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Jeon
Esa noche mi alma quedo destrozada. ¡Maldita sea! No puedo seguir con esta farsa, fingiendo que todo en mi vida está bien cuando pongo un pie en casa. Desde que Violeta se fue, nada volvió a ser igual: el día que se perdió también me perdí, el día que volvió también volví, pero definitivamente acabo de perderla para siempre. No quiero llegar a los treinta, seguir aferrado a un pasado, a una persona que no está; se fue, nunca más regresó. Esta noche estaba decidido; llegué dispuesto a sacar a Yun-Geom de mi vida. No puedo ser egoísta y falso con ella. Esta noche le dije adiós a Violeta; también le diré adiós a esta farsa. Lo único bueno que puedo rescatar de mi relación con Violeta son los recuerdos, los momentos vividos a su lado. Será difícil olvidarla, pero intentar es el primer paso. Lo único bueno que puedo rescatar de mi relación con Yun-Geom es ese hijo que viene en camino; espero que mi decisión no complique las cosas. Violeta tiene razón; con ella no seré feliz; Simplemente, no es mi felicidad, no la amo; un hijo no puede atarme a alguien con quien no me siento bien. Salió de la habitación cruzada de brazo, con una actitud desafiante.
—Antes que digas cualquier cosa, hagas algún reclamo. Sí, estaba con Violeta, pasé la noche con ella.
—Ni siquiera tienes que decirlo, es obvio.
—No la veré más, lo que un día sintió por mí se acabó, se enamoró de otro hombre y nunca más volverá a amarme… En su vida pasaron cosas que lo cambiaron absolutamente todo, incluyendo los sentimientos hacia mí. Esta noche decidí y decidió decirme adiós para siempre.
—Eso dices ahora, pero apenas tengas oportunidad sales corriendo detrás de ella; así pasarás la vida. Y yo viviré detrás de ti, luchando con la sombra de Violeta; en parte, ella tiene razón. Soy la única que ha vivido arrastrada detrás de ti. Estas conmigo para olvidarla, nunca me he sentido amada, soy la única que le ha apostado sus sentimientos a esta relación, pero sigo siento una segunda opción, ese será el papel que ocuparé en tu vida.
Estoy cansada, cansada de perder la dignidad, de vivir corriendo detrás de ti, pelear por alguien que nunca ha sido mío, tratando de encajar en un corazón donde no puedo entrar, forzando algo que jamás va a funcionará, luchando contra un fantasma que niega irse de mi vida y la tuya.
—¿Qué piensas hacer? ¿Tienes una decisión tomada? Tengo una, pero primero quiero escuchar la tuya. ¿Qué has decidido?
—No quiero seguir contigo, no quiero estar aquí, mendigando amor y atención, duele.
Duele estar en el tercer mes de embarazo, que no sientas el mínimo entusiasmo; me toca ir sola a hacerme un ultrasonido, cuando la ilusión de todo padre es escuchar por primera vez el corazón de su bebé.
Duele esperar que tomes una decisión, que diga que tienes que hacer esto o aquello conmigo. Siempre tengo que ser quien manifiesta lo que quiero y tratar de convencerte para que lo hagas.
Duele ver como la amas, y me desprecias. Desde que apareció ni siquiera me pones un dedo encima; no me preguntas cómo me siento, que tal estuvo mi día, si me he sentido bien. Simplemente, no sientes absolutamente nada por mí.
Tampoco te culpó; no puedo culparte; soy la única culpable, quien se ha metido en tu vida a la fuerza, quien ha deseado que pasen cosas, e incluso en el sexo, soy quien te buscó.
Pensándolo bien, Violeta tiene razón en lo que dijo. Tiene razón al decir que soy una arrastrada, con poca dignidad. La única que creyó que un hijo podía cambiar mi relación y pasó lo contrario.
Ya no quiero esto, necesito recuperar la poca dignidad que me queda, necesito hacer mi embarazo en paz, necesito estar bien física y mental y emocionalmente por mi bebé. Por simple curiosidad ¿Qué decisión tomaste?
—La misma que tú, lo dijiste todo, no se puede seguir forzando esto. Eres una buena mujer. Mereces alguien que te ame. Por mi parte, también he tomado decisiones. No te preocupes por nada; voy a darte lo que necesitas y a mi hijo; estaré siempre para él. Me comprometo a acompañarte en tu embarazo; perdóname por ser egoísta; lo único que deseo es que llevemos una buena relación por nuestro hijo. Si no quieres vivir con tus padres, quedarte en este apartamento. Me mudaré con papá.
