Estaba en comisaría, con unas gafas y unos cascos más grandes que yo puestos, apuntando a un pobre muñeco de cartón. Mi padre estaba detrás mía, revisando cada pequeño movimiento que hacía. Esto me ponía nerviosa, muy, muy nerviosa.
No sabía controlar la jodida pistola, le había dado al pobre muñeco en todos lados menos donde tenía que darle, mi padre se reía y Mason, que le había dado las tres veces en la cabeza, me miró con aires de superioridad.
-Beca no es tan difícil. -Se quejó mi padre. -Tanto tu madre como yo tenemos una puntería increíble, no sé de quién has sacado la torpeza.
-Será del vecino. -Dijo Mason, mi padre le fulminó con la mirada y le lanzó un cargador de pistola vacío, Mason se apartó y lo miró con los ojos muy abiertos.
-Estás muy gracioso hoy Mason, ¿te has comido a Miliki? -Mason frunció el ceño.
-¿Quién es Miliki? - Mi padre me miró.
-Te mereces a alguien que sepa quién es Miliki. -Rodé los ojos y mi padre salió de la sala, Mason me miró, todavía con el ceño fruncido.
-¿Quién es Miliki? -Reí.
-Es un payaso idiota. -Mason asintió, no demasiado convencido
Cogí la pistola y apunté al ya destrozado muñeco de cartón. Noté que unas manos me cogían las muñecas y me levantaban la pistola algo más. Sentí el calor del cuerpo de Mason en mi espalda y tuve que respirar hondo.
-Tienes que poner ambas manos en la pistola, llevártela a la altura de la cara y no pestañear. -Susurró en mi oído, soltó una de sus manos de mis muñecas y la puso en mi cintura, acercando mi espalda a su pecho. -Si pestañeas seguramente se te vaya la pistola para arriba y no des donde quieres. -Asentí. -Y apunta siempre algo más para abajo de dónde quieras dar, por el retroceso la pistola se va siempre hacia arriba. -Asentí. -Y una última cosa. -Me di la vuelta, encarándolo. - Deberías dejar de ponerte nerviosa con mi presencia Becky Beck.
-Eres idiota. -Mi padre volvió a entrar y Mason se separó corriendo. Utilicé los consejos que me había dado Mason y le di casi en la cabeza, le di en la nariz.
-Parece ser que el contacto de Mason te ha ayudado a mejorar tu puntería. -Miró a Mason, y él se puso blanco como la pared. -No Mason, no pasa nada, me tengo que acostumbrar supongo.
(***)
-¿Has hablado con tu madre? -Preguntó Mason.
-No necesito hablar con ella, fue algo puntual. -Mason rodó los ojos.
-Beca, lo necesitas. La semana pasada fue algo puntual, pero he visto tu cara cuando entras en multitudes, no es normal Beca. -Respiré hondo.
-Mason por favor déjalo. -Se tumbó en la cama, con el brazo cubriéndole parte de la cara.
-Solo quiero ayudarte. -Me tumbé a su lado.
-Pero yo no necesito que me ayudes. -Le escuché resoplar y me puse a su lado, acariciando mi brazo con sus dedos. -No me va a pasar de nuevo.
-Es lo que más quiero de verdad. -Su mano se puso en mi cintura y me sonrió, quitándose el brazo de la cara y poniéndolo en el otro lado de mi cintura.
Me inclinó hacia él y sus labios atraparon los míos en un tierno y lento beso. Me senté a horcajadas sobre él, dejando mis piernas a ambos lados de su cadera, sus labios dejaron mi boca y viajaron a mi cuello, mi mano viajó a su pelo, tirando levemente de él. Unos golpes en la puerta hicieron que me separase corriendo de él, estirando mi camiseta y él ordenando su pelo.
-¿Se puede? -Dijo una de las gemelas.
-Sí claro. -Contestó Mason, aclarándose la voz.
-Mamá dice que si puedes ayudarnos con química.
-¿Y por qué no os ayuda ella? -Se quejó Mason.
-Porque no está, imbécil. -Contestó ella. Mason se levantó y, tras suspirar una vez más, salió de la habitación.
En apenas cinco minutos estuvo de vuelta; tiempo en el que yo estuve recogiendo un poco el desastre de habitación que tenía el idiota de Mason.
-¿Qué has hecho? -Dijo Mason, negando con la cabeza.
-Supongo que matar el tiempo. -Contesté.
-Has recogido mi cuarto en apenas 5 minutos. -Parecía asombrado.
-Sí, es un don, desarrollado a partir de las grandes amenazas de mis padres. -Se rió y yo sonreí.
Cerró la puerta y me miró fijamente, yo fruncí el ceño. Se sentó y me hizo una señal con la mano para que me sentase con él.
-Me estás dando miedo. -Dije, Mason sonrió.
-Tu padre me da miedo. -Sonreí. -Y quizás no le guste esto, pero tú eres más importante que mi integridad física, y me gustaría formalizar las cosas, quizás poder ir diciendo por ahí que somos pareja. Si quieres claro.
-Claro que quiero idiota. -Mason me dio un beso en la frente.
-Con una condición. -Fruncí el ceño
-Las condiciones suelen llegar antes. -Su sonrisa me tranquilizó.
-No se lo digas a tu padre todavía. -Solté una carcajada. -Me da miedo como pueda reaccionar.
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Aquel primer día (Cs2) RESUBIENDO
RomanceBeca lleva toda la vida enamorada de Mason, su mejor amigo. Todo apunta a que él no siente nada por ella, pero ¿Y si realmente miente? Una puesta en tensión, y quizás una última oportunidad de verse hará que todo cambie. Y que muchos sentimientos sa...