Capítulo 15

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Una vez realizado el respectivo check in en el aeropuerto, se encaminaron a la respectiva sala en espera de su vuelo. Ambos iban distraídos y por demás felices que no se percataron que una mujer venía en la misma dirección que ellos. Elena chocó con ella, la miró rápidamente, sin percatarse realmente quién era.

E: Lo lamento - dijo a la castaña mujer que más o menos era contemporánea con ella en edad -

Xx: Discúlpeme usted a mí, soy una tonta.

Elena siguió enfiló sus pasos hacia donde ya se encontraba su marido, pues se había adelantado ligeramente para comprar dos cafés. Aunque no lo quería admitir delante de su esposa, él había visto muy bien lo que había acontecido minutos atrás. Él sabía que aquel encuentro no había sido ocasional, era claro que, Ana Cristina había regresado para vengarse, pero ¿de qué?.

Octavio se esforzó por ser un buen novio y después un buen esposo, es cierto que no moría de amor por ella tal como ahora lo hacía por Elena, pero siempre la respetó y la procuró. Y lo hizo aún más cuando supo que ella estaba encinta. Sin embargo, la ambición que anidaba en el corazón de Ana Cristina hizo que ella no supiera valorar lo que él le ofrecía, ella quería más, y no había dudado en usar su cuerpo y su belleza para lograrlo.

E: Estás muy callado - murmuró cerca de su oído una vez el vuelo había despegado - ¿en qué piensas? - preguntó apoyando su barbilla en el hombro masculino mientras con sus finos dedos las mejillas de él -.

O: No es nada

E: No me mientas Octavio. Sé perfectamente que estás así por algo, ¿acaso tiene que ver con la mujer esa del aeropuerto?

Él no quiso responder, solo soltó un suspiro

E: Octavio... mírame, ¿es por ella verdad?

O: Sí ella es Ana Cristina, la mamá de Luz - confesó tomando la mano de ella que reposaba sobre su pierna -.

E: Mi amor - dijo sintiendo su agarre y aferrándose aún más a él - yo tengo miedo de que esa mujer nos la quite, no quiero perder a mi niña Octavio - murmuró sintiendo como su voz se quebraba -

O: Eso no sucederá, ella no tiene derechos sobre Luz, el apellido de Ana Cristina no aparece en el acta de inscripción de la niña, ella no quiso hacerse cargo de ella. Además, - suspiró - ¿recuerdas los papeles que firmamos antes de casarnos?

E: Sí, esos papeles que me convierten en tutora legal de la niña en tu ausencia.

O: No es solo eso - calló - Elena, no solo eres su tutora, eres su madre. Luz ahora lleva tus apellidos.

E: Octavio - preguntó sorprendida alejándose un poco de él -

O: Perdóname por no habértelo dicho en ese momento, en ese momento pensé que lo mejor era mantener todo en secreto. No quise que alguien ajeno a nosotros se enterase y no quiero que pienses que no confío en ti, estaba ofuzcado, tenía miedo. ¡Es mi hija! no sabía qué hacer - confesó mostrándose visiblemente vulnerable ante ella. Y sí, puede que ella se sintiera mal, pero no podía juzgarlo, ella también sería capaz de mover cielo, mar y tierra para proteger a sus hijos-

E: Te entiendo - afirmó tomándolo de la mano y acariciando su rostro - te entiendo, te admiro y te apoyo. Nadie tiene derecho de reprocharle nada a un padre que ama y protege a sus críos como lo has hecho tú con Luz.

O: Eres un ser excepcional Elena, te prometo a que a tí y a este bebé que llevas en el vientre - acariciando la cuna de su bebé - los defenderé con mi vida si es necesario.

E: Yo también estoy dispuesta a todo por mi familia, tú, Luz y nuestro bebé - colocando su mano sobre la de él - por eso te pido, que no temas contarme nada, somos un equipo.

O: No volverá a ocurrir, te lo prometo. Gracias mi amor, no sé que sería de mi sin ti.

Y se besaron, un beso dulce y tierno que les calentaba el alma, y alejaba los temores.

O: Ahora señora Villarreal, debería descansar, aún faltan muchas horas de vuelo y le puedo asegura que cuando lleguemo lo último que hará será dormir - ronroneó en el oído de la morena-

Elena asintió con una sonrisa provocada por la promesa oculta detrás de esas palabras, se aferró al pecho de su esposo y sucumbió al sueño, definitivamente su bebé ya les estaba demandando más descanso, Octavio la acunó con todo el amor que ella despertaba en él, mientras su mente no dejaba de idear alguna manera de que Juan Alberto y Ana Cristina paguen por el daño hecho.

En México, un hombre cegado por la frustración daba rienda suelta a sus planes, encerrado en su despacho con un vaso de whisky en sus manos, se aferraba a la enfermiza idea de que aquella morena de ojos verdes debía ser para él, ya se encargaría de separarla de Octavio, él quería tener otra oportunidad con Elena y lo lograría al precio que fuera.

"Quiero verte feliz hoy mañana y siempre "

Continuará...

Espero que le guste la historia gracias de verdad si les gusta no olvide de comentar y de votar

Que le gustaría que Elena hiciera algo para Octavio
Juan Alberto se que dará tranquilo o no  que hará Ana Cristina

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