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N/A: Este capítulo es dedicado a majonjoli1830Aprecio mucho que me acompañarás desde el comienzo y que tienes ganas de releer este libro lleno de estrellas

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N/A: Este capítulo es dedicado a majonjoli1830
Aprecio mucho que me acompañarás desde el comienzo y que tienes ganas de releer este libro lleno de estrellas.

June:

Mi madre estaba disgustada y un porcentaje de mortificada, no le pareció del todo la idea de que me marche por unos días y mucho menos con un chico. Ella era de las personas conservadoras que aún creían que se debería llegar casta y pura al matrimonio, nada de pensamientos impuros y demás.

Exageras June.

Estaba ya en el aeropuerto con mi maleta muy pequeña y una mochilita en la que llevaba cosas personales, ya casi teníamos que abordar y Seth no daba señal alguna de vida. Comenzaba a sacarme de mis casillas nuevamente y ni siquiera estaba conmigo.

¡¡¡Maldito seas Seth Harrow!!!

Rendida me acerqué al puesto de cafés, le pedí a la amable chica del mostrador un capuchino de vainilla con un toque de canela, es mi favorito. Era delicioso como el sabor dulce se quedaba en mis labios. Aproveche para sentarme y mirar el interior de mi mochila verificando que llevaba todo lo imprescindible. Según el boleto decía que serían asientos de primera clase, obviamente jamás en mi corta vida he estado cerca de esos asiento, con suerte son los de asiento turista y solo cuando vamos a visitar a mis abuelos en México.

Unos diez minutos después vi a Seth pasar por las puertas y entonces ahí supe que mi serenidad había terminado. El chico parecía muy impávido, con una sudadera gris y unos pantalones deportivos negros, se le veía relajado e incluso más alto y guapo de lo habitual.

—Espero que no te hayas mojado de tan solo verme — dijo en un tono burlón.

—Quisieras Harrow, jamás pasará eso, lo único que provocas en mí son náuseas y ganas de darte un golpe en tu asquerosa y perfecta nariz recta. —Dije, caminando furiosa a la puerta de abordaje.

Me senté en el asiento de la ventanilla, de inmediato pegué mi rostro admirando el movimiento que hacían los tipos que se encargan de mover unos tubos anaranjados, esas personas le daban la señal al piloto de que podía avanzar. Mis manos estaban aferradas al soporte del asiento y mis piernas no dejaban de moverse debido a la ansiedad que me deba la sensación de despegar. Llevaba una píldora para dormir como bebé y evitar ataques de nervios, cosa que desde muy pequeña me pasa. Seth se encontraba sentado a mi lado mirándome, ya me esperaba lo que iba a decir.

—Cuando creí que no podías ser más rara, me doy cuenta de que tiemblas como un perro chihuahua. ¿Acaso le temes a los aviones? — se carcajeó ante mi cara de indignación.

—No le temo a los aviones, le temo a los accidentes que pueden suceder. Por ejemplo que falle el motor y este se vaya en picada y muramos — lo miré de arriba abajo —. ¡Santa Madre!

La chica que se perdió en las estrellas. [+18 ✔️ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora