CAPITULO 14

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El salón de la mansión Villarreal fue el lugar escogido para albergar a las pocas personas que estarían presentes en la celebración, eran pocas en número, sin embargo, eran las más especiales y queridas para ellos. El aroma a gardenias, la flor favorita de Elena, envolvía el ambiente, y es que Octavio había dispuesto colocar estratégicamente ramos de gardenias por toda la casa, quería tener un detalle con su futura esposa.

Toda la decoración del lugar reflejaba el gusto de ambos, los centros de mesa, la comida, en fin, era la boda de sus sueños. Octavio se hallaba en el despacho con su abogado y mejor amigo finiquitando detalles de lo que harían mientras ellos salían de viaje, eso sí, no había podido darle a Elena la boda que se merecía, pero sí le regalaría una mini luna de miel.

En una de las habitaciones superiores Elena se terminaba de arreglar, sus hermanas y doña Josefa la ayudaban, ella ansiaba verse hermosa, era su día especial. El maquillaje ligero que ella portaba resaltaba sus hermosos rasgos, además combinaba a la perfección con el vestido de novia que ella portaba. Elena había escogido un vestido sencillo, pero muy hermoso, envolvía su cuerpo como una segunda piel. Un delicado encaje marcaba su cintura, mientras el resto de la tela dibujaba sus formas.

El sonido de la puerta al abrirse atrajo la atención de las mujeres reunidas allí, una hermosa e ilusionada Luz entró pidiéndole a su mamá que la peinara. El corazón de Elena estalló de gozo al verla, y a pesar de la insistencia de las demás, la niña solo quiso que sea su mamá quien lo hiciera, a lo que Elena no tenía objeción alguna.

Los pocos invitados ya habían llegado y estaban siendo acomodados en el salón, el ambiente era muy ameno. La inconfundible voz del novio resonó en aquella habitación, la alegría que maquillaba su rostro era realmente contagiosa, Octavio recibía las felicitaciones de todos los que estaban allí, en definitiva, ese era el día más feliz de su vida. Se colocó frente al juez que los casaría, Eugenio Lizardi quien había llegado acompañado de su esposa Macarena.

Los aplausos no se hicieron esperar cuando la hermosa novia hizo su entrada al salón acompañada del tío de Octavio, se veía realmente hermosa. Le regaló una amplia sonrisa a Octavio, y caminó hacia él sin dejar de mirarlo.

O: Estás preciosa Lena - susurró antes de besar una mano de ella -

Todos los presentes se sentían muy contentos al presenciar como el amor había triunfado finalmente en ellos.

EL: Elena Carvajal, ¿aceptas a Octavio como tu legítimo esposo?

E: Sí, acepto - pronunció con una brillante sonrisa mientras le colocaba la alianza que simbolizaba su unión -

EL: Octavio Villarreal, ¿aceptas a Elena como tu legítima esposa?

O: Sí, acepto - contestó repitiendo la acción previamente realizada por su ahora esposa -

EL: Los declaró como marido y mujer. Octavio puedes besar a tu esposa

O: Mi esposa - ronroneó frente a sus labios - mi mujer, para toda la vida.

Él reclamó los labios femeninos en un beso, un beso tierno y dulce que reflejaba todos los sentimientos que albergaba en su alma por aquella morena mujer.

Después de la ceremonia

M: Felicidades Elena - Macarena de Lizardi se acercó a felicitar la flamante novia - Se nota que Octavio y tú se aman mucho. Deseo que su matrimonio sea tan feliz como el mío - añadió con sinceridad -

E: Muchas gracias. Sí, nos amamos y yo también deseo que seamos felices eternamente, pero - la sombra de la duda se instaló en su mirada -

M: ¿Pero? ... - tomándole la mano a Elena - confía en mí.

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