte.
Violeta
Era terrorífico y confuso. Verlo golpeado y amordazado en esa silla partió mi alma en dos; mis miedos estaban carcomiéndome. ¿Porque hacen esto?
En cualquier momento íbamos a morir; se podía percibir el olor a muerte en el lugar. Después de un tiempo, a Kook y a mí nos llevaron a la que era mi antigua habitación. Nos esposaron espalda con espalda en el tubo de pole que hay en este. . . .
August
Hace dos años recibí una llamada de mi "protector". A este hombre le debo casi todo lo que tengo; sin su ayuda no lo hubiese logrado. Me encargo uno de los muchos trabajos sucios que he hecho para él. Después de contarme un poco sobre la muerte del padre de Violeta, prosiguió a hablarme de su plan. Llegar a su casa, amenazarlos con la excusa de que su padre estaba en deuda; el resto de la historia la conocen.
Cuando llego aquí paso la magia, me gustó, quedé perdido en ella. Después de hacer aquel baile, me enamoré; el sentimiento desconocido llegó e invadió mi corazón.
Creí que su llegada a este lugar no tenía ningún propósito, pero está pasando lo contrario. Su llegada a este club tiene una oscura y perturbadora verdad. La llegada de ese hombre a mi vida también la tiene. Lo que dijo una vez Violeta; a este club únicamente llega la basura de la cuál ese infeliz quiere deshacerse.
Duele saber que no puedo hacer nada por salvarla; por salvar a su exnovio y a mi amigo Ho-seok, estamos destinados a morir.
De aquí nadie saldrá vivo. La única que puede salvarnos es Jini; nuestras vidas están en sus manos; espero que su plan no falle, o llegue demasiado tarde.
La puerta volvió abrirse.
Llega el invitado especial. Al que estaba esperando con ansias, lástima que me encuentre en estas condiciones. Moría por meterle un tiro en la cabeza a penas pusiera un pie en este lugar. Es él miserable, el encargado de labrar el destino de Violeta. Entro por aquella puerta a paso lento, haciendo un recorrido por el lugar, en silencio.
El extraño le habla a los guardas: —Salgan, déjenme a solas con esta basura. —Se agacha para quedar a la altura de August. —Qué mala decisión tomaste, te metiste con las personas equivocadas, con sus cosas, en sus asuntos.
Te pusiste a jugar a la pareja feliz con una mujer ajena; grave error de parte, firmar tu sentencia de muerte tan estúpidamente al mezclar los negocios con placer, una peligrosa combinación.
Un pedazo de mierda como tú, desecho de la sociedad, ni siquiera tus padres te quisieron al dejarte tirado en aquel orfanato como la basura que eres. ¿Cómo te atreviste a tanto? Poner los ojos en una mujer como ella.
August ríe: —Las únicas basuras y pedazos de mierda son tu padre y tú. Ahora quieres venir a dártelas de redentor, cuando eres el autor de sus desgracias.
Hacerle esto a una mujer que no te ha hecho nada, dañarla a tal punto, pasaste por encima de tus propios valores; pensé que eras diferente a la basura de tu padre, pero resultaste ser peor.
Secuestrarla, encerrarla en este lugar, hacerle creer que su padre era el peor hombre del mundo, manchar su nombre.
Un hombre que te abrazaba y admiraba llegó a considerarte igual que un hijo más. Dime; ¿Quién es una mierda, una basura?
Violeta, me hablo de ti, de su mejor amigo; aunque nunca mencionó tu nombre, sé quién eres, lo que significas en su vida. Kim Namjoon.