Capítulo 18

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Tres meses enteros habían transcurrido desde aquella pequeña crisis que había tenido a casi todos lo trabajadores de la serie al borde de sus asientos y con sus corazones latiendo desesperados por la simple idea de perder a ambos protagonistas de la serie por culpa de los comentarios de mierda hechos por internet, pero, afortunadamente para todos, Volkov había salido con Horacio veinte minutos luego de entrar, sobrándole diez de los treinta que Greco le había dado. El moreno fue recibido con abrazos y palabras de ayuda, los cuáles correspondió y agradeció desde el fondo de su corazón.  
Lo que no sabía ninguno de los demás actores, directores, ni siquiera los chismosos de los maquillistas, era que diez de esos veinte minutos, fueron utilizados para charlar de más de una cosa que poco tenía que ver con los imbéciles de los haters y que fue lo que logró distraer al crestudo de todos esos insultos, sin contar con los pequeños besos que Horacio terminaba robándole a Viktor de vez en cuando, no pudiendo mantenerse alejado de él y buscando cualquier tipo de mimo o atención que el mayor no tenía problema alguno en darle, dándose cuenta que poco le importaba la invasión de su espacio personal, siempre y cuando se tratara de aquel chico. 

—¿Aún te están haciendo usar la barba falsa? — Preguntó Conway a Greco, a quién ya se le notaba el vello facial que se había dejado crecer desde hace unos meses.

—Sí, tío. — Se quejó. —Según Olivia aún le falta mucho para que se parezca a la de la serie. 

—Ya te digo yo que seguramente alguno de los productores la mandó a decir eso. 

Viktor realmente no prestaba atención a lo que sus amigos hablaban, observando el móvil distraídamente y revisando alguna que otra publicación o tweet en los que había sido etiquetado, sonriendo al ver los dibujos que la gente hacía sobre el “intimidante comisario de hielo”. 
Le encantaba ver aquel tipo de contenido, pero odiaba no llegar a verlos o responderlos todos. La gente dedicaba su tiempo a hacer todo tipo de arte sobre él y sus compañeros o hasta "ships" y a él no le alcanzaba la vida para ver todo (aunque realmente no terminaba de entender esto último, ni aún cuando Horacio intentó explicárselo)

—Psst. — Oyó, levantando su cabeza del teléfono, viendo que sus amigos seguían hablando y no habían sido ellos quienes le llamaron. —Psst. — Volvió a escuchar y su mirada se dirigió a sus costados, no encontrando absolutamente nada. —Joder, que ciego eres. — No llegando a reaccionar ante aquella conocida voz, alguien le tomó por la muñeca y tiró de él hacia atrás, terminando por meterlo en un camerino que reconoció al instante.

Horacio cerró la puerta rápidamente detrás de su novio e intentando hacer el menor ruido posible para que Jack y Greco no se dieran cuenta de su desaparición… aunque tampoco estaban muy atentos en lo que hacía o dejaba de hacer Viktor.

—Horacio ¿qué pas- — Su pregunta fue cortada por el desesperado beso del nombrado, haciendo caer a un muy sorprendido Volkov sobre el sillón mientras el menor se acomodaba a horcajadas de él.

Aquel toque fue cortado unos segundo por el crestudo. —Cállate, que ayer no te tocaba grabar y no te he visto en todo el día. — Hablaba entre la cantidad de besitos repartidos por todo el rostro del mayor. —Te extrañé. — Susurró antes de que sus gruesos labios volvieran a unirse con los del soviético, quién no podía evitar sentir aquella felicidad que solo el peliazul lograba darle a todo su cuerpo y sonreír en mitad del beso.

