Capitulo 10 "Dangos"

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Caminaban hacia la catedral los dos juntos agarrados de las mano.

– Ya casi llegamos – dijiste.

Y una vez más no te había contestado.

Estaban caminando, cuando pasan por el Hotel Goth, ahí viste a todos lo fatui fuera de el.

Supuestamente dicen que había una plaga dentro y la estaban eliminando, pero lo que tú sabías es que no había sido solo casualidad, pues tú sabías cómo llego ahí esa plaga.

Ayer cuando apenas amanecía pasabas por casualidad por ahí, viste algunos Caballeros de Favonius justo afuera del sitio, entre ellos estába el Capitán Kaeya.

Los estaba guiando para que pusieran cosas en el lugar.

Entonces te quedaste unos segundos mirándolos cuando después haces contacto visual con Kaeya, el cual te saluda con su mano, por lo que respondiste con la misma acción.

Justo cuando acabaste de saludarlo, habían terminado con lo que estaban haciendo y uno a uno se fueron retirando en silencio pues muchos todavía no se despertaban y no querían ser descubiertos, lo único que hizo Kaeya fue darte otra señal de que guardarás el secreto, después de eso se fue.

Realmente había sido raro lo que observarse, de seguro eso era a lo que llaman "Hacer el trabajo sucio", pero bueno por ahora eso no era lo importante.

Siguieron su camino por unos minutos hasta que llegaron.

– Mira Kunikuzushi ven – corriste hacia la estatua gigante de Barbatos.

Fue entonces que la vio, era gigante, justo como la describió la Signora.

– "Horrible" – pensó.

Fue entonces dónde volvió a poner su vista dónde estabas tú.

Estabas a lado de ella admirando su tamaño, nunca la habías visto tan de cerca, pues normalmente no tenías tiempo de venir aquí.

Aprovechando la oportunidad que tenías, la empezaste a escalar, ibas sentarte en las manos de Barbatos.

– -___-!! – te grito Scaramouche.

– ¿Que haces?, Bajate de ahí!!! – volvió a gritarte.

– Ven, vamos allá arriba Kunikuzushi!! – gritaste de vuelta.

Sin más Scaramouche te siguió.

– Ten, póntelo ahora – le dijiste, y le entregaste unos guantes especiales para escalar.

Scaramouche los miro, no era de su absoluto agrado ponerse los guantes, peor aún no era de su total agrado que le diera alguien como tu órdenes.

– Ya lo sé, entrégame los guantes – dijo y después te los arrebato.

Justo después de eso el empezó a escalar.

Los dos estaban escalando y realmente se veían muy diferentes pues mientras tú lo esperabas cuando se atrasaba, el le seguía tratando de ganarte cuando te quedabas atrás, si era cierto son muy diferentes.

Pasaron unos minutos.

Por fin habías llegado, volteaste para ver abajo. Scaramouche seguía escalando.

– Kunikuzushi, apúrate – le dijiste.

Otros minutos pasaron y ya había llegado Scaramouche.

– Ven, vamos – lo jalaste en dónde estaban las manos de Barbatos.

Primero pasaste tu entre los brazos.

– Ten cuidado -___-, no te vayas a caer – dijo un poco preocupado, aunque no lo admitiría.

– Si, no te preocupes por mi – dices justo en el momento en que llegaste.

– Te toca – le gritaste desde donde estabas.

Y sin ninguna dificultad Scaramouche llegó junto a ti.

– Listo – dijo.

– Bien Kunikuzushi, ahora ven siéntate – dijiste.

Fuiste y te sentaste, después distes unas palmaditas indicándole en dónde se tenía que sentar.

El solamente fue a sentarse a dónde le indicaste.

– ¿Y que hacemos aquí? – pregunto fastidiado.

– De aquí puedes ver toda la ciudad – le dijiste.

En ese momento el volteó a verla, y era totalmente cierto, podías ver a todos desde ahí.

Esto claro que le servía a Scaramouche pues ahora podría localizar al viajero del que tanto hablan.

– Tienes razón -___- – hablo.

– Kunikuzushi, ¿como es Inazuma? – preguntaste.

– Normal, es como esto solo que la gobierna otra Arconte – dijo.

– ¿Y como es ella? – preguntaste otra vez.

– No es lo que tú crees, ella no es buena persona, es arrogante y egoísta...solo piensa en su propia eternidad y para cumplirla mete a los otros con si también ellos lo quisieran – dice.

– Es como... si la conocieras muy bien – dijiste.

– ... – te miro molesto.

– Bien...quizás no – dices.

– No importa ya.

Entonces es cuando nota después de mucho una mochila que traías, y eso fue porque la sacaste, si no, no lo hubiera hecho.

– Toma Kunikuzushi – le hablaste, mientras le entregabas una cajita con algo dentro.

El la abrió y pudo observar unos dangos tricolores.

– Tu...tu... – te miro.

– Pensé en que quizás extrañabas tu nación, así que le pedí a alguien que si me podía pasar una receta que viniera de allá, después lo prepare para ti – le explicaste.

Le alegraba por una parte no lo iba a admitir pero realmente si, extrañaba una parte de su vida antes de ser recogido por los fatui.

– Yo...-___-... gracias – dijo.

Algo notaba diferente en ti, algo que no notaba en toda la gente, y eso era la sinceridad.

Todos lo trataban bien por ser unos de los 11 heraldos, pero el mismo sabía que nadie lo quería, ni sus propios subordinados y compañeros, hasta su creadora, aunque también era su culpa pues sabía que su forma de ser era un asco.

Desde ahora decidió que sería diferente contigo, trataría de no lastimarte ni tratarte de mala forma, serias a la única persona que la dejaría entrar a su corazón, la única.

– -___- – llamó.

– ¿Que pasa? – volteaste mientras te comías un dango.

En ese instante te abrazo.

– ¿Eh? – dijiste confundida, pues el poco tiempo que lo conocías tú ya sabías que el no era así.

– Prometo ser mejor... – dijo.
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Habían llegado a tu hogar otra vez, toda la tarde se quedaron platicando ahí juntos y hasta en la noche se dieron cuenta que se hacía tarde.

Ya estaban abrazados para empezar a dormir.

– Kunikuzushi ten linda noche y descansa – dijiste.

No volvió a responder.

Pero tú sabías que ese silencio era el queriendo decir algo.

"Buenas noches -___-", era lo que se significaba ese silencio de parte de Scaramouche.

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Espero que les haya gustado y disfrutado.

Nos vemos en el siguiente ^^

- Junto a ti -  (Venti x Lectora) (Scaramouche x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora