𝟹, 𝟸, 𝟷... ¡𝙲𝚘𝚛𝚝𝚎!

Capítulo 26

Los días continuaban pasando y Horacio y Gustabo ya no podían estar más a gusto con sus trabajos. Las críticas al personaje del moreno habían acabado casi de manera drástica al ver su evolución con el pasar de los episodios y pasando a ser alguien demasiado querido para el público y quienes, si alguien se atrevía a decir algo negativo sin ningún tipo de sentido y solo con la finalidad de herir los sentimientos del actor, saltaban a la yugular de cualquiera. Es por eso mismo que Pérez comenzó a aparecer más seguido por las redes sociales, saludando a sus llamados “héroes y heroínas” al levantarse y antes de irse a acostar. Clips de sus charlas y tonteos off camera eran subidos con regularidad y logrando llegar a cantidades de más de medio millón de reproducciones en tan solo un día. 
Y Gustabo no se quedaba atrás, dedicándose a iniciar videos en vivo en cualquiera de sus redes sociales, solo para interactuar un poco con los espectadores, respondiendo preguntas o simplemente molestando a su hermano y amigos aunque era algo que todos terminaban disfrutando, saludando a los fans y regalándoles una que otra sonrisa o un pequeño -y general- spoiler de lo que estaba por ocurrir en los episodios que ya se habían grabado pero que aún no habían sido puestos al aire. Todo aquello no llevó más que a que la fama de ambos muchachos creciera a pasos agigantados, ganándose una que otra entrevista, pedidos de aparecer en programas televisivos para charlar un rato o algún que otra sesión de fotos para promocionar perfumes y marcas de ropa. 

Sus amigos no podían evitar sentirse felices por ellos dos, todo el esfuerzo que habían hecho a lo largo de casi un año por fin rendía frutos y el hecho de que ellos habían estado en primera fila para ver tanto a sus personajes como a ellos mismos evolucionar durante este tiempo, les dibujaba una sonrisa en sus caras. Horacio y Gustabo llegarían lejos y lo sabían.
El buen humor de ambos hermanos era más que notable todos los días al llegar y al irse del set, contagiando a todos los demás actores o trabajadores del lugar y creando un ambiente ameno que les hacía disfrutar cada escena grabada o arruinada por las risas y los diálogos olvidados, no importándoles si debían volver a hacerlas cien veces más, se divertían.

Y era justamente por eso que no sólo no entendieron de dónde salió lo que habían recibido un par de días atrás (y que se había repetido al día siguiente y al siguiente… y al siguiente…), sino que les causó un pánico realmente destrozante leer como, en aquella carta (y las posteriores) una amenaza de muerte era plasmada con una desprolija y horrible letra y que, además de explicarles que aquella anónima persona sabía dónde vivían, graves consecuencias vendrían para ambos si no abandonaban aquella serie.

Pero intentaron ignorarlo, siguiendo con su trabajo como si recibir ese tipo de mensajes fuera el jodido pan de cada día y pensando que simplemente deberían comenzar a acostumbrarse a ellas, por lo que acordaron mantenerse callados por el momento, llevándonos a donde están ahora: grabando uno de los episodios que podría destrozar a los espectadores (por no decir que lo hará) y del cuál deberán esperar no una, sino dos interminables semanas para saber cómo continuaría la serie. 

La escena final se aproximaba luego de que Wilson y Tako (como se habían apodado Horacio y Gustabo para estar en aquella mafia) tuvieran una charla larga y tendida con los otros miembros de aquella organización sobre nada más ni nada menos que la lealtad que Horacio decía tenerles y que fue puesta en duda en el momento que no se vió capaz de apretar el gatillo para dispararle a alguien disfrazado del superintendente Jack Conway, pero claro, él no sabía eso, echando a perder sus meses de infiltración con aquel momento de indecisión e inseguridad.

—Yo aquí… — Comenzó a decir Gustabo, mirando a Nadando y compañía. —Realmente soy nuevo emmm… — Una pausa fue hecha y un suspiro salió de sus labios. —Joder, ¿qué seguía? 

Los presentes rieron, no era nada nuevo que García no se acordara sus líneas aún después de estar metido más de diez meses en aquella serie. 

—Crecer en la organización y que hagan lo que tengan que hacer. — Le salvó Jack, leyendo el libreto que tenía en manos.