Capítulo 43

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Noches y días enteros comenzaron a ser dedicados pura y exclusivamente a la investigación de los documentos y requisitos necesarios para la adopción de un infante. Y era totalmente agotador, estresante y lento, sobre todo; terminando por crearles unos cuantos insomnios de los que les fue difícil salir.
Después de un tiempo, lograron reunir todo lo necesario: papeles demostrando la ciudadanía estadounidense de ambos, su acta de matrimonio y la aprobación de un agente social para determinar que eran capaces de mantener y criar al infante en condiciones dignas, entre muchas otras cosas.

Para suerte de ambos, las grabaciones de los capítulos subsiguientes, fueron algo que les ayudó en demasía a relajar las tensiones que comenzaban a acumularse en sus vidas personales; cada quien con su propio beneficio: Horacio ganándose unos pocos días libres gracias al secuestro de su personaje (días que usó para ir a visitar a su marido al trabajo, mimar de más a todas las mascotas que tenían en su casa o reunirse con su hermano y ambos italianos para recordar viejos tiempos); mientras que Viktor junto con Andrés, se divirtieron actuando una escena de pelea en la que el ruso (con un personaje enojado por la incompetencia de los que alguna vez fueron sus pares) resultó victorioso.

El secuestro de Horacio había sido algo que dejó preocupados a la gran mayoría del público. No solo por lo que pudiera llegar a pasarle al querido protagonista, sino por quién lo había raptado y por la cantidad de teorías que dejaban a la mayoría sin poder conciliar el sueño por unos cuantos días (muchas de ellas las cuales rondaban alrededor del odiado proyecto XY).
De todas formas, poco se esperarían los espectadores que el ex-director del FBI, ni lento ni perezoso, lograra robar un clip en una de las cortas reuniones que tuvo con el lunático de Abraham Phillips; quien le pedía la renuncia formal a su puesto de director (para algún que otro fin que ni Horacio ni el público terminaban de entender) a cambio de dejar en paz a sus seres queridos.
Y lo terminó firmando; una escena que seguramente buscaba desesperar a quienes consumían diariamente el contenido de aquella serie. Pero Horacio Pérez es Horacio Pérez, alguien que, a pesar de que podría costarle la vida entera, ni secuestrado se dejaría influenciar por alguien que transmitía demasiada desconfianza desde el día uno; terminando por lanzar el contrato al fuego y recibiendo un balazo en el brazo como respuesta por haberse pasado de listo con alguien que no debía.

No fue fácil escapar de su celda, mucho menos con el reciente disparo aún doliendo en su brazo hábil, pero a duras penas logró hacerlo, apuñalando a un guardia en el proceso; pudiendo robar su arma y tener algo mejor con lo que defenderse.
Con todo el cuidado y la paciencia que Horacio Pérez podía tener, logró llegar a donde tenían encerrada a su sobrina (persona a la que había conocido hace poco pero a la que le había agarrado demasiado cariño) y por quién habían ido originalmente.

Como pudieron, ambos lograron escapar, dejando totalmente aliviados a todos los espectadores. Claro, hasta que una pequeña escena al final del episodio, donde se revelaba que todo lo sucedido no era más que parte de un macabro plan de Phillips y Madisson (supuesta cabecilla dentro del “nuevo” FBI) para crearle una falsa esperanza de libertad al protagonista de cresta que todos adoraban.
Y aquella noticia empeoró totalmente en el momento que, los dos personajes de los actores principales, volvieron a reencontrarse inesperadamente en una cafetería a la que la gente solía concurrir en sus tiempos libres.

—¿Qué… Qué está ocurriendo aquí? —preguntó Viktor al llegar a la planta superior, encontrando a Horacio junto a su sobrina, Gaia, y a Ryan Blake, ex-pollito del FBI y a quien muchos fans ahora tachaban de traidor.

—Eso debería preguntarte yo a ti —respondió Horacio con una molestia que al principio no se entendería de dónde sale.

Estaba a la defensiva, era obvio, y solo se termino de confirmar en el momento que Pérez se quitó la gorra; una acción en la que quería demostrar la seriedad que sentía… o que al menos intentaba transmitir.

𝟹, 𝟸, 𝟷... ¡𝙲𝚘𝚛𝚝𝚎!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora