¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Seis meses después…
Violeta recibe la llamada de un número internacional. —Hola
《Violeta, habla con Namjoon.》
—Hola. ¿A qué debo tu llamada?
《Necesito pedirte un favor.》
—¿Qué sería?
《Hace algunos días decidimos contarle a Kang-Dae la verdad, le dijimos de donde proviene y quién es su madre.
Quiere conocerla》
Una inmensa sonrisa se dibuja en sus labios. —Qué bueno, la día… Yu-ri se va a poner feliz; está cumpliendo un deseo imposible.
《Lo enviaremos este fin de semana. Llegará a Seúl mañana en la tarde. Quiero que te encargues de él mientras esté allá.
No se quedará, únicamente quiere conocerla.》
—Está bien, me encargaré.
《Adiós y gracias—Cuelga》
Violeta
Esto es bueno para Yu-ri; va a morir de felicidad cuando tenga a su hijo en frente.
Al día siguiente fui con mamá y Shuno a recogerlo. Cuando esos niños estuvieron frente a frente, se dieron un efusivo abrazo entre lágrimas. Kang-Dae se quedará en casa de mi madre.
Empecé a entender que todos fuimos víctimas de la maldad y ambición de Kim Hyunwo. Fue el único culpable de las desgracias que vivimos las personas que caímos en sus manos.
Después del encuentro con Kang-Dae, llamé a Yu-ri. 《¿Qué tan ocupada estás, Cha Yu-ri?》
《Tomé medio día libre, aún estoy en el hotel. ¡Qué bueno que me llamas, necesito tener una conversación contigo!》
—Perfecto, tienes algo que Contarme. Tengo algo que mostrarte. ¿Puedo llegar enseguida?
《Por supuesto, te espero》
Llegamos al hotel.
Deje a Kang-Dae afuera. Entré a su oficina; estaba de espaldas revisando unos papeles.
—¿Puedo pasar?
Yu-ri voltea. —Claro que sí. ¿Qué te trae aquí? Sí, el hotel es de tu marido, no tienes que pedir permiso para venir.
—Ok, lo odiosa nunca se te va a quitar —Le toma las manos —Vengo a cumplirte un deseo, pero antes cuéntame lo tuyo.
—¿Cómo te digo? El genio de la lámpara. Mi deseo es complicado, por no decir imposible.
—Papá siempre decía que solo la muerte puede impedirnos hacer o lograr algo en esta vida… ¿Qué tienes que contarme?
Rie con nerviosismo. — No sé cómo decirlo.
—Solo dilo
Muerde sus uñas: —¡Estoy embarazada!.
Violeta se sobresalta: —¡Me estás jodiendo! ¡Es en serio! La —abraza — Felicidades, es maravilloso.
—Eres la primera a quien le digo.
—¿No le has contado a Whono?
—Tengo pensado hacer algo especial esta noche, soltarle la sopa. Espero no le caiga mal la noticia.
—Tendrás doble motivo para celebrar. —Vuelve a tomarle las manos. — Pide tu deseo.
—Mi deseo es imposible.
—Dime cuál es ese deseo imposible.
—Lo conoces de sobra, ni siquiera tengo que mencionarlo.
—Quiero escucharlo una vez más.
Yu-ri baja la cabeza y cierra los ojos: —Daría lo que sea por darle un abrazo a mi hijo, susurrarle al oído lo mucho que lo amo, que nunca lo abandoné. Deseo devolver el tiempo, abrazarme a su pequeño cuerpo, huir con él, no permitir que se lo lleven de mi lado —Rompe en llanto, Violeta la abraza— Esta nueva oportunidad de hacer mi vida diferente, lo hago por él.
Si algún día la vida me regala la dicha de conocerlo, no quiero que se avergüence de mí.
Kang-Dae está detrás de la puerta; escucha lo que dice.
—La genio concederá tu deseo.
—Qué loca estás, Violeta.
Mira hacia la puerta, grita—¡¡Puedes pasar, deseo de Cha Yu-ri!!
