No pasaron muchas semanas más antes de que pudiesen seguir el procedimiento y Shiho se quedase finalmente embarazada. Kudo se empeñaba a acompañarla a todos lados, y para la pelirroja, cada vez era más difícil que respetase la línea de distancia que quería mantener con Aya.
"¿Qué haces aquí?" Preguntó parando el paso de golpe al verlo aparecer de repente.
"Me pillaba de paso, así que he decidido acercarme un momento." Explicó rascándose la nuca.
"Te dije que no hacía falta que me acompañaras." Se negó cruzando los brazos. "Solo voy a una reunión del colegio, sabes que Aya también estará ahí."
Kudo resopló pero se mantuvo callado. Sabía que ella no cambiaba de opinión fácilmente, pero él era insistente por naturaleza, le costaba callarse o aguantarse la mayoría de veces.
Ella le miró desafiante con los brazos cruzados. "Tienes que relajarte, apenas ha pasado un mes y no voy a permitir que seas así de insistente los próximos ocho. No he de recordarte que soy una mujer adulta." Dijo con un tono firme. "¿Es que no tienes suficiente trabajo?"
"Sí, pero tenía una hora libre y quería ver como estabais." Se intentó excusar.
No se había portado bien en un pasado, así que solo esperaba hacerlo bien esta vez. No quería hacerlo por apaciguar ese sentimiento de culpa, sabía que eso no lo podía cambiar, pero podía cambiar las cosas que hacía de ahora en adelante.
"Estamos bien." Dijo sin suavizar el tono antes de mirar hacia la entrada del colegio. "Deberías irte, Aya está apunto de salir."
"Sí, lo sé." Se rindió sintiéndose un poco avergonzado. "Lo mejor será que vuelva a la sede entonces."
Shiho frunció el ceño y suspiro cuando él se dio la vuelta para marcharse. Puede que fuese un poco dura con él, pero necesitaba que las cosas fuesen más lentas de lo que él quería. Entendía que llevaba varios meses en Tokio y que él estaba impacientado por conocer a Aya, pero ella solo quería centrarse en que todo saliera bien. Y sabía que él no estaba pasando por su mejor momento, si quería estar ahí, lo necesitaba sereno.
"Kudo espera."
Shinichi frenó y volteó la cabeza con una ceja alzada. Ella suspiró lentamente y dio un paso para acercarse a él.
"Aya cumplirá nueve años en un par de semanas." Le explicó con un tono más suave. "Puedo hablar con ella, y si quieres...podemos cenar los tres juntos, o no sé..."
"Claro." Contestó rápido acercándose un poco más para coger sus manos entre las suyas. "Me encantaría." Ensanchó su sonrisa.
Ella asintió soltando sus manos lentamente a la vez que intentaba no sonrojarse con su amplia sonrisa y él se inclinó para despedirse antes de volver a girarse y dirigirse al metro.
Shiho lo observó marcharse poco antes de que una aguda voz le llamase.
"¡Mamá! ¿Qué haces todavía aquí?" Preguntó Aya saliendo del recinto del colegio. "Entra conmigo, te quiero enseñar mi clase." Dijo cogiendo su mano para arrastrarla hacia dentro.
Shiho sonrió dándole un último vistazo a la boca del metro antes de girar y dejarse arrastrar hasta el interior del edificio.
***
No era verano, pero el calor empezaba a pronunciarse en la ciudad durante las horas que el sol más radiaba. Se notaba que el buen tiempo llamaba al turismo, ya que cada calle que recorrían, veían grupos de gente o parejas con la cámara alzada.
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Cuando lo que nos separó nos una
FanfictionEl miedo nos hace tomar malas decisiones o negarnos el privilegio de vivir algo por temor a las consecuencias o la incertidumbre del que pasará. Aquella noche, Kudo sintió miedo, pero se escondió detrás de la rabia poniendo punto y final a cualquier...