Una vez más, lo siento
Jeon
Esa noche dormimos en habitaciones separadas. Podía escuchar su sollozo. Sentí lástima por ella, pero no merece esto, no merece seguir alimentando iluciones de cosas que nunca sucederán, así como las estaba alimentando con Violeta. Esta noche soltamos y dejamos ir para recibir nuevas oportunidades.
Al escuchar la voz de su interlocutor, se paraliza; su habla es temblorosa. —¿A-August? ¿E- eres tú? — Hay un tenso silencio.
《¿Cuál August, babosa? Hablas con Jini. Dios, estás pelando el cobre, Violeta》
— Juro que escuche la voz de August.
《Hermana, ¡estás alucinando!》
—Creo que no vomité todas las pastas que me tragué.
《¿¡De qué mierda hablas!?》
—Casi cometo una locura, Jini—llora—Me siento mal, la tristeza me está matando, estoy desesperada, lo necesito, necesito a August. Saber que no regresará, me mata.
《¿Y tenías que tragarte esas pastas? Piensa, Violeta.》
—Jamás imaginé amar a ese hombre más que nada en la vida. El dolor, la rabia, la impotencia están acabando conmigo. Toda la injusticia que hemos vivido, ese miserable decidió sobre nuestras vidas.
《Es tiempo de retomar》 El club es un caos; eres la única persona con derecho sobre las cosas de August. Es hora de dejar de llorar y tomar las riendas de la situación.
《Lo sé》
—Cuentas conmigo y con Ho-seok; él conoce a la perfección los negocios; nos tienes disponibles en lo que necesites. .
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Al día siguiente Jini me recogió para ir al club, pero antes dejamos a mamá en el aeropuerto. Ga-ul se abraza a Violeta. —Toma buenas decisiones, hija, tienes que dejarlo ir. Te amo; cuando me necesites estaré con los brazos abiertos.
Después de despedir a mamá llegué al club. La cochera empezó a abrirse; a mí llegó el recuerdo del día que regresé a sus brazos. No sabes cómo te extraño August Dipont. Es difícil regresar a este lugar y saber que ya no estás aquí. Por primera vez desde que llegué al club, está apagado, vestido de oscuridad. Aunque el show principal es de noche, los juegos y apuestas están en función 24/7. Sentí un escalofrío en todo el cuerpo; no había vida, estaba muerto, igual que su dueño. Iba a paso lento, con los ojos llenos de lágrimas. Lo veía en todos los espacios. No quería estar aquí: sin él nada tiene sentido. Llegué al anexo; las chicas estaban alborotadas; ni siquiera la Diabla podía calmarlas.
—Necesitamos saber qué va a pasar ahora que August no está, necesitamos comer, el dinero se nos está acabando.
—Me reuniré con Jini y Ho-Seok. Cuando tengamos una decisión mandaré a buscarte.
—¿La posibilidad de cerrar el club es una de tus opciones?
—Puede ser, si la decisión es cerrar, igual les daremos solución.
Subimos
Jini y Ho-seok hicieron algunas modificaciones. Hay una puerta de seguridad antes de acceder a la parte superior. Solo ellos tienen la clave de acceso. —¿Por qué modificaron todo? No he pensado si el club seguirá abierto. Junto con August, habíamos decidido salir de este lugar y empezar una vida normal.
—Lo hablaremos después. Por lo pronto, la seguridad es importante mientras estemos aquí. No sabemos qué tenga entre manos ese infeliz; se nos puede meter en cualquier momento; sabe que estábamos aquí; no queremos tomar riesgos.
Todas las puertas las cambiamos; se hizo una salida del lado de la oficina; no vamos a tomar ningún tipo de riesgo. El enemigo al que nos enfrentamos conoce a la perfección los accesos del club.
Antes de entrar a la oficina quise ir a la que era su habitación. Necesitaba llorar, necesitaba sacar los sentimientos contrarios. Todo está impregnado con su recuerdo, dolía. Empezaron a llegar a mi mente los momentos vividos, las veces que hicimos el amor. Quiero volver a sentirte, volver a sentir tu olor, ver tu sonrisa, esa que solo yo podía ocasionar, tu mirada, tus manos acariciando mi piel, perderme en ti. Saber que no volverás duele; tener que conformarme con tu recuerdo duele aún más. Me desplomé en la cama; sinceramente, no quiero estar aquí; este lugar me hace daño, remueve mis sentimientos. Sentí un frío recorrer mi cuerpo, empecé a sentir su perfume, me aferré a la almohada buscando su olor; se sentía fresco. Me sobresalté, tiraron un conjunto de lencería roja con negro sobre la almohada, no podía voltear el rostro, empecé a sentir miedo, mi cuerpo quedó paralizado al escuchar lo siguiente.
—En vez de estar llorando, ¿Porque mejor no te pones esas bragas y me haces un sensual baile, Chanell?
