Entro al cuarto de baño un poco ansiosa, solo a una persona como yo, se le ocurre estar cogiendo como coneja sin tomar la píldora, y aún más, el otro tarado sabiendo que hace mucho no estaba con nadie ¿Cómo no usó protección? Joder con el Ken Doll. ―Suspiro. ―Esperemos que sí sea él todo de plástico y nada haya pasado.
Saco de mi bolso lo que compré en la droguería, y deposito tres pruebas de embarazo en el lavabo, una puede fallar, pero tres nunca, así que es mejor prevenir, aunque sé que ya nada voy a prevenir, si sale positivo, no sé qué voy a hacer. Lo que menos quiero ahora es tener hijos.
Me hago la primera prueba y así mismo las dos siguientes, desesperada enciendo mi Mp4 y me meto a la ducha, mientras espero el resultado, necesito refrescarme y relajarme un poco, antes de que el estrés de todo lo que está pasando, acabe conmigo.
Cuando ya no puedo esperar más, salgo de la ducha. Voy a acabar con esta duda de una vez, enrollo la toalla en mi cuerpo y tomo la primera prueba, es sólo verla y enseguida voltear los otros dos para confirmarlo; bajo la cabeza, la apoyo en el lavabo y trato de calmarme, por fin puedo respirar con tranquilidad.
¡No estoy embarazada!
Cuando salgo del baño, Ena está en mi habitación sentada al borde de la cama, se acerca y me abraza.
― ¿Cómo sigue tía Bea? ―le pregunto.
―Igual, la dejé con la abuela, Adela y Alfredo.
―Esperemos que despierte pronto ―le digo, ignorando el hecho de que está con mis progenitores. ―Estoy muy preocupada por ella.
―Lo hará, Bea es fuerte, ya verás cómo aguanta todo.
Me da un beso y yo suspiro.
― ¿Qué ha pasado con Damián? Cuéntame.
Ena se sienta en la cama, mientras yo saco algo que ponerme y sin ganas de mentir y ocultar lo inevitable le digo:
―Se ha ido.
― ¿Cuándo vuelve? ―Pregunta extrañada.
―No volverá.
Intento mantenerme fuerte, pero fracaso, todo está siendo más grande que yo, así que las lágrimas, mis mejores amigas de momento, caen inevitablemente sobre mis mejillas. Ena se pone de pie y me abraza.
― ¿Qué ha pasado Eli? ―Me sienta en la cama y se acomoda a mi lado―. ¿Por qué no volverá?
―Se ha acabado Ena, de nuevo la gente que quiero me utiliza y él, lo ha hecho.
― ¿Cómo es posible? La última vez que hablé con él, me dijo que estaba loco por ti.
Me encojo de hombros, la vida está llena de sorpresas y jamás terminamos de conocer a las personas.
―Es un mentiroso, Ena.
― ¿Por qué dices eso? Cuéntame qué ha pasado, pero cuéntamelo todo.
Sin ganas de ocultarlo y andarme con rodeos le suelto todo, lo distante que se volvió después del incendio, las llamadas extrañas, lo de la rubia que llegó, lo de la esposa, la hija y el montón de muchachitas que enamora en cada país. Ena me escucha con la boca abierta incrédula por todo lo que le digo, sé que se siente culpable por haberme incitado a que lo intentara.
―Tranquila no ha sido tu culpa, luché contra lo que él me provocaba y al final no pude resistirme y yo solita caí.
―Ese hijo de...
No la dejo terminar y controlando mis lágrimas y quitándole importancia, le digo:
―Ena, ahora lo importante es que Bea está bien.