CAPÍTULO 13

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Luego de pasar todo el día haciéndonos mimos y arrumacos, decidimos salir un rato, y cambiando la rutina de lugares súper exclusivos para ricos, lo llevo a cenar una deliciosa pizza exprés, en el local de comidas rápidas de Darío, un gran amigo de mi abuela.

Cuando salimos de ahí, lo llevo a la Avenida Primera que está cada día más hermosa, y con todos los arreglos navideños que hay en ella es un lugar único e inigualable.

Caminamos y le cuento que la Avenida Primera, es el parque lineal más largo de Latino América, así que, este curioso y sin importar mi cansancio, hace que lo caminemos por completo, mientras mira asombrado cuan bonito y decorado está; cuando ya la hemos recorrido más de 10 veces, quiero matarlo, y este, sin importarle la cantidad de personas que están a nuestro alrededor, me toma por la cintura y de un momento a otro me levanta como costal de papas.

De inmediato el viento levanta mi vestido.

― ¡Damián! ―Grito, colocando las manos en mi trasero para que no se me vea nada.

Todas las personas nos miran mientras sonríen por nuestras locuras, y mucho más, cuando Damián le pide a alguien que pasa por su lado, que nos tome una foto en las luces navideñas, aún en la misma posición, luego de esto, me vuelve a poner en el piso, y mirando su teléfono me dice:

―Esta foto, merece un nobel.

Sin perder tiempo, miro la foto y abro los ojos apenada al darme cuenta de algo, cuando Damián ve mi cara, suelta una carcajada y yo no sé dónde meterme.

No me di cuenta de que calzones había escogido, y justo fui atinar, con los que tienen la cara de Max.

¿Por qué cuando saqué mi ropa interior no la revisé?

¿Por qué tuve que escoger precisamente esta?

¿Por qué? ¿Por qué?

Max, donde quieras que estés, te odio.

Damián me molesta el resto de la noche, y cada vez que lo miro, suelta una carcajada y me da una palmada en el trasero; cuando por fin se calma, me hace contarle como terminé con la cara de Max en mi ropa interior.

Este muere de risa cuando le cuento que Max, los regaló como recordatorio en uno de sus cumpleaños, así que todas las chicas tienen a Max en su ropa interior.

¡Qué esperaban, es Max!

Cuando nos cansamos de caminar, llegamos a Lis y pedimos una gran copa de helado con fresas y crema. Damián sonríe encantado cuando le digo:

―Comételo todo amor, a ver si así, se te endulza el genio.

―Por ese amor que me acabas de decir, me como estas y todas las que quieras. ―Me guiña un ojo y sonrío deleitada, mientras recordamos el inicio de todo.

Cuando llegamos a la casa, ponemos en marcha una gran noche de películas, masajes, sexo y más de lo mismo, hasta que nuestros cuerpos ya no pueden más y caemos rendidos en un reparador sueño.

Pasan dos días en los cuales soy más feliz, cenas, bailes, cine, y amor, mucho amor de su parte. Damián, me ha demostrado ser la persona más romántica del mundo y yo muero de felicidad ante todo lo que me da.

Estamos en el aeropuerto a la espera de mi abuela y Bea, esta última, después de pasar fin de año con Juan, fue a saludar a la abuela a Cartagena y no quiso quedarse más tiempo y se regresó sin importar las insistencias de mis progenitores.

― ¡Piojosa! ―Grita mi tía cuando me ve.

De inmediato corro a abrazarla, después, hago lo mismo con mi abuela que me abraza emocionada.

POR UN BESO DE TU BOCA. [COMPLETO] Libro 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora