Ellos no son los mejores amigos.
Hay cierta tensión entre ambos.
Era más probable que se ataran si estaban solos en una habitación,
Pero cuando Imperio Ruso y Estados Unidos pasan una noche juntos, toda su fachada de enemigos se cae.
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CELOSO
USA despertó desorientado en una habitación desconocida en un inicio para él. Sábanas blancas lo cubrían y no faltó mucho para que se diera cuenta de que estaba casi desnudo. Pasó la mano derecha por su cabello, cuello y la deslizo hasta su vientre donde la dejó reposar antes de dejarse caer de vuelta en la mullida cama.
Sabía que era el cuarto de Imperio Ruso. Todo el lugar olía y lucía como él. Además la noche anterior se había quedado dormido entre sus brazos después de tener sexo. Suponía que se había apiadado de él y lo llevó a descansar a su cama.
Escuchó movimiento en el piso de abajo y supo que debía bajar y dar la cara.
Por un momento temió el tener que encontrarse con Rusia, pero se le fue al recordar que Imperio le dijo que el chico salió del territorio para visitar a sus hermanos. Así que era probable que sólo estuviesen URSS e Imperio Ruso.
Bajó de la cama tanteando con sus dedos que tan frio estaba el suelo, soltando un respingo al notarlo. Tomó la ropa que suponía el eslavo dobló y acomodó para él y con cuidado se la puso.
Caminó hasta la puerta para asomarse y estar seguro de que no había nadie ahí.
El frio viento matutino lo golpeó en la cara, por lo que rápidamente fue a la cama y agarró otra de las sabanas para envolverla alrededor de su cuerpo como un taco. Se colocó pantuflas y maldijo la necesidad de Rusia por no usar zapatos dentro de casa.
Bajó al primer piso manteniendo fijos los ojos en las escaleras para no caer, y sólo entonces se dio cuenta de que las voces que escuchaba no eran de Imperio y URSS, sino de Imperio y seis de sus amigos.
El par de amantes se vio a los ojos analizando lo que sucedía y USA pronto se encontró sonrojándose y dispuesto a saltar por una ventana para salvarse la vergüenza.
Imperio Austrohúngaro, Imperio Alemán, Prusia, Imperio Otomano, Kanato de Kokand y Rus de Kiev lo voltearon a ver al notar su presencia.
Imperio Ruso se aclaró la garganta y dejó de comer para acercarse al menor bajo la atenta mirada de sus acompañantes que no dejaban de examinarlo.
―¿Cómo estás?―acarició su mejilla―. ¿Te duele algo?
El sonrojo de USA aumentó.
―N-no.
―¿El americano está desnudo bajo esa sabana?―Prusia lo apuntó con una papa frita.
―¡Claro que no!
―Así que finalmente te llevaste al nieto de Británico a la cama. ―El Imperio Alemán se burló.
USA frunció el ceño. ¿Finalmente?
―No lo malentiendas, América.―El austrohúngaro dijo desde la mesa―. Todos creímos que algún día ustedes se terminarían acostando
―Tenían una tensión que no tuviste ni con URSS en la guerra fría. ―Otomano le siguió la corriente.
