Cuando por fin dejamos de mostrar nuestra efusividad y nuestro amor en público, todos se acercan a felicitarnos. Mi abuela, mi tía y mis amigas me abrazan y lloran de emoción, mientras yo aún no puedo creer que todo esto me esté pasando, nunca en mis más locos sueños, pensé en decirle sí a un hombre para esto, nunca.
―No me lo puedo creer, no puedo creer que dijeras que sí ―dice Ena.
―Por como estabas, ya se veía venir ―suelta Melissa, mientras todos se ríen.
―Conociéndote como te conozco, yo también veía venir ese "No estoy lista" bien grande―interviene Bea, mientras se acerca a mi abuela y le pasa un pañuelo.
Sí, después de semanas sin verlo y lo emocionada que estaba al ver a mi familia, Damián no pudo escoger un mejor momento para que no pudiera negarme.
―No me subestimen ―dice Damián al escucharlos, y besándome la sien añade: ―Yo siempre consigo lo que quiero.
―Claro hermano y hoy te has llevado el premio mayor, que celoso estoy ―suelta Marcus, mientras llega a nosotros, este dándome un beso añade: ―Felicitaciones Colombianita, lo has atrapado.
―Cuidadito, no te pases ―le dice Damián.
Al escucharlo todos sueltan una carcajada y sin más Marcus añade:
―Elizabeth, si le hubieras dicho que no, yo hubiera ido por ti sin dudarlo.
Damián al escucharlo, le da un puñetazo en el hombro y estos comienzan una pelea amistosa.
―Ten cuidado con lo que dices que te puede ir muy mal―dice Damián, mientras se dan puños suaves y todos reímos.
―A mí nunca me va mal referente a mujeres, la juventud siempre gana ―le responde Marcus.
Estos siguen golpeándose muertos de la risa.
― ¡Ay, Ya¡ Chicos, dejen de tontear y cuidado un mal golpe ―les dice mi abuela, mientras niega con la cabeza.
―Tranquila abue, Marcus es una nenaza ―le suelta Damián, y el otro le da un puñetazo más fuerte, Damián ríe y terminando el tonto juego los dos se abrazan.
Al separarse Marcus dice:
―Ni en mis más retorcidas pesadillas, pensé ver que Damian Brown, el viudo más codiciado de todo Londres, se enamorara de una mujer de tal manera, como para que hiciera una tontería tan grande como la de hoy.
Damián lo mira con ganas de matarlo y Marcus añade mirándome:
―Quiero que sepas que tu amado ha perdido el proyecto más grande que tenía en China por venir aquí hoy y, por si fuera poco, el loco que tienes como prometido, porque loco si es, compró todos los vuelos de un avión para que saliera a toda prisa y poder venir a verte.
Todos lo miran y yo negando con la cabeza me acerco a él y le digo:
―Cielo, definitivamente tienes más dinero que neuronas.
Al escucharme responde:
―No cielo, a ti te amo y te necesito más que cualquier cosa que pueda comprar con el dinero, sin ti ya nada tendría sentido.
Un ¡Oohh! general se escucha, pero haciendo caso omiso me tiro en sus brazos y lo beso, lo beso como si no hubiera un mañana, lo beso y lo devoro por completo, mientras escucho a mis amigos decir burradas:
―Suban a la habitación ―dice Melissa.
― ¡Ay no! Como comen delante del hambriento ―suelta Max y no puedo evitar reír aún en sus labios.