Ellos no son los mejores amigos.
Hay cierta tensión entre ambos.
Era más probable que se ataran si estaban solos en una habitación,
Pero cuando Imperio Ruso y Estados Unidos pasan una noche juntos, toda su fachada de enemigos se cae.
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USA tuvo una pesadilla esa noche.
USA supo algo que nunca deseó saber en su vida. O más bien, recordar.
USA ahora recordaba a detalle el miembro de Imperio Ruso.
Incluso había buscado una regla para poder medir lo que alcanzó a recordar. ¿Quién tenía un pene tan grande?
Aunque bueno, eso explicaba su dolor los primeros días.
Tuvo horribles recuerdos toda la madrugada que lo mantuvieron temblando aterrado en la esquina de su cama, cubierto con tres mantas y una lámpara, listo para correr en busca de CIA si veía algo parecido a algún ruso.
¿Qué demonios les sucedía a los eslavos? ¿Qué les daban de comer?... peor aún ¿por qué USA llevó esa cosa a su boca?
Entendía que los borrachos hacían cosas estúpidas, pero ¿tanto así?
Tembló.
Inconscientemente montó una mano sobre otra envuelta en un puño y se dio cuenta que todavía le faltaba una más para alcanzar a cubrir el imaginario miembro del eslavo.
Iba a vomitar... de nuevo.
Odiaba a su yo borracho. ¿Por qué demonios estando ebrio creyó buena idea hacerle un oral a Imperio Ruso después de ver que tenía entre las piernas?
Inclinó su cabeza hacia sus manos y sacó la lengua... ¿qué demonios estaba haciendo?
Recordaba cada expresión, sonido y toque que el mayor hizo esa noche. Se sentía satisfecho, la verdad. No recordaba haber calentado tanto a alguien con solamente su boca.
Estaba orgulloso y aterrado al mismo nivel.
Lo que más le daba asco era recordar... eso.
¡Por qué a Imperio Ruso no le fue suficiente correrse dentro de su trasero sino que también lo hizo en su boca!
Lograba sentir lo tibio y... ¡iugh! «Saca esos pensamientos de ti, América. »
Por un momento incluso pareció escuchar su jadeante voz pidiéndole que se acostara sobre la cama para poder... No, no ¡No!
USA había chupado su pene tan golosamente y de manera tan gratificante que hubiera pensado que comía un helado. Pero no era un helado, no se parecía en nada a un helado. El americano aceptaría incluso un helado de pistache, que eran lo que más odiaba, si a cambio le quitaban ese recuerdo.
Se la pasó la otra mitad de la madrugada buscando métodos eficaces para borrarse la memoria, pero lamentablemente había recuerdos que todavía quería mantener y no estaba seguro de poder hacerlo si simplemente intentaba algo.
USA no era un santo, Dios, eso era lo último que era, sin embargo, entre sus planes nunca estuvo acosarse con el padre de URSS ni mucho menos masturbarlo o que él lo masturbara ¡Mucho menos que ONU los descubriera! ¿Cómo se suponía que iría a otra reunión sin sentir vergüenza?
Odiaba todo.
A ese punto, tanto como odiaba a URSS, el rubio estaba dispuesto a pasar una noche con él si con eso no la pasaba con Imperio Ruso. Cambiaba a Imperio por URSS. Necesitaba una máquina del tiempo.
Mejor aún, necesitaba una nave espacial que lo llevara a Kepler y nunca lo devolviera.
USA ocupaba un psicólogo urgentemente.
Y algo de agua bendita para alejar a los rusos de su vida.
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No me he olvidado de esta historia, sólo quería avanzarle a On The Ground.
