CAPITULO 18

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Después de que la pequeña Luz se quedara dormida volvieron a bajar al despacho para continuar trabajando en el plan, necesitaban distraer a Juan Alberto y Ana Cristina mientras llegaba la policía. Definitivamente esa noche iba a ser muy larga para todos incluido para Rebeca Montiel que también estaba dispuesta a colaborar en lo que haga falta.

Llevaban varias trabajando, muchas ideas habían sido puestas sobre la mesa pero ninguna parecía ser la apropiada. El celular de Adolfo sonó interrumpiendo el momento, checó la pantalla de su celular y supo que tenía que contestar por lo que salió del despacho.

TIJ: ¿Ustedes no creen que Elena y Consuelo se parecen mucho? - recibiendo la charola de té que les habían llevado, y observando con detenimiento a ambas hermanas que se hallaban frente a ella -

O: Tía, ¿a qué viene tu comentario? - frotándose el rostro con sus manos sintiéndose por demás ofuscado, el tiempo corría y parecía no hallar salida -

TIJ: ¿No lo ves Octavio? Si ambas hermanas son tan parecidas, Consuelo se puede hacer pasar por Elena mientras ustedes van al hospital y después a la hacienda y nosotros rumbo al aeropuerto, si manejamos todo con cuidado estoy segura que ni Juan Alberto ni Ana Cristina sospecharán nada.

Al: Me parece una idea perfecta - apoyó Adolfo que venía entrando en ese momento - además, como ya le avisamos a la policía no tardarán en llegar y darnos protección. ¿Tú qué piensas mi amor?

C: Haga lo que sea necesario para proteger a mi hermanita - tomándola de la mano -

E: Gracias a todos, pero la verdad no estoy segura de que esto funcione, tengo miedo de que todo acabe mal - con lágrimas en sus ojos, y es que el embarazo la tenía aún más sensible -

C: Si se trata de defender tu felicidad no dudes que te apoyaré.

R: Tranquila Elena, al igual que Consuelo yo también creo que por la felicidad de la familia se debe luchar, además te juro que la vida de mi nieto que todo saldrá bien. Estaré pendiente de cada paso que dé Juan Alberto y mantendré al tanto a la policía.

E: Tranquilidad... tranquilidad... todos me piden que esté tranquila - dijo poniéndose en pie y recorriendo el espacio con evidente nerviosismo - pero ¿cómo creen que me siento cuando mi vida, la de mis hijos y la de mi marido están en peligro? - rompiendo a llorar -

O: Calma mi vida - refugiándola en su pecho para que se desahogara - todos los que te queremos no dejaremos que nada te pase. ¿Sí? trata de calmarte que todo esto no le hace bien a nuestros hijos acariciándole la incipiente pancita - por favor mi vida

E: Octavio, ¿pero por qué nos hacen esto? - aferrada a su pecho - ¿qué pecado hemos cometido? ¿qué hay de malo en que nos hayamos enamorado? ¿por qué Octavio, por qué?

Octavio la cogió antes de que cayera al suelo, definitivamente toda la tensión le estaba pasado factura ya. La llevo en brazos hasta la habitación para que descansara, la contempló durante varios minutos mientras la observaba acariciando su rostro. Rato después bajo para seguir elaborado el plan puesto que lo pondrían en marcha a primera hora de la mañana .

Muy temprano Octavio despertaba a su amada con unos besos hasta que logró que se despertara, fue entonces cuando le informó que todo lo que haría y cómo.

Mientras todos tomaban desayuno, Consuelo y Elena se preparaban para cambiar de lugares y de esa manera despistar a Juan Alberto y Ana Cristina .

Llegado el momento el auto en el que iba Consuelo salió de la mansión acaparando la atención de Juan Alberto y Ana Cristina, en el otro coche iban Tía Josefina y el tío de Octavio y Adolfo. Mientras que el otro auto iban Elena y Octavio rumbo al hospital para luego partir hacia la hacienda.

LA OPORTUNIDAD DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora