Ellos no son los mejores amigos.
Hay cierta tensión entre ambos.
Era más probable que se ataran si estaban solos en una habitación,
Pero cuando Imperio Ruso y Estados Unidos pasan una noche juntos, toda su fachada de enemigos se cae.
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Con el libido subido en una reunión
Los síntomas se le fueron tras unos días más y USA pudo descansar tranquilo. Volvió a las juntas y afortunadamente ONU tuvo piedad de él y no lo obligó a ponerse al día inmediatamente, dándole algunas semanas para hacerlo.
Bajó un poco de peso, sin embargo, estaba esforzándose en recuperarlo, cosa que realmente no era un problema, él amaba comer.
Se sintió extraño los últimos días. No vio al padre de URSS en ningún lado y por lo que sabía, no fue a las juntas más recientes.
Rápidamente entendió el por qué y odió admitir que le dolió.
Dos Naciones había vuelto.
El primer amor de Imperio Ruso volvió después de tantos años de abandonar a sus hijos y ahora vivía en casa de Rusia temporalmente.
No negaría que la idea del eslavo y su ex amante viviendo en una casa le molestaba. ¿Dos naciones intentaría tener algo con él? ¿Por qué vivir juntos?
Siguió mordiendo las uñas y haciendo sangrar a sus dedos al pensar en eso.
ーRuso estúpidoーmurmuró.
La junta se dio por terminada y en un rápido movimiento, USA salió de la habitación. Se sentía sofocado con sus propios pensamientos y necesitaba algo de aire.
Ignoró los apresurados pasos detrás de él mientras seguía caminando. Paró a mitad de las vacías escaleras que subían a la terraza para dejar pasar a quien venía detrás. Grande fue su sorpresa al notar que la persona también se detuvo.
Giró lentamente para encararlo y reprimió un jadeo al ver a Imperio Ruso viéndolo fijo.
ーAmérica.
ー¿Zarist?―tragó saliva―¿qué haces aquí? creí que estarías con Dos naciones.
USA se maldijo al dejar que esa frase se le escapara. No debía darle importancia a lo que su ¿amante? hacía.
Eso desencadenó otra duda. ¿Qué eran ellos dos?
Sin decir nada más, el mayor se acercó a él y sin darle suficiente tiempo para reaccionar, juntó sus labios en un salvaje beso.
Movió su boca algo desesperado, bajando las manos hasta la pretina de su pantalón de una manera desesperada.
―¿Zarist?
Imperio metió su lengua dentro de la cavidad del rubio y acarició su ahora plano abdomen. Soltó un sonido de desagrado al notar lo delgado que estaba, haciéndolo recordar que debía comer más.
Teniendo un poco de cordura aún con él, USA vio de reojo que no viniera nadie y que no hubiese cámaras de seguridad.
―Te extrañé―dijo al separarse un poco.
Bajó sus besos hasta su cuello y comenzó a darle atención a esa parte a la vez que movía sus caderas, haciendo que sus miembros se frotaran por encima de la ropa, provocandoles jadeos.
―Ame.
―Zarist.
―Voy a hacerte mío.
El cuerpo de USA se quedó helado y pronto comenzó a temblar cuando un recuerdo que creía enterrado volvió a él.
Imperio volvió su atención a las clavículas del rubio y mordió con delicadeza cada una.
Fue cuando posó sus labios en su cuello que logró escucharlo: un suave y bajito sollozo, pero ahí estaba. Volteó su rostro hasta ver al menor y su corazón se paró por un momento al notar una lágrima caer desde sus hermosos ojos azules.
Intentó tomar su rostro con ambas manos, pero USA lo empujó hasta que estuvo a varios metros de él mientras las lágrimas seguían cayendo.
Imperio estiró las manos en su dirección sin saber como reaccionar. ¿Por qué América estaba llorando? ¿Hizo algo mal? ¿Aún estaba enfermo? ¿Le dolía algo?
USA envolvió los brazos a su alrededor. Eran las mismas palabras que él le dijo, exactamente las mismas. ¿Por qué? ¿Iba a hacerle lo mismo?
―América, ¿qué sucede?
―A-aléjate de mí.
―¿Qué te pasa?―intentó acercarse de vuelta, pero una vez más fue rechazado.
―No me toques―pidió entre sollozos. La conciencia volvió de inmediato y su rostro enrojeció al notar como estaba actuando―. L-lo siento.. yo... lo siento.
Imperio no pudo hacer nada mientras veía a su amante correr al piso de abajo todavía limpiándose el rostro.
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