Después de revisar el local, saber que productos vamos a vender y el listado de los posibles empleados, nos ponemos manos a la obra, y aunque en el nombre no nos poníamos de acuerdo, decidimos llamarlo "The Branch Office of The Heaven" que en español significa la sucursal del cielo, en honor a su abuela, mi abuelo, su tía y su hermana.
Decidimos que el negocio comenzará a funcionar cuando volviéramos a Londres, ya que esta semana nacerá mi sobrino y después de tanto hablar con Damián lo he convencido para que Emma se vaya conmigo por algunas semanas junto a Alex, ya que la niña está de vacaciones.
Todas las chicas llegan a montería el mismo día que yo, y el día siguiente ya está listo el Baby Shower, preparado por Emma y su tarjeta sólo para emergencias, ya que no pudimos convencerla de lo contrario, pero la pasamos de lujo y Emma se inventó mil retos para todos los invitados. Cuando llega el momento de abrir los regalos se arma un despelote y reímos al revolverlo todo, de un momento a otro, Emma toma la palabra y nos hace subir a la habitación que Bea y Juan han elegido para él bebé.
Cuando llegamos, la puerta se abre y Bea grita sorprendida, vemos una hermosa cama cuna con muchísimos regalos encima, muchos pañales, teteros, ropa, tetereras, juguetes y un par de aparatos extraños que Emma le compró a Marcus y nos explica cómo usar. Bea no puede creer que la niña le haya comprado todo eso a su bebé y feliz la abraza y le expresa exageradamente su amor, mientras Emma sonríe y es feliz. En un momento de la noche me hago fotos con ella y se las mando a Damián, quien me dice que lo disfrutemos porque cuando regrese no me dejará venir nunca más.
El día del parto es un caos total, este se adelantó un día, y mi tía por terca y querer esperar hasta el día que el médico le dijo, casi lo tiene en la casa. ¡Menuda cabezota! Pero Alex como es buen piloto de carreras, no se hizo esperar y llegamos de volada al hospital, para que el niño naciera minutos después.
Emma se divierte de lo lindo y se ve muy dispuesta en ayudar con el hermoso bebé, y me quedo asombrada cuando en varias ocasiones me pregunta cuando Damián y yo tendremos uno, ya que ella quiere un bebé en casa. Yo como puedo le evado el tema o le digo que todavía no. Amo los niños, pero tengo muchos planes antes de tener uno propio, como volver a montar mi negocio y muchas cosas más, eso sí, me hace prometerle que, si mi primer hijo es niña, esta se llamará April como su abuela.
Las cosas en el negocio de mi abuela van viento en popa, y durante mi estancia me asomo un par de veces, bueno, cuando Bea me lo permite, porque como lo prometido es deuda, quiere que este pegada a ella día y noche. Damián nos sorprende algunas veces llegando y quedándose pocas horas sólo para vernos y yo salto de felicidad, ya lo extrañaba, pero a Emma no le pareció para nada divertido, solo refunfuñaba y no quería hacer sus ejercicios hasta que Damián se fuera. No quería que nadie más que mi familia y yo lo supiéramos.
Un mes después cuando nos regresamos a Londres, se me encoge el corazón al dejarlos de nuevo, pero debo hacerlo, todos están bien y yo tengo una nueva familia, eso sí, antes de venirme me preguntan por la fecha de mi boda y yo sólo les digo que al hablarlo con Damián se los haré saber.
Él dijo que un mes, pero con todos los problemas en su trabajo y el nacimiento del bebé, se ha pospuesto y no sé exactamente para cuando ―pienso.
Casandra tiene cara de no gustarle mi regreso, desde que Damián me pidió matrimonio, se acerca poco a mí y ahora se la pasa en la calle más que de costumbre, pero sin darle mucha importancia me centro en Damián, este no va a trabajar una semana y me la dedica a mí, convenciéndome de posponer el inicio del negocio hasta pasado ese tiempo, quiere aprovecharme ahora que estoy cien por ciento para él después de estar un mes por fuera, y yo acepto encantada, aunque Emma sí le da de todo al enterarse.