"Sé que me equivoqué, pero yo solo te quiero a ti." La intentó convencer. "Quiero estar contigo desde que tengo uso de razón."
"¡Joder Shinichi!" Protestó Ran llena de impotencia. "¿Es que no eres consciente? Un hijo no es algo que puedas borrar sin más."
El detective empezó a sentirse desesperado. No soportaba verla así y no quería imaginarse llegar a perderla.
"¿Quién es?" Preguntó Ran casi en un hilo de voz.
Kudo permaneció callado.
"¡Dime quien cojones es ella!" Exigió apretando los puños con fuerza a la vez que las lágrimas resbalaban por su barbilla.
"No la conoces..." Contestó sin atreverse a decir su nombre. "No le des vueltas innecesariamente. Sucedió en Ámerica, fue solo algo físico para mí."
Ran se sentía decepcionada. No podía decir que le había sido infiel cuando se habían dado un tiempo, pero le dolía de todas maneras y odiaba enterarse de esa manera. Aún así, lo que más le dolía, era saber que no había pensado en ella como ella creía cuando la tenía tan lejos, porque en su caso, no había dejado de pensar en él ni un solo segundo.
Sus rodillas flaquearon y se agachó apoyándolas en el suelo sin poder controlar sus lágrimas. Notó sus brazos rodear su cuerpo tembloroso y le agarró de la camisa para apartarlo, pero no tenía fuerzas y la desolación que él había causado solo buscaba su mismo consuelo.
"Perdóname, por favor." Le suplicó empezando a llorar en su pelo. "Perdóname."
Sus plegarias y lágrimas permanecían en su memoria. Ran sabía que la amaba, pero también sabía lo difícil que era continuar una relación atravesando los obstáculos que ellos atravesaban.
"Es impresionante ver lo que han cambiado algunos de nuestros compañeros. No esperaba para nada que dejase el futbol para ser ingeniero." Comentó Sonoko mientras paseaban por las calles de Tokio.
"Su padre era un ingeniero muy bueno, no es extraño que haya querido tomar el mismo camino que él." Contestó Ran apartando ese amargo recuerdo para empezar a recordar los viejos tiempos con sus compañeros. Esas memorias eran mucho más cálidas y agradables.
"Tienes razón." Sonrió la rubia. "El otro día, cuando paseaba con Makoto, me encontré a Genta Koshima en una tienda de dulces. Me llevé una gran sorpresa, al final parece que se va a convertir en un buen pastelero."
"Se nota que tiene pasión por la cocina." Sonrió Ran. "Ayumi y Mitsuhiko tampoco se están quedando atrás, he escuchado muchas cosas buenas sobre ellos. Me pregunto muchas veces si Conan también se ha convertido en un buen detective..."
"¿Aquel pequeño mocoso?" Preguntó Sonoko alzando una ceja. "Era un niño demasiado espabilado, no creo que debas preocuparte mucho por él, seguro que se convirtió en el rompe corazones de su instituto y que ahora es el dolor de cabeza de la policía en la ciudad que esté." Bromeó riendo ligeramente.
Hacía mucho tiempo que no veía o escuchaba hablar del pequeño grupo de niños, que ya no eran tan niños. Le alegraba ver como seguían juntos pese a que cada uno tomase un camino distinto en su futuro. Todos excepto Ai y Conan. Se había preguntado cientos de veces como sería la vida actual del pequeño detective con el que vivió más de dos años, le había pedido ayuda a Shinichi decenas de veces para conseguir ponerse en contacto con él, pero nunca había conseguido encontrar nada sobre ninguno de los dos. Parecía que se los había tragado la tierra.
"Al igual que aquella niña que vivió con el profesor...¿Como era su nombre? ¿Haibara?" Preguntó Sonoko a la vez que su amiga asentía. " El otro día me crucé con el profesor y lo vi acompañado de esa chica, la pelirroja que nos presentó hace unas semanas como hija de unos amigos suyos, procedente de Hokkaido si no me equivoco."
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Cuando lo que nos separó nos una
FanfictionEl miedo nos hace tomar malas decisiones o negarnos el privilegio de vivir algo por temor a las consecuencias o la incertidumbre del que pasará. Aquella noche, Kudo sintió miedo, pero se escondió detrás de la rabia poniendo punto y final a cualquier...