Capitulo 6

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"Tengo un deseo escrito en alto que vuela ya"
"Mi pensamiento no depende de mi cuerpo"
"Créeme esta vez, créeme porque"
"Me haría daño ahora, ya lo sé"

"Hay gran espacio y tú y yo"
"Cielo abierto que ya"

"No se cierra a los dos"
"Pues sabemos lo que es necesidad"

"Víveme sin miedo ahora"
"Que sea una vida o sea una hora"
"No me dejes libre aquí desnudo"
"Mi nuevo espacio que ahora es tuyo, te ruego"

O: ¿Estás segura de lo que dices? - preguntó sorprendido -

E: Sí, estoy segura. Tan segura que quiero que me ames ahora - añadió con una sonrisa al tiempo que enredaba sus brazos en el cuello de su amor - Quiero ser tuya Octavio.

La distancia existente entre ellos desapareció. Octavio la atrajo hacia él a la vez que reclamaba sus labios en un tierno beso, un beso que les recordaba que el amor que estaba naciendo entre ellos sería el protagonista aquella noche.

El beso fue subiendo en intensidad poco a poco, sus lenguas se ensalzaron en una pelea fuerte y sensual. Elena sintió la necesidad de aferrarse a los hombros de Octavio para sujetarse pues sentía que todo el derredor se movía.

Octavio empezó a regar besos en el rostro de su amada, prosiguiendo por su cuello y toda la piel que iba quedando expuesta a medida que deslizaba la suave tela del vestido que ella portaba aquella noche.

Un gemido profundo proveniente de la garganta de Elena lo sacó de la ensoñación en la que se hallaba haciéndolo detener aquel asalto.

O: Ven - dijo mientras se ponía de pie y extendía sus manos hacia ella -

Elena estaba completamente descolocada, no entendía la razón por la que Octavio había detenido todo, más aceptó la ayuda para ponerse de pie que él le ofreció. Él pudo leer en su mirada la confusión que la embargaba por eso se apresuró a hablar.

O: Quiero que tu primera vez sea especial - depositando un tierno beso en su nariz -

Elena sintió como su corazón se detuvo una fracción de minuto para luego retomar el tamborileo dentro de su pecho, no pudo evitar que sus ojos se aguaran por ese detalle tan tierno de parte de su amado.

Sintió la necesidad de agradecerle y que mejor manera que haciéndole sentir la pasión que solo él despertaba en ella. Reclamó los masculinos labios con su boca, Octavio le respondió con la misma intensidad, apoderándose de su boca con apetencia y fiereza. Dejándola sin aliento, chupando sus labios, lamiéndolos sin desatender ni un milímetro de piel.

Las manos de Octavio descendieron hasta posarse en sus nalgas, sus caderas quedaron juntas y ella sintió su cuerpo temblar cuando fue consciente del estado de excitación de él. Octavio la sintió vibrar y procuró crear un ambiente de paz y amor para que ella pudiera entregarse a él sin temores.

Sin romper el beso, él la condujo hacia el interior de la habitación y continuó su camino hacia la enorme cama que yacía en aquel lugar. Elena sentía como su piel despertaba gracias a las sensuales caricias que Octavio prodigaba en su anatomía, su piel ardía, se sentía viva, se sentía mujer por primera vez en su vida.

El placer la tomó completa, sus sentidos estaban llenos por aquel hombre que incendiaba su cuerpo. No supo en qué momento las telas que la cubrían habían abandonado su piel quedando enfundada solamente en su desnudez. Elena sentía las masculinas manos recorrerla entera, una sensación completamente nueva para ella, pero sumamente placentera.

Justo cuando ella sintió que sus piernas chocaban contra la oscura madera de la cama se dejó caer llevándose a Octavio con ella, gimió al sentir como su cuerpo quedó preso debajo del fornido cuerpo masculino. Sus intimidades quedaron alineadas y ese simple roce de su carne con la tela que aun lo cubría a él los estaba excitando mucho.

LA OPORTUNIDAD DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora