Capitulo 2

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En la intimidad de su habitación Elena se permitió disfrutar de esa sensación de paz que desde hace mucho tiempo no experimentaban, se sentía en paz como mujer, eso era lo primordial, aunque en lo personal, sabía que no podría olvidarse de Juanito, recordaba el día que lo había conocido y las travesuras que le había hecho, sonrió envuelta en recuerdos, definitivamente ese pequeño barbaján se había robado su corazón, pero por más que lo quisiese en el fondo de su alma reconocía que no podía seguir en esa casa, la situación se estaba volviendo realmente insostenible a causa de las intrigas de Silvia y de los acosos constantes de Ernesto Montiel. Sumida en sus pensamientos la halló su hermana.

Con: ¿En qué piensas Elena?

E: En muchas cosas Chelito - respondió soltando un suspiro -

Con: ¿Estás segura de la decisión que tomaste?

E: Sí, muy segura. Ya no trabajaré en la casa del Juez Juan Alberto Montiel, comenzaré de nuevo.

Con: ¿Ya no lo amas Elena?

E: - pensó bien en lo que respondería - ¿Cómo amar una persona que no confía en mí? - preguntó con evidente decepción en su voz, misma que salía directamente de su corazón -

Con: Sabes que cuentas conmigo ¿verdad? - aseguró a su hermana, mientras tomaba con ternura las manos de su hermana menor -

E: Lo sé - respondió con una amplia sonrisa - Ahora me enfocaré en mi nuevo trabajo, la pequeña Luz me necesita mucho, incluso me atrevería a decir que más que Juanito.

Con: ¿Cuándo empiezas?

E: El lunes me integro, así que tengo unos días para ustedes.

Con: Me alegra. Pero cuéntame, ¿qué te dijo Juan Alberto?

Flashback

JAL: Adelante - dijo el juez Montiel cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta -

E: ¿Tiene un minuto Señor Montiel? necesito hablar con usted.

JAL: Te escucho Elena -procesando el porqué de tanta formalidad de la morena mientras le hacía señas para que se sentara -

E: Señor Montiel - inició ella -

JAL: Juan Alberto Elena, mi nombre es Juan Alberto y lo sabes - dijo con intención de romper con aquel incómodo momento -

E: Señor Montiel - reinició ella decidida a no dar su brazo a torcer - primero que nada, quiero darle las gracias por haberme dado trabajo en su casa como institutriz de su hijo, me permitió conocer a un niño maravilloso al que siempre llevaré conmigo, pero desafortunadamente ya no podré seguir trabajando para usted.

JAL: ¿Qué dices Elena? - preguntó con incredulidad no queriendo creer el mensaje que entre líneas Elena le daba -

E: Ya no podré seguir trabajando aquí, este sobre contiene mi renuncia - extendiendo el sobre hacia él -

JAL: ¡Pero no puedes irte así! ¿Y Juanito? ¿Quién va a cuidarlo?

E: El niño tiene una mamá, ella podría hacerse cargo de él o quizás pueda hacerlo usted mismo - dijo como si fuera lo más normal - por qué no deja de trabajar tanto y empieza a pasar más tiempo con el niño, quizás eso sea justo lo que necesite el niño para afianzar su relación padre e hijo.

LA OPORTUNIDAD DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora