CAPÍTULO 11

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He leído sus mensajes uno por uno todas las noches mientras lloro por no haberlo escuchado. Él ha visto mis mensajes, pero no me ha respondido y aunque le he escrito unos cuantos más, diciéndole que necesito que me aclare todo, creo que ahora es él, el que ya no quiere hacerlo y aunque quiero llamarle y gritarle mil cosas, he decidido no insistir más.

Solo lloro y me martirizo, escuchando la música que me recuerda a él, así que cuando comienza All of me de John Legend no puedo dejar de llorar, mientras repito en mi cabeza el comienzo de la canción en español.

¿Yo que haría sin tus dulces labios que me atraen y luego me dejan a un lado? 

Mi cabeza da mil vueltas, es difícil lograr que se detenga...

Los días para mí son un completo calvario, me quitan los puntos, pero las marcas no se borran tan fácil y aunque físicamente estoy bien, mi alma no lo está, y ahora sí que puedo entender a Damián cuando me lo dijo.

Después de cuatro largos días, mi abuela me cuenta que mis progenitores, quieren llevársela de viaje a Cartagena para fin de año. Le digo que acepte encantada, pero ella lo duda, porque no quiere dejarme sola; ya que la tía Bea se irá a pasar fin de año con la familia de Juan, para contarles la buena noticia del bebé y de la boda, y Max, ya se irá en estos días, pero no dispuesta a que mi abuela deje de hacer lo que le gusta por mí, le digo que me iré con Max y que lo pasaré con Ena y las chicas.

―Es malo mentirle a la abuela retoño.

―Lo sé mi Maxi, pero ella quiere irse de viaje, y no quiero que deje de hacerlo por mí.

Max se sienta a mi lado, mientras me abraza y susurra:

―No quiero que te quedes sola aquí, ven conmigo y por el dinero no te preocupes, tú...

―Max por favor, necesito estar sola, necesito tiempo para pensar ―lo interrumpo.

― ¿Pensar más? ―Dice poniéndose de pie. ―Lo que debes hacer, es dejar de pensar y largarte a Londres por él, Damián vino aquí por ti, ahora debes ir tú.

Al escucharlo me doy cuenta de que tiene razón, pero sin más le digo:

― ¿Sí? ¿Y tú que quieres? ¿Qué me robe un banco para ir a verlo? o ¿Qué me sugieres que haga?

―Maldita pobreza ―dice enojado.

―Max, me dijo que le escribiera cuando quisiera hablarle y lo hice, listo, no puedo hacer nada más.

Sí él ya decidió no buscarme más, es porque así deben ser las cosas, pero Max es Max así que insiste.

―Claro que puedes, ingéniate algo más.

―Lo he llamado, mandado mensajes y no me responde Max, él ahora no quiere hablarme, ya se acabó y fin del tema, tú ayúdame con la abuela y cuando ella se vaya, te vas tú, yo estaré bien.

Después de hablar un rato, termino convenciéndolo de que se vaya sin mí y bajamos a desayunar. Cuando llego a la cocina, me preparo un rico café con leche y pan tostado para el desayuno, mientras a Max le preparo la nevera entera.

¡Cómo traga!

Cuando mi abuela llega a la cocina me mira con mala cara. Ella dice que aún estoy enferma, y que no debo andar en la cocina, pero que hago, si esto es algo que me encanta.

―Hoy se va Bea para Barranquilla y mañana me iré yo a Cartagena. Aún no creo que te dejaré sola para año nuevo―dice, cuando dejo su plato sobre la mesa y me mira con tristeza.

El corazón se me encoge al verla, pero sabiendo que si le digo la verdad esta no se moverá de aquí, miento.

―Abuela, que no estaré sola, va a estar Maxi y Ena, la pasaré igual de bien que tú, eso sí, debes comprarme infinidades de cosas.

POR UN BESO DE TU BOCA. [COMPLETO] Libro 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora