LA OPORTUNIDAD DE AMAR

CAPITULO 9

                          GRACIAS TODAS ESPERO QUE LES GUSTE EL CAPITULO DE HOY 

Elena acariciaba con mucha ternura la cabecita de la pequeña, se imaginaba el día en que ella hiciera aquellos menesteres con una pequeña o pequeño fruto del amor que Octavio y ella se tenían.

L: Lena - decía la pequeña con la voz adormilada acariciando el pecho de la morena - ¿verdad que no te vas ir y nos vas a dejar solitos a papi y a mí?

E: No mi cielo - depositando un tierno beso - papi, tú y yo somos una familia, y las familias están juntas hasta que Diosito así lo quiera.

Elena sentía en su propia alma el dolor de la pequeña por haber perdido a su mamá, ella se prometió a sí misma no desampararla.

L: Lena - volvió a hablar -

E: Aquí estoy pequeña.

L: Soñé que algo te pasaba, tengo miedo de perderte - dijo con la voz en un susurro -

E: Nada malo me pasará, ni a ti tampoco, ahora duerme cielo.

Unos cuantos besos, caricias y una canción bastaron para que la pequeña Luz se dejara llevar al país de los sueños. Cozonda hacen mucha sutileza se levantó de la cama para luego arroparla bien, encendió la lámpara de la mesa de luz de la pequeña y se dirigió hacia la salida. Se detuvo unos instantes contemplando aquella escena, nada la haría más feliz que vivir con ella y con su padre para toda la vida, los seres que más amaba en el mundo.

Al salir de la habitación de la niña sintió que una mano la agarró volteándola con fuerza haciéndola estrellarse contra su pecho.

Er: ¿Me extrañaste Elenita? - saludó con sorna -

E: ¿Qué quieres Ernesto? - preguntó intentando proyectar una seguridad que estaba muy lejos de sentir -

Er: Estás muy bella hoy - ignorando por completo su pregunta y trazando caricias con sus dedos en el rostro fino de la morena -

E: Estás bebido - le recriminó mientras intentaba escapar de su agarre -

Er: Por tí, todo por tí.

E: Suéltame - forcejeó -

Er: ¿Por qué con él? ¿por qué lo elegiste a él y no a mí?

E: ¿De qué hablas?

Er: Déjalo Elena - propuso - deja a Octavio y ven conmigo. Tú y yo podemos ser felices juntos.

E: ¡Estás loco! Jamás dejaré ir a Octavio, él es un buen hombre, él supo conquistarme y enamorarme.

Er: ¡Mientes! - bramó de impotencia asestando un golpe en la pared -

Elena aprovechó que el aflojó el agarre para huir. Corrió hacia las escaleras en busca de ayuda, más Ernesto partió detrás de ella, empleando grandes zancadas la alcanzó prontamente.

Er: Hoy te haré mía Elena - murmuró sobre su rostro mientras intentaba tomar sus labios en un beso -

E: ¡Suéltame!

Er: No - apretándola más hacia él - Serás mía, yo seré tu primer hombre como llevo años soñando. En mis brazos serás mujer.

En un impulso Elena le dio un rodillazo en su masculinidad obligándolo a retroceder.

E: Nunca seré tuya ¿me oyes? nunca - vociferó - y para que lo sepas yo ya soy una mujer, me volví mujer en los brazos del hombre que amo.

Retomó nuevamente su andar precipitado en busca de ayuda. Los celos de imaginar a Elena en brazos de su rival lo llenaron de furia, como pudo emprendió de nueva cuenta su persecución. La alcanzó cuando ella estaba descendiendo los primeros escalones para llegar al salón. En su afán de atraparla y a consecuencia de la bebida no divisó bien. La rozó con su brazo, pero ella logró esquivar el toque haciendo que él perdiera el equilibrio y rodara por las escaleras ante la mirada aterrada de la morena.