Capitulo 12

410 44 5
                                    

                            

Después de haber intentado hablar de todas las maneras posibles con Luz, y que ella se rehusara a obedecer, a su padre no le quedó de otra que disciplinarla, un par de nalgadas fue lo que obtuvo junto con la promesa de que si no cambiaba su actitud la próxima vez serían más. Elena se mantuvo al margen de la decisión de Octavio, ella comprendía que debían forjar un frente común para el bienestar de la pequeña, aunque no podía negar que se sentía un poco triste por el castigo recibido por la niña.

Aprovechando que la pequeña estaba en el colegio y que Octavio se hallaba en su despacho, Elena fue junto con Chelito y la tía de Octavio a buscar su vestido de novia que era uno de los pocos detalles que faltaba para el enlace. Por petición de su prometido, las tres mujeres fueron acompañadas de los guardaespaldas que él había contratado como medida de seguridad para su familia.

La mañana se les fue entre telas, tocados y velos. Finalmente, luego de mucho pensar Elena encontró el vestido perfecto para ella. Al salir de la tienda, pasaron por una tienda de artículos para bebés, ninguna pudo evitar las ganas de entrar, así que, con los sentimientos a flor de piel estaban verdaderamente maravilladas con esas ternuras en miniatura. El primer conjuntito para el bebé Villarreal fue un obsequio de la tía de Octavio, ella se salió con la suya y le compró su primer mameluco arrancándole varias lágrimas a la futura mamá.

Luz volvió del colegio más berrinchuda, no quería hacer caso, incluso le gritó a Elena cuando ella le pidió que se probase el vestido que usaría para la boda de ellos. Elena respiró varias veces intentando recuperar la paciencia que Luz se empeñaba en que perdiera, pero, por mucho que la amara, no podía permitir que siguiera comportándose de esa manera, por lo que, con todo el dolor de su alma tuvo que regañarla también.

Talita que estaba ahí con ellas, sintió pena por Luz, y aunque estaba feliz por el bebé, su sonrisa no subió a sus ojos, acto que no pasó desapercibido para su hermana.

E: ¿Te dejaron mucha tarea en el colegio?

T: No mucha, solo tengo una.

E: ¿Te parece si la haces rápido y luego tú y yo tenemos una tarde de hermanas?

Aquella idea le pareció genial a la jovencita, por lo que sin dilación subió a cumplir con sus responsabilidades, mientras Elena le pidió a la nana que esté al pendiente de Luz y le indicó la rutina para ese día puesto que estaba castigada.

A: Octavio, ¿podemos hablar? - dijo al entrar a la oficina del prometido de su cuñada una vez le autorizaron pasar -

O: Claro que sí, tú dirás. ¿De qué se trata?

A: Se trata... - suspiró, no estaba muy seguro de cuáles eran las palabras más apropiadas para confesar aquello - ... se trata de tu felicidad y de la de Elena.

O: ¿De nuestra felicidad? - preguntó incrédulo - ¿Qué está pasando?

A: ¿Recuerdas la muerte de tu primera esposa?

O: ¿Qué tiene eso que ver con Elena y conmigo? ¡Habla claro!

A: Todo... tiene todo que ver. Te voy a contar algo, pero debes prometerme que no interrumpirás hasta que haya terminado.

O: Lo prometo.

Flashback

5 años atrás

JAL: ¡Hola mi amor! ¿Lista para fingir tu muerte?

AC: Lista - regalándole una sonrisa brillante - ya no soporto a Octavio ni a la bebé, no deja de llorar - bastante irritada -

LA OPORTUNIDAD DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora