Piloto

1.8K 126 89
                                    


Realmente no sabían qué hacían allí. Hacía demasiado calor, la fila abarcaba al menos cinco cuadras de longitud, tenían hambre y mucho sueño. Pero vamos, que desde que llegaron a aquella ciudad, no habían logrado conseguir trabajo, les quedaban sólo veinte dólares en sus bolsillos y necesitaban hacer algo para matar el tiempo, ¿y qué mejor que presentarse a una audición para una nueva serie sin siquiera saber actuar? No tenían nada mejor que hacer, pero tal vez exageraron cuando decidieron llegar allí a las ocho de la mañana. En dos horas sólo habían avanzado una cuadra. Era una verdadera tortura, no entendían como los actores podían hacer esto siempre que necesitaban trabajo. Por suerte ya eran la una y estaban casi al comienzo de la fila, eso sí, el sol del mediodía los estaba aniquilando.

—Me muero de hambre, tío, ojalá entremos y nos rechacen rápido así podemos ir a comprar algo. — Se quejó Gustabo, sosteniendo su chaqueta roja en la mano. Si, el pronóstico de mierda había dicho que hoy harían quince grados. Nunca más volvería a confiar en el noticiero.

—Anda, que solo quedan tres personas delante nuestra. — Comentó animado Horacio, rodeando los hombros de su amigo con un brazo. —¿Has visto como no ha sido tan mala idea venir temprano? 

El más bajo hizo una mueca. —Te daré la razón en eso, pero ya quitate que estás todo sudao', hombre. 

—Eeh, sudao' tú. — Lo empujó levemente, comenzando una pequeña pelea de manos que fue rápidamente detenida cuando un guardia se paró a su lado. 

Ambos hermanos sonrieron nerviosos y se separaron, lo último que necesitaban es que los saquen de la fila por estar haciendo el gilipollas. Dejaron salir el aire retenido inconscientemente cuando aquel hombre se alejó de ellos, mirándose de reojo para luego estallar a carcajadas. Había sido una larga mañana, pero con la compañía del otro, todo se hacía mucho más llevadero.

Su turno llegó, adentrándose por los pasillos de aquel edificio que parecía el jodido polo norte del frío que hacía por el aire acondicionado y que obligó a Gustabo a colocarse su campera de nuevo. 
Los dos jóvenes observaban el lugar asombrados, este ya era otro tipo de lujos que no habían visto en sus vidas. La emoción recorría cada vena de su organismo, tal vez no estaría tan mal que los contrataran. Llegaron hasta una habitación, encontrándose de lleno con una mesa dónde los directores estaban sentados. 

—Buenas tardes, mi nombre es Olivia Leone. — La voz de la mujer que se encontraba sentada en el centro les obligó a prestar atención. —Supongo que viene por los papeles de los protagonistas, ¿no es así? 

—Sí, señorita. — Habló el moreno, intentando no mostrarse intimidado por la presencia de ninguna de aquellas personas.

—Vale, díganme sus nombres por favor… — Tomó la lapicera que se encontraba a su lado para poder comenzar a anotar todos los detalles de la actuación de ambos muchachos.

—Horacio Pérez.

—Gustabo García.

Sus nombres fueron anotados. —Bien, tomen un libreto cada uno, utilizarán sus nombres reales para sus personajes. — La mujer rubia tomó dos libretos y los colocó frente a ella. —Gustabo serás el dos, y tú Horacio serás el uno, ¿sí? — Comentó marcándoles sus líneas iniciales a cada uno.

—Vale. — Ambos chicos tomaron sus respectivos libretos y se pararon frente a frente.

—Christian se encargará de hacer los diálogos que no los involucran a ninguno de los dos, así también podemos analizar cómo se relacionan con otros actores. 

—Buenas tardes caballeros… — Saludó amablemente el hombre de traje mientras se levantaba de su asiento y se situaba junto a los hermanos.

—Bien… tres, dos, uno y… Acción… — Dijo Olivia por lo bajo, dando inicio a la escena.

𝟹, 𝟸, 𝟷... ¡𝙲𝚘𝚛𝚝𝚎!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora