◐ Capítulo 9. ◑

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Jaehyun se sentó enfrente de la bruja quién se mantuvo totalmente en silencio desde que el castaño había entrado en su casa o mejor dicho, consultorio nocturno.

—Antes de nada...he cambiado la oferta. —. La bruja se apoyó en su gran sillon en forma de calavera y lo miró fijamente al valiente príncipe. La bruja soltó una risa y se levantó para acercarse a él.

—Por lo que veo no fuiste capaz de traerme esa sangre de licántropo...—.Dijo en voz baja la bruja mientras se paseaba por la habitación. Jaehyun tragó saliva antes de volver a hablar.

—Tengo algo mucho mejor...es algo que ni siquiera tiene un valor calculable.—. La bruja miró sorprendida y con curiosidad al jóven vampiro quién no mostraba ningun signo de debilidad desde que entró. Si fuera otro visitante seguramente estaria muerto de miedo e incluso ella aprovecharía para poder castigarlo y meterle miedo con alguna ilusión horrible.

—Muy bien...muestrame de lo que se trata. —. Jaehyun sacó de su bolsillo un pequeño sobre de plástico que contenía sangre, por supuesto no cualquier sangre si no que la suya propia. Su color era mucho mas intenso que cualquier otra sangre. La bruja miró atentamente el sobre bastante sorprendida al realizar que aquella sangre era la del príncipe.

Sonrió satisfecha mientras volvía a su asiento.

—Muy valiente por tú parte...estoy totalmente sorprendida por este increible...regalo.—. Jaehyun asintió mientras miraba a la bruja colocar aquel sobre en un cajón con llave. —Bien, lo prometido es deuda, levántate. —.La bruja se levantó dirigiéndose a una camilla que tenía en la misma sala. Jaehyun sin dudarlo siguió a la bruja todas las indicaciones mientras se sentía totalmente ansioso por aquello. Lo que realmente no sabía era lo que sucedería después, ni que intenciones tenía aquella bruja, pero confiaba en ella y en que podría ayudarlo.

Cerró los ojos y se mantuvo tranquilo por sugerencia de aquella bruja misteriosa, quién colocó ambas manos sobre la cabeza de Jaehyun mientras conjuraba algo en algún idioma en específico. Su intención era entrar en la mente de Jaehyun e indagar sobre aquel sueño y más en concreto, sobre la muchaha humana que había visto también en algun que otro fragmento de su memoria. Un simple paso erróneo y podría acabar enloqueciendo o peor aún, hacer que el chico perdiera todos los recuerdos. Pero era muy buena y sabía lo que hacía, entró en aquel sueño que más bien se trataba de un pequeño hechizo en el que simplemente quería transmitir un mensaje al príncipe. Aquella humana cuyo nombre era Yeoreum, quería que Jaehyun superase la etapa en la que la perdió para siempre, que siguiera adelante con su vida y encontrase otro amor en el que le correspondiese mutuamente. La bruja pudo sentir todo el dolor de aquel espíritu encadenado que estaba en la mente del chico y acudió en su ayuda de transmitirle al príncipe heredero aquel mensaje y poder romper aquellas cadenas infernales que no la dejaban avanzar al más allá. Salió de la mente de Jaehyun bastante mareads debido a la cantidad de tiempo que se demoró en hablar con aquella pequeña humana hechicera. Posiblemente Jaehyun desconocia aquel místico poder de su amada pero era la hora de la verdad y la bruja tendría que hablar sobre lo visto en su mente.

Cómo Jaehyun aún no despertaba del trance la bruja se dedicó a escribir todo lo que había hablado y visto al mismo tiempo dentro de su cabeza, mientras ahí fuera, Yuta seguía insistiendo a Minji que debería retirarse de ahí o acabaría siendo un grave problema para los dos si llegaran a ser descubiertos por el príncipe heredero.

Minji finalmente suspiró y se rindió por las insistencias del menor, pero ya era demasiado tarde, Jaehyun salió cabizbajo de aquella cabaña y un tanto desorientado al ver a los dos susodichos ahí parados mientras estaban en silencio mirando al castaño.

No les dirigió la palabra, una mirada rápida bastó para que Yuta entendiera aquel mensaje y quedarse viendo como su amigo se marchaba en silencio. Minji estába totalmente confundida por aquello pero decidió dejarlo ir ya que no la incumbía para nada el asunto.

Jaehyun deambulaba cual muerto viviente mientras se dirigía a la gran mansión con los ojos algo llorosos por la inesperada sorpresa de aquél mensaje que le transmitió la bruja. ¿De verdad nunca se había dado cuenta de que su amada había sido una hechicera? ¿Por qué jamás le habló de ello? Seguía sorprendido y algo herido ya que pensaba que conocía todo de ella, pero parece ser que hasta el ser más cercano tiene sus secretos, aunque Jaehyun jamás le ocultó nada a Yeoreum.

Lo que más le dolía era el simple hecho de que aquellos recuerdos y su espíritu estaba encadenado en su mente y era consciente de que tarde o temprano tendría que pasar página y dejarla descansar por fin en paz.

Yuta cuál caballero, condujo a Minji hasta su casa a pesar de que la mayor rechazó su oferta en un principio, pero lo dicho Yuta era un cabezota.

—Minji...—. La rubia se giró lentamente para ver a un Yuta algo apenado. —Lo de ésta noche simplemente olvídalo y no le menciones más ésto a Jaehyun, ¿Vale? Ya está torturandose con ello el sólo...—. Minji asintió al escuchar aquella petición del apuesto amigo y se despidió para entrar en su casa.

Minji estaba al tanto de lo sucedido con el príncipe y en cierta parte lo compadecía, ya que debía ser algo chocante el hecho de tener esos sueños con una persona ya muerta. Negó mentalmente antes de encontrarse con Bora y un chico en el jardín que había en la entrada.

Ambos se separaron de golpe al ser descubiertos y Minji sólo se dedicó a fulminar al chico quién apartó la mano de los senos de su hermana pequeña.

Bora rápidamente se levantó totalmente preocupada al ver a su hermana tan seria.

—Mi...Minji...dejame explicarte... —.Minji sonrió cual cínica mientras posaba su mirada carmesí sobre su hermana.

—No tienes nada que explicarme, no es mi asunto....aunque...—. Se detuvo y volvió a mirar al chico quién tragaba en seco bastante intimidado. —Ese chico con el que te estabas metiendo mano enfrente de nuestra casa...que se ande con cuidado. —. Amenazó con una sonrisa que le dió escalofríos a Bora con tan sólo imaginar de lo que era capaz.

Se adentró finalmente en casa y pudo darse cuenta que no estaban sus padres como ya se esperaba por la actitud previa de su pequeña hermana. Lo curioso era que Handong tampoco estaba por ahí ya que no notaba su presencia por ningún lado. Decidió restarle importancia ya que ambas ya eran lo suficientemente mayores cómo para cuidarse ellas solitas. Suspiró pesadamente mientras se desnudaba para meterse en la bañera que previamente llenó, para relajarse un buen rato.

—¿Estará...bien? —. Dijo en voz alta mientras tenía los ojos totalmente cerrados. Lo que Minji no se esperaba era una respuesta por parte de alguien que hizo que abriera los ojos de golpe.

—Puede que esté bien o puede que...no, "My lady".—. Sonrió de manera divertida aquel hombre que Minji tanto conocía.

—Leo...¿Que demonios haces aquí? —.

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