CAPÍTULO 3: Tiempo atrás

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-Felicidades, es una hermosa niña.- Comentó la partera ante el cuarto nacimiento de la familia Hernández Mendoza.

Mi hija! ¡POR FIN! Gracias Dios mío.- Gritó con furor Augusto Hernández, reconocido ganadero del municipio de San Juan Nepomuceno - Bolívar.

La niña llenó sus pulmones de aire a través del llanto mientras que Luz Marina, su madre, y Augusto, su padre, la miraban embelezados, desde hacía mucho tiempo deseaban con ansias tener una niña y ese día se les cumplió el deseo.

-¿Podemos llamarla Victoria como mi madre?- Preguntó Augusto.

-Por supuesto que sí, me gusta, además que mejor nombre para una mujer que aquel que la proclame justamente eso, victoriosa, triunfadora, vencedora, solo espero que por tener su nombre no saque la terquedad de su abuela.- Concedió Luz Marina.

Augusto rió ante las palabras de su esposa más no le discutió, no quiso dañar el momento e incordiarla, ya que, recién había parido, pero también tenía presente que la verdad no se discute y ella tenía razón, el segundo nombre de su madre pudo haber sido "terquedad".

Con gran regocijo recibieron a su primera hija, todo el pueblo se enteró, la fiesta en la finca La Amapola duró dos días y no hubo gente pudiente que se negara a ir.

Acorde pasaba el tiempo Victoria se iba convirtiendo en una chica hermosa, pero también se hacía notar por su fuerte carácter y como era de esperarse también por su terquedad, la cuál, sí, heredó de su abuela.

A pesar de ser la única mujer entre cuatro hermanos, ser la menor y consentida de papá, jamás se sintió débil o permitió que sus hermanos por alguna razón la humillaran, al contrario, siempre se mostró fuerte aunque le doliera, fue la mejor en la escuela e incluso ayudaba a su padre en las labores de la finca, se podría decir que muchas veces los malos tratos y los juegos pesados entre hermanos eran por envidia y celos.

Sin duda eran una familia unida y se amaban, de presentarse el momento todos eran capaces de sacrificar su propia vida por el otro, sobre todo por aquella mocosa que les alegraba el día; comían juntos, jugaban juntos y cada vez que podían salían al pueblo para despejar la mente, muchas mujeres se les insinuaban a sus hermanos pero Victoria siempre supo marcar territorio.

Durante su niñez las travesuras eran pan de cada día, pasó de comerse la mermelada fresca hecha por su madre y culpar a sus hermanos, esconder los huevos de las gallinas para que no se los comieran pensando que estos tenían pollitos dentro a escapar por momentos al lago de la finca vecina arriesgándose a salir herida pensando que era un intruso peligroso a también poner lagartijas en los bolsos de sus compañeros de escuela

Conoció a quien creyó era el amor de su vida a los quince años, Fernando iba a la misma escuela pero estaba a un curso por encima del de ella, llevaban seis meses de relación y él estaba a punto de graduarse, así que le pidió a Victoria como regalo su virginidad, ella en medio de su enamoramiento se lo concedió, pero el acto fue tan desagradable y doloroso para ella que pensó en no volver a ver a Fernando y fijarse mejor en las mujeres.

La relación llegó hasta ahí, Fernando a la semana de haberse graduado se fue a vivir a Barranquilla junto a unos tíos con el fin de estudiar una carrera universitaria, se despidió con la promesa de volver pero Victoria no lo quería en su vida, se sentía incómoda ante su presencia y agradeció a Dios y a la vida que lo quitaran de su camino.

Después de graduarse del bachillerato, ya tenía suficiente conocimiento y experiencia sobre el manejo de la finca de su padre y a diferencia de sus hermanos decidió dedicarse de lleno a ello, mientras decidía qué quería estudiar, a sus diecisiete años conoció a Manuel, era uno de los nuevos trabajadores, un joven fornido debido a los trabajos pesados, alto, tes trigueña, cabello negro y ojos color miel, solo tres años mayor que ella.

Sintió el flechazo de inmediato pero se negaba a aceptar lo que sentía, recordaba aún su experiencia con Fernando, Manuel sintió lo mismo y se encargó de enamorarla, tuvieron un corto romance de tres meses y fue cuando ella decidió dar el paso y tener relaciones sexuales con él.

Lo intentaron en los establos, donde nadie se diera cuenta, encima del heno que utilizaban para alimentar a los caballos, cuando Manuel le mostró su pene victoria se sintió decepcionada, ya que, en comparación al de Fernando a este le faltaban varios centímetros, pero aún así lo intentó.

A diferencia de la vez anterior no le dolió, de hecho no sintió mucho y Manuel se dió cuenta de ello, avergonzado por su corta mecha decidió suspender el acto y a los pocos días renunció, no era capaz de seguir viendo a Victoria a la cara después de lo sucedido.

Poco a poco se hizo cargo de los negocios de su padre, varios hombres intentaron someterla, hacerla callar, afectar su autoestima pero Victoria no lo permitió y se ganó el respeto de todos.

Por otro lado se dio cuenta que no bastaba con que su padre y ella se dedicaran a lo mismo, así que decidió estudiar lo único que a él y a la finca le hacían falta, una veterinaria, comenzó a estudiar a distancia, recibía clases virtuales 3 veces por semana y continuaba trabajando junto al hombre que más amaba, su papá.

Pensó que serían los cinco años de su vida mejor invertidos y mientras estudiaba tendría gatos, perros, gallinas, patos, cerdos, caballos, vacas y hasta lombrices con los cuales practicar.

Aunque se desvelara estudiando se despertaba puntual con el cantar de los gallos, se sentía dichosa, su vida no podía ser mejor, tenía a su familia que la amaba, contribuía al crecimiento y estabilidad de La Amapola, estaba estudiando para su crecimiento personal y aunque no tenía amor tampoco sentía que este le haciera falta, además no tenía tiempo ni neuronas para pensar en otras cosas, ya tenía suficiente.

INFIERNO EN LA MONTAÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora