Capitulo 8

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Se que duele tanto recordar
Que sientes ganas de llorar
Pero no quiero hablar mirándote la espalda
Ya nos queda solo un poco más
La historia está por terminar
Y no quiero pensar que nos valió de nada

No hubo nadie que me amara tanto
Ahora entiendo claramente cuanto
Terminemos con la cara en alto este amor
Por esos días llenos de sueños
Por las sonrisas, que no volverán
Por ese beso que estuvo a punto de matar
Seamos cuerdos un momento
Por los recuerdos

Aquella noche que debía ser una de las más felices para ella estaba siendo eclipsada por la angustia que atormentaba su alma. Elena estaba preocupada, un mal presentimiento se le había instalado en lo profundo del corazón.

Octavio procuraba departir con los invitados, sin descuidar a su prometida. Él sabía lo que ella había sufrido por culpa del engaño de Ernesto Montiel en el pasado, y también lo desdichada que ella se había sentido durante su corto noviazgo, si es que se le podía llamar así a lo que tuvo con Juan Alberto Montiel. Definitivamente los hermanos Montiel solo habían dejado estelas de dolor y sufrimiento a la vida de la morena.

Consuelo estaba muy inquieta, le dolía ver a su hermana tan angustiada.

Con: Adolfo - llamó ella -

Ad: Dime mi amor - observando con detenimiento la preocupación en su rostro -

Con: Vigila a Juan Alberto - señaló al ver como de nueva cuenta le pedía al camarero un vaso de whisky - No quiero que haga algo que vaya a estropear esta noche.

Ad: Tranquila, él conoce muy bien a Octavio Villarreal, sabe que él no se amedrenta por nada. No creo que se atreva.

Con: No lo sé, tengo un presentimiento de que algo va a pasar.

Adolfo no lo quería admitir, pero el también tenía un mal presentimiento.

- Su atención por favor - la voz de la tía Josefa resonó en el ambiente -

El momento más esperado de la noche había llegado, un feliz Octavio tomó de la mano a Elena y juntos se dirigieron hacia el centro del salón. A pesar de la enorme felicidad que la morena sentía, no fue capaz de reflejarla en sus ojos, aún así, se obligó a mantenerse serena y disfrutar de las mieles del amor que Octavio le ofrecía.

O: Calma mi amor - susurró en su oído para luego depositar un cálido beso en el dorso de su mano - Todo saldrá bien ¿sí? confía en mí.

El: Yo confío en tí - afirmó ella aferrándose con firmeza a su mano -

El salón entero vibró de alegría cuando se anunció que el famoso abogado Octavio Villarreal y la hermosa psicóloga Elena Carvajal se habían comprometido en matrimonio. Ella se sentía dichosa, la vida la había premiado con un buen hombre que estaba decidido a darle su nombre, a hacerla su esposa.

La champaña que sirvieron a brinda en honor a los futuros esposos Villarreal les supo realmente amarga a dos seres que se sentían frustrados por haber perdido a Elena. Por su parte Ernesto se sentía desesperado, él había fantaseado infinidad de veces con poseerla, por eso, en su intento más vil por lograr su cometido la había drogado tiempo atrás, afortunadamente para ella, él no había logrado su cometido. Aunque claro, el muy cobarde la engañó por puro despecho haciéndola sufrir lo indecible por años y había sido gracias a Octavio que había descubierto la verdad y ahora se sentía dichosa y podía andar con la frente en alto.

Por otro lado, Juan Alberto se sentía frustrado, él había tenido el amor de Elena y por soberbio lo había perdido, y ahora, nuevamente Octavio Villarreal se cruzaba en su camino demostrándole que era superior en todos los ámbitos. Era más que obvio la intimidad que existía entre ellos, Juan Alberto era muy perspicaz, su fama de Juez implacable se la había labrado gracias a esta virtud. Él podía deducir que Elena se había entregado a Octavio, algo que nunca estuvo dispuesta a hacer con él. Y es que él nunca logró encender su pasión de mujer.

LA OPORTUNIDAD DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora