Ellos no son los mejores amigos.
Hay cierta tensión entre ambos.
Era más probable que se ataran si estaban solos en una habitación,
Pero cuando Imperio Ruso y Estados Unidos pasan una noche juntos, toda su fachada de enemigos se cae.
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Chupón
Imperio iba a visitar a Rus de Kiev y eso no le gustaba al estadounidense.
No sabía el por qué, pero la idea del mayor viéndose con quien fue su primera vez y teniendo en cuenta los años que llevaban siendo amigos, le molestaba. No le gustaba y no quería saber la razón.
Así que esa mañana, al acabar la reunión, USA acorraló al eslavo en el baño y lo azotó contra la pared.
USA presionó sus labios contra el cuello del mayor y succionó el área con algo de fuerza, separándose después de varios segundos. Sonrió satisfecho al ver el rojo justo en un lugar a la vista de todos.
Imperio entrecerró los ojos sin acabar de entender la razón detrás de las acciones del rubio.
Lo vio salir triunfante y con la cabeza alta sin decirle una sola palabra.
El ruso se acercó al enorme espejo y vio el área marcada justo en el momento en que Otomano entró.
―¿Qué?―se recargó en el lavabo―. ¿El niño bonito se puso celoso o por qué hizo eso?
―¿Celoso?―pasó el índice en el chupón, soltando un bajo quejido. Ardía―. ¿Por qué estaría celoso?
―No sé―cruzó los brazos―. ¿Has visto a alguien últimamente o algo así?
―Pero no tiene sentido que esté celoso―dijo, ignorando su pregunta.
Otomano rodó los ojos.
―Le gustas. ―Notificó como si fuese algo muy obvio.
―No le gusto. ―Se burló.
―¿No?―lo barrió con la mirada―. Pero a ti si te gusta.
―No diría que me gusta, es más como el gusto de poder acostarme con alguien tan inalcanzable como él dice ser.
Otomano soltó una risa.
―Ni tú te crees eso. ―Se puso de lado mientras el eslavo limpiaba su rostro con agua―. Te vi esa mañana con USA. El día que desayunamos juntos. Lo miras con una adoración con la que no mirabas ni a Dos Naciones.
Eso hizo callar al eslavo. Todo el mundo sabía lo mucho que amó al padre de Lituania, Polonia y Bielorrusia.
―No creo que sea tan así.
―Si tú dices. ―Movió su cabeza―. Ya quiero verte luego pidiéndole matrimonio al nieto de Británico.
Imperio Ruso soltó un suspiro de resignación.
―Deja de ver tantas novelas.
―Pero son entretenidas―siguió al más alto cuando comenzó a caminar a la salida―. El otro día vi como una mujer se ahorcaba a sí misma con una cortina.
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