Capítulo 29

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Un par de jornadas debieron pasar hasta que Horacio lograra sentirse apto para volver al set luego de aquel episodio. Jornadas en las que no se creía capaz de levantarse de la cama por agotamiento emocional que no dejaba de sentir debido a aquella maldita escena que no salía de su cabeza, reviviendo sus sentimientos como si estuviera apuntándole nuevamente a su novio en aquel monte pero sus ánimos lograban ser levantados unos pocos minutos gracias a las tonterías que Gustabo hacía, por las cortas visitas de Jack y Greco o simplemente por los abrazos, el calor y los mimos que Viktor le regalaba cuando iba a verlo, todos preocupados por el estado del moreno.
Para la suerte de Pérez, la escena del disparo y la supuesta muerte del ruso (supuesta porque aunque al principio había parecido una buena idea darle ese final al “comisario de hielo”, la inconformidad de no haber podido darle un “final feliz” les carcomía por dentro a cada uno de los directores y escritores, decidiéndose finalmente por simplemente dejarlo en un coma unos cuantos episodios) había salido de maravilla en la primera toma, siendo el hecho de que las emociones de Horacio eran reales una de las principales razones por las cuales la escena salió con tanta perfección y por las cuales no se repitió.

El problema comenzaba a girar entorno a que aquel capítulo debía estar considerablemente alejado del final, pero lamentablemente en este preciso momento, la posibilidad de que sea el anteúltimo episodio de la serie era algo que estaba sobre la mesa a pesar de las cientos, casi miles de insistencias por parte de los hermanos de que no sea así. 
Para la desgracia de Horacio y Gustabo, la curiosidad de Greco les jugó mucho en contra al dejarlo entrar en su departamento para una de las tantas visitas que le hizo al chico de cresta mientras éste se encontraba mal emocionalmente, haciendo que el barbudo encuentre una de las tantas cartas con amenazas hacia la integridad física de ambos muchachos.

No hace falta aclarar que Rodríguez, al ver tal cosa, no se quedaría de brazos cruzados, aprovechando un pequeño momento de distracción de los hermanos para guardarse aquella correspondencia que luego le mostraría, no solo a Viktor y Jack, sino también a los directores. Llámenle sapo si quieren, pero una amenaza de muerte (y esa era solo la que había encontrado sólo porque García se había olvidado de tirarla como a las demás) por, y cito, “una puta serie de los cojones”, no era moco de pavo. 

—¿Por qué no nos dijeron de esto? —preguntó Olivia de brazos cruzados y parada frente a los hermanos, quienes tenían una expresión casi de arrepentimiento en sus rostros, como dos niños pequeños que estaban siendo reprendidos por su madre luego de hacer algo que no debían.

—Creímos que si lo ignorábamos simplemente… se acabaría —murmuró Horacio.

—Pues por lo que dijeron, aparentemente no se acabó y tampoco creo que fuera a acabar pronto —habló Matt, recordándoles a ambos jóvenes que hace menos de diez minutos les habían contado que aquellas amenazas estaban presentes en sus vidas hace mínimo unas tres semanas, casi cuatro para así completar el mes. 

—¡Vamos, que esos tipos no pueden hablar en serio! —intervino el rubio—. Que a todos nos han insultado por mensajes en las redes, esto no es muy diferente.

—Te equivocas, Gustabo —la voz de Viktor decidió hacer presencia, seria, autoritaria y denotando un poco la decepción y el miedo que corría dentro suyo al enterarse después de tanto sobre aquello, no queriendo ni pensar en lo que hubiera ocurrido si ninguno de los menores se dignaba en contarles de las amenazas. Si quiera imaginar que algo podría haberle pasado a Horacio, lograba que su sangre se helara—, porque ¿sabes cuál es la diferencia entre los putos insultos por mensaje y estas amenazas de muerte? —inquirió, aquel tono haciendo que su novio se encogiera aún más en su asiento—. ¿La sabes? —repitió, ya un poco molesto al ver la casi mirada desafiante del ojiazul sobre la suya. Gustabo negó, por lo que Volkov procedió a seguir hablando—. Que los que les insultan por Twitter, Instagram o por donde cojones sea, son dos idiotas que no saben qué coño hacer con su patética vida, mientras que quien quiera que esté detrás de estas amenazas, son un verdadero peligro, porque saben dónde viven, seguramente saben qué comen, cuánta pasta gastan por mes y hasta cuándo van a cagar. Esto no es un puto juego y tienen que entenderlo —su vista se desplazó al otro peligris, quien no se dignaba en conectar miradas con él. 

—Y ahora ya no podemos acudir a la policía porque han tirado a la basura todas las demás cartas —habló Jack. 

Christian suspiró pesadamente, el ambiente estaba tenso, demasiado, pero ahora debía hablar con sus compañeros para decidir el futuro de la serie, no podían permitir que algo les ocurriera a ninguno de los actores, no importaba si habían sido irresponsables y no habían hablado con ellos como primera opción, ya no había nada que pudieran hacer y su seguridad era siempre la prioridad.

—Chicos, ¿pueden darnos un momento? Necesito hablar con Olivia, Matt y Ashley —pidió gentil el director, obteniendo una respuesta afirmativa por parte de los cinco actores, quienes no tardaron en salir de la sala de reuniones. 

Horacio vió a su novio alejarse un poco de la puerta mientras los otros tres amigos hablaban un poco de lo que podría pasar con la serie a pocos metros de él. Con una pequeña carrerilla, el muchacho de ojos bicolores se situó al lado de Volkov, mirándolo un poco apenado.

—Estás… ¿Estás enojado? —soltó sin más. 

Viktor detuvo su andar y lo miró. —Estoy… molesto, si —el moreno había barajado aquella respuesta entre la lista de las que posiblemente diría el mayor, pero aún así dolía oírlo—. Estoy molesto porque me lo has ocultado, Horacio y es que- —suspiró, pasándose la mano por la cara— es que logro entender porqué lo has hecho… pero joder, que casi me da algo cuando me he enterado —confesó—. Me ha dado el puto susto de mi vida, y no por lo que le pueda pasar a la serie, que eso- eso me da completamente igual a este punto… Me he asustado por pensar lo que te podría haber ocurrido a ti o a Gustabo si Greco no hubiera encontrado la carta y ustedes no nos hubieran contado —la mirada del ruso se alternaba entre ambos ojos del muchacho frente a él—. Pero lo que más me molesta es que no me he dado cuenta y que sé que si te hubiera pasado algo, yo no hubiera podido hacer nada —negó suavemente con la cabeza, volviendo a sentir un horrendo peso sobre su corazón al imaginar cualquier posible escenario donde aquellos lunáticos lograban realizar todas y cada una de las amenazas plasmadas en solo una de sus cartas—. Nada. —repitió en un susurro.

Horacio se sentía horrible, no teniendo conciencia ni de la mitad de cosas que su pareja acababa de decirle. —Yo- de… de verdad lo siento no… no pensé que te afectaría tanto… 

—¿Cómo no va a afectarme si han amenazado con matarte, Horacio? Yo es que de verdad- —respiró hondo, calmándose—. Solo- solo espero que Olivia y Christian decidan darle un final a la serie o… cancelarla, no sé, sinceramente —elevó sus hombros, ya sintiéndose un poco derrotado por la situación y los sentimientos que tenía. 

Pérez tanteó abrazarse a Viktor, buscando un poco de calor, protección y demostrándole implícitamente su arrepentimiento por lo ocurrido. —Perdón. —se disculpó nuevamente en un susurro, sintiendo por fin los brazos del peligris envolverlo, correspondiendo aquel toque y regalándole pequeñas caricias en la espalda.

—Tranquilo, ¿vale? Que- que lo importante es que estáis bien —habló en el mismo tono antes de depositar un corto beso en la cabeza del menor.

Pocos minutos después, Greco se acercó a la pareja para avisarles que ambos directores y co-directores necesitaban hablar con ellos, por lo que sin esperar más, los actores se adentraron nuevamente a la sala de reuniones para esperar pacientes a que alguno de sus superiores dejara de compartir miradas entre ellos y se dignara en hablar. 

Y fue Ashley, quién harta de esperar a que sus compañeros hicieran algo en vez de andar esperando a que alguien más se dignara en hacerlo, decidió cargar con el muerto ella misma y dar la noticia.

—Cancelaremos la serie.

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