Kang-Dae entra al lugar; está tímido, tiene la mirada clavada en sus pies.
Cuando Yu-ri lo ve queda paralizada; sus ojos se llenan de lágrimas; ríe con nerviosismo, al tiempo frotando sus manos. — ¿Dime que no estoy viendo alucinaciones?
—No, aquí tienes lo que pediste. Sabes quien eres.
Kang-Dae mueve la mano; ríe con sutileza y nerviosismo. — Hola — Hace una reverencia.
Yu-ri enjuga sus lagrimas con rapidez—Hola, chico lindo—Su voz se entrecorta—Pasa, siéntate.
Violeta frota la mano en su hombro. —Los dejo solos.
Antes de salir, Yuri la abraza. —Gracias, gracias por cumplir mi deseo; te quiero mucho.
—No tienes nada que agradecerme, está aquí porque quiere conocer a su verdadera madre.
Violeta
Después de un tiempo salieron de la oficina; ambos no dejaban de reír. Kang-Dae le contó de sus gustos, cómo es su vida. Ella lo miraba con los ojos iluminados y llenos de lágrimas a la vez. Este reencuentro de madre e hijo es la continuidad de un vínculo que fue interrumpido, cuando apenas empezaban a conocerse. . . .
Nuestras vidas se volvieron dobles. En el día vivíamos una rutina normal, Yoon-Gi y yo en la empresa. Ho-seok; es un respetado policía. Jini y Jimin están dedicados a la escuela, junto a las chicas. Amo este par, aunque Jini es una celosa de tiempo completo.
Taehyung es un respetado arquitecto; su firma se ha convertido en una de las mejores de la ciudad. Jackson y el resto siguen en sus negocios.
Pero en la noche nos convertimos en unos clandestinos, artistas del baile y la entretención, entre una y otra ilegalidad.
El espectáculo se abre con mi presentación; después de terminar subo a la oficina. Allí me espera mi amado, sentado al pie de aquel gran ventanal, en donde un día me dio la bienvenida a este mundo.
Me siento en sus piernas mientras observamos el resto del espectáculo.
Yoon-Gi le susurra al oído; al tiempo le acaricia los pechos. — Adivina quién está inquieto, con ganas de un baile privado. —Lleva la mano de Violeta a su entrepierna; se muerde el labio. —Quiero que me hagas un baile mientras me masturbo.
Ríe: —Hay cosas que nunca cambiarán.
—Jamás—Le da una nalgada—Vamos a la habitación, compré algo, quiero una degustación.
Violeta
Es la mejor parte del día.
Ir a su habitación, hacer degustación de juguetes. Hay cosas en Yoon-Gi que no van a cambiar, entre eso; ser un pervertido sexual.
Había un nuevo mueble.
—Lo había visto, no sabes cuantas cosas puedes hacer en ellos.
—Apenas lo vi, te imaginé en él haciendo todas las posiciones que se me pasan por la cabeza—Toma una pequeña bolsa, se la extiende—Antes, quiero que me hagas un baile.
Saca el contenido; es lencería roja con negro. — Un día de estos vas a entregarme la bolsa vacía; cada vez es más diminuto.
Le da una nalgada: —Vez como niña buena, pontela. Quiero mi baile.
Violeta
Cuando salí del baño, estaba desnudo, acomodado en el mueble; acariciaba su miembro.
—Lúcete con ese baile, mi amor. Saca la niña mala y pervertida que llevas dentro.
Me puse en posición en el pole. Mientras bailaba, se masturbaba sin quitar sus oscuros y excitantes ojos.
Se levantó y sorpresivamente me abordó por la espalda, metió una pierna entre las mías para abrirlas un poco, corrió las bragas e introdujo un par de dedos en mi intimidad. Bajó el sujetador, dejo en libertad mis pechos. Deslizó los dedos en ellos y frotaba su miembro en mi trasero. Sin perder la posición, camino de espalda, nos dejamos caer en el sofá. Seguía frotando los dedos en mi entrepierna. Los movimientos eran suaves e intensos. Repose el cuerpo, los movimientos de mis caderas eran involuntarios.
Arrancó la diminuta braga de un tirón, me puso en su regazo y acto seguido me embistió. El mueble era una maravilla; hicimos muchas posiciones en él, algunas conocidas, otras nuevas. Cada día me enamoro más de este hombre; es imposible no hacerlo; cada momento a su lado es especial. Como la primera vez, cuando hacemos el amor, es igual de apasionado. Me muestra de hechos y palabras cuanto me ama. Todos los días me pierdo en su existencia, en su ser.
Después de hacer el amor, me tomo entre sus brazos, me da repetidos besos en la mano. Besaba… De repente, metió mi dedo anular en su boca. Ríe—¿Qué haces? ¡Oye! — Saca el dedo de su boca con un anillo en él. Suelta una carcajada—¿Esto qué significa?
Yoon-Gi tose — Casi me lo trago. —Le toma la mano. —¿Quieres casarte conmigo?
Ríe— ¿Por qué tienes que hacerlo de una manera tan inusual?
—Porque me gusta sorprenderte. ¿Quieres ser mi esposa?
Violeta lo mira a los ojos—Quiero ser tu todo, Min Yoon-Gi.
—Ya lo eres, lo has sido desde que llegaste a mi vida. Eres todo para mí; nunca me cansaré de mirarte a los ojos, decirte lo mucho que te amo.
Ríe—Te amo, mi amor. Por supuesto que quiero casarme contigo —lo besa. .
.
.
Un mes después…
Violeta
Decidimos que la boda fuese en el club; ya que nuestros amigos harán parte de ella, incluyendo a Jackson, Jessi y el resto. Yoon-Gi les tiene un cariño especial. Si hacemos nuestra boda pública, ellos no pueden estar; son los padrinos.
Estaba en aquella habitación en donde me encerraron el día que llegué a este club. Si las paredes hablaran, relatarían los momentos que viví en ella. En esta habitación le hice un baile a August Dipont por primera vez. En esta habitación lloré; sentí miedo. En esta habitación, en donde todos los días llegaban rosas, peluches y cartas, la llenaba de detalles para que notara sus sentimientos, diciendo sin palabras que no era aquel concepto de ser macabro que imaginaba; no era un demonio; también tenía la capacidad de ser un chico lindo. En esta habitación hicimos el amor muchas veces. También nació una hermosa amistad con mi querida Jini. Una mujer sincera, con una personalidad única, la cual hacía mis días llevaderos. Mientras me arreglaba y maquillaba, afianzamos una gran amistad. Hoy como en aquellos días; me maquilla y arregla el cabello. En está ocasión no daré un show como bailarina. Jini está al borde de la locura. Maquillarme es casi imposible, no puedo dejar de llorar, estoy llena de sentimientos y nostalgia. Papá siempre hablaba de mi boda; en ocasiones tomaba su brazo y ensayábamos entre risas mi entrada triunfal a la iglesia, con un hermoso vestido blanco. Vestido que escogería con él. Será algo sencillo, con nuestros amigos, familia y las chicas… —Ya deja chillar, estás imposible, estoy empezando a perder la paciencia.
—Perdón, no puedo evitarlo. Extraño a mi padre; lo imagino viviendo este momento; no lo puedo evitar. ¿Podrías dejarme a solas un momento?
Jini abandona la habitación.
Violeta levanta la mirada, clava los ojos en el techo: —Te extraño, papi, nunca superaré tu partida; quiero, deseo tenerte a mi lado. Deseo abrazarte una vez más. Te amo y necesito a mi lado.
Hay heridas que nunca sanarán; tu pérdida es la gran herida que siempre estará abierta en mi corazón.
Mama entró a la habitación. Sin medir palabras me abrazó; al tiempo me dio beso en la frente. Es algo que hacía papá cuando estaba triste. —Es de parte de tu padre. No estés triste, mi amor. Desde el lugar en donde éste también te ama. Recuerda que eres su niña especial.
