-¡Rebeca ven aquí!
-Dime papá. -Contesté, batiendo mis largas pestañas.
-¿A dónde vas?
-A casa de Mason, por lo visto las gemelas necesitan ayuda con algunas cosas.
-¿Y cuándo pensabas contarme que te has hecho un tatuaje? -Casi me muero al oír esas palabras.
-¿El qué? -Intenté hacerme la loca.
-No me mientras, Rebeca. -Parecía serio.
-Lo siento, es que nunca me dejáis hacer nada. -Mi padre se veía cabreado.
-Deberías habérnoslo contado, verás cuando tu madre se entere.
-Estás enfadado, ¿verdad? -Suspiró.
-Pues sí, no te hemos educado para que hagas las cosas que te de la gana, cuando te de la gana.
-Pero papá...
-Papá nada, te vas a quedar en tu cuarto sin salir una temporada, y ya verás cuando tu madre se entere. Se lo vas a decir tú.
-Ni de coña.
-Esa boca.
-Eres odioso.
-Sí, y un capullo. -Resoplé. -Venga, para arriba.
-Te odio. -Mi padre asintió.
-A propósito, ¿con qué dinero te lo has hecho? -Le sonreí.
-Mason me lo regaló por mi cumpleaños.
-Bueno, cuando venga a verte, lo mataré. -Puse cara de horror, y me fui a mi cuarto. -Mi padre apareció unos minutos después, con Mason cogido del brazo. -Tampoco ha tardado mucho en venir.
-No contestabas. -Se excusó Mason. -Creía que te había pasado algo.
-Estoy castigada. -Mi padre soltó a Mason.
-La puerta abierta. -Desapareció por las escaleras, y Mason y yo nos miramos.
-¿Ya se han enterado? -Asentí.
-No tengo ni idea de cómo.
-Es un súper poder de los padres.
Escuchamos a mi padre hablar con alguien, y pegamos nos pusimos donde no fuéramos visibles. Al parecer hablaba con mi madre.
-Ashton ha hablado, ha sobrevivido. -Mason y yo nos miramos, y de nuevo esa sensación que conocía tan bien. La cabeza martilleante, la dificultad de respirar, y la fatiga volvieron a mi cuerpo.
Mason notó que me estaba volviendo a pasar, por lo que me sujetó con fuerza, y escondió mi cabeza en su pecho. Estuvo así hasta que mi respiración se volvió algo más acompasada. -Entonces, nos llevó a mi habitación, y respiró hondo, pasándose la mano por la cara.
-Tienes que hablar con tus padres, esto es serio.
-Mason, lo tengo controlado.
-Oh claro, ya lo veo. Si yo no estoy ahí, no eres capaz de controlar lo que te pasa. Estás teniendo ataques de ansiedad gigantes, y eso no es normal.
-¿Acaso eres psicólogo ahora?- Me miró con dolor.
-No me va a importar que me hables así. -Mintió, sabía que mentía. -Nena, es algo serio.
-¿Se puede? -Mi madre entró en la habitación, y noté a Mason tensarse a mi lado. -Me ha dicho tu padre que te has hecho un tatuaje.
-Mason me lo regaló. -Contesté.
-Serás chivata. -Chilló Mason. -Te juro que creía que iba a preguntar.
-No estoy enfadada porque te lo hayas hecho. -Eso nos sorprendió. -Estoy enfadada porque no nos lo has consultado siquiera.
-Lo siento.
-Tu padre quizás se ha pasado un poco con el castigo.
Mi padre entró justo en ese momento, cruzándose de brazos y mirándome serio. Era algo hipócrita.
-Yo no me he pasado. -Mi madre lo fulminó con la mirada. -O quizás un poco.
-Se te levanta el castigo, pero espero que aprendas a decirnos las cosas.
Asentí y miré a Mason, que me miraba de vuelta con una sonrisa.
(***)
Ir al cine se había vuelto una complicación desde que pasó lo de Ashton.
En cualquier sitio con mucha gente se me cortaba la respiración, e intentar pensar en otra cosa que no fuese que iba a aparecer cualquier secuaz de Ashton era imposible.
Estaba harta de que me pasara esto, no quería que me condicionase la vida. Ese capullo tenía que pagar.
Y lo haría, tarde o temprano lo volverían a meter en la cárcel, eso si mi padre no se encargaba de matarlo primero.
-¿En qué piensas? -Preguntó Mason, atrayéndome hacia él y dándome un beso en la frente.
-En nada, estoy un poco agobiada solo. -Mason asintió, y volvió a mirar sus apuntes de biología. -¿Te ayudo?
-Sigo sin entender la utilidad de saberme las parte de la célula procariota. -Sonreí.
-Mason, es una célula eucariota. -Mason se pasó las manos por la cara.
-Qué aburrimiento. -Murmuró.
-Yo puedo ayudarte a desaburrite. -Mason alzó una ceja.
-¿Beca? -Sonrió y me atrajo a él, poniendo su mano en mi mejilla. -Creo que esto es mejor que estudiar a la puta célula esa.
Se echó para atrás en la cama, y yo me coloqué encima suya. No podíamos hacer mucho ya que estaban sus hermanas en casa. Para mí, el simple hecho de que estuviese besándome con él ya era suficiente.
Sus manos se colaron por mi camiseta y apretaron la zona de mis caderas, haciendo que mi respiración comenzase a hacerse más irregular.
-¿Se puede? -Llamaron a la puerta. Mason me separó y soltó un bufido.
-Lea, voy a matarte. -Esta soltó una carcajada, antes de abrir la puerta.
-Dice mamá que la puerta abierta un palmo.
-Mamá no está. -Protestó Mason.
-Se lo diré. -Mason le arrojó un cojín.
-Vete al carajo.
ESTÁS LEYENDO
Aquel primer día (Cs2) RESUBIENDO
RomanceBeca lleva toda la vida enamorada de Mason, su mejor amigo. Todo apunta a que él no siente nada por ella, pero ¿Y si realmente miente? Una puesta en tensión, y quizás una última oportunidad de verse hará que todo cambie. Y que muchos sentimientos sa...