Los brazos del ruso abrazaron el cuerpo de su novio, atrayéndolo más cerca y sintiendo los dedos de Horacio aventurarse entre sus cortos y grisáceos cabellos. Les encantaba estar cerca del otro, de eso no había ninguna duda, y el haber concordado el esconder su relación por el momento, solo hacía que se incrementaran sus ganas de pasar más tiempo juntos, casi como dos niños a los que le prohibieron hacer algo y ahora no pueden dejar de pensar en ello.
La buena noticia es que no se ocultaban por nada malo, sino para tantear el nuevo terreno que significaba estar en una relación con el otro, pues podían quererse y besarse todo lo que ellos quisieran, pero si al final no congeniaban, nada podían hacer. Por otro lado, estaba algo que sólo afectaba a Volkov, ya que al no hacer nada público, debía seguir pagándole los almuerzos a Gustabo y hacer de cuenta que seguía interesado en sus "increíbles" lecciones sobre los gustos de su hermano.

Aquel toque que sus bocas tanto disfrutaban fue terminado pocos segundos después ya que el aire comenzaba a faltarles, pero no se separaron más que eso, disfrutando de la cercanía y el calor del otro. 

—¿Entonces hoy sí vendrás a cenar? — Inquirió Viktor, paseando sus dedos por el brazo del moreno y regalándole suaves caricias en éste. 

Horacio se dejaba hacer totalmente, sonriendo tranquilo y recibiendo aquellos mimos con gusto mientras su cabeza se acomodaba en el hombro del ruso. —Ajá… o podemos aprovechar que Gustabo no estará esta noche y puedes venir tú a cenar a casa y te cocino algo. — El pequeño roce de su nariz contra el cuello del mayor, logró ponerle la piel de gallina a Volkov.

—Y… ¿y qué cocinarás? 

—Mi especialidad, una pizza comprada. — Sonrió al oír la risa del mayor. —Y tendrás el increíble honor de besar al chef, ¿qué te parece? 

—Me parece perfecto. — Sus labios volvieron a rozarse, amagando a un nuevo beso, pero alguien golpeando la puerta les hizo sobresaltarse.

—¡Horacio, vamos, que nos toca filmar otra escena en el hospital! — Gritó una voz masculina que Volkov no reconocía pero que Horacio lamentablemente sí.

El moreno bufó. —¡Ya voy! 

—¡Vale, te espero allí! — Se oyó, seguido de los pasos de aquel sujeto alejándose.

—¿Es un nuevo actor? — Preguntó el peligris, viendo como su novio bajaba de su regazo para acercarse a su armario y así cambiarse la remera.

—Si… es el jodido sobrino de Christian. — Hablaba quitándose la playera que llevaba puesta y haciendo que el ruso se sonrojase, desviando la mirada a otro lado casi como acto de reflejo para darle un poco de privacidad. —La hermana de Chris le pidió por favor que lo incluya en la serie, pero se nota que el tío no lo quiere cerca. — Terminó por colocarse la nueva prenda y se giró a ver a su novio, sonriendo enternecido al ver que había apartado la vista y acercándose para acunar su rostro entre sus manos. —Ya puedes mirar… 

Viktor sonrió levemente y se levantó de su asiento. —Suerte en la grabación. — Una suave caricia fue regalada al rostro del moreno, quien se acercó para intentar darle un último beso a su pareja, pero los golpes en la puerta volvieron a interrumpirlo.

—¡Horacio, la grabación! — La misma voz de antes le apuraba desde fuera de su camerino, haciendo poner de los nervios al moreno.

—¡No puede ser! — Se quejó por lo bajo, robándole una que otra risita al mayor por la situación. —¡Ya voy, Claudio, que me estoy cambiando! 

—Si quieres te ayudo… — Respondió con un tono casi sugerente y que borró por completo la sonrisa de Viktor para transformarla en una mueca que era complementada con su ceño fruncido.

Ahora Volkov comenzaba a entender porqué Christian y Horacio no soportaban a este nuevo sujeto.

𝟹, 𝟸, 𝟷... ¡𝙲𝚘𝚛𝚝𝚎!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora