CAP XVI

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Kudo se despertó con el agradable olor a curry. Se rascó los ojos sintiendo los párpados y los labios hinchados, había perdido el conocimiento de las horas que habían pasado desde que se había dormido y se reincorporó percatándose que se encontraba tapado bajo una manta en un sofá que no era el suyo. 

Bostezó volviendo a rascarme los ojos y se percató de que no se encontraba solo en el salón. Aya estaba sentada en el suelo con la cara llena de concentración mientras parecía estar haciendo deberes.

"¿No deberías descansar?" Le preguntó con la voz un poco ronca de haber dormido tanto tiempo.

"Pensaba que no te despertarías hasta mañana." Bromeó sin desviar la mirada de la hoja ni dejar de escribir. "Hacer los deberes no me cansa, y llevo bastantes días faltando al colegio."

"Vaya, eres bastante aplicada." Contestó sorprendido. Él siempre había sido bastante inteligente, pero el colegio siempre le solía aburrir.

"Quiero ser doctora, así que tengo que ser buena en los estudios si quiero conseguirlo." Contestó pasando la hoja del libro para empezar con un nuevo ejercicio.

"Aya recoge eso, la cena estará lista en nada." Comentó Shiho asomándose. "¿Ya te has despertado? Parecías bastante cansado." Kudo se rascó la nuca con cierta vergüenza, no había sido su intención quedarse dormido, pero ahora se sentía mucho mejor. "¿Tienes hambre?" Preguntó Shiho haciendo que se sonrojase un poco más. Ella sonrió y volvió a la cocina para volver un par de minutos después con un plato para cada uno. Ninguno de los dos había comido nada en condiciones en el hospital, y estaba seguro que Aya prefería la comida de su madre antes de lo que le habían servido.

"Hacía tiempo que no preparabas curry." Comentó Aya emocionada.

"Espero que tengáis hambre, porque he preparado un montón." Comentó dejando las cucharas a un lado.

Kudo apenas habló lo que duró la cena. Estaba demasiado ocupado comiendo y disfrutando del curry. El ambiente era tranquilo, pero se notaba que los tres estaban cansados.

"El metro ya no pasa a esta hora, puedes quedarte si quieres." Comentó la pelirroja cuando recogía la mesa. "Hemos cenado bastante tarde y tienes un paseo hasta volver a su apartamento."

"Gracias, pero creo que debería volver y cambiarme de muda de una vez por todas." Contestó sintiéndose algo incómodo de no haberse cambiado de ropa en todo ese tiempo.

Ella rodó los ojos y se acercó al pasillo para volver con una toalla y un chándal azul oscuro. "El baño está al final del pasillo, deja la ropa en el cesto y te la lavaré mientras te duchas. Mañana por la mañana ya la tendrás lista."

"Está bien, te lo agradezco." Contestó algo cortado.

Sentir el agua caliente sobre su cuerpo, empezó a causarle un efecto reavivante en él. No estuvo mucho tiempo bajo el agua, pero fue suficiente para sentir que sus músculos se destensaban y su cuerpo se relajaba. Cuando volvió al salón, Shiho le recibió con una taza de té, él se sentó a su lado del sofá y dejó caer su cabeza hacia atrás a la vez que suspiraba.

"¿Qué hora es?" Preguntó mirando hacia el techo.

"Las doce y media." Contestó ella después de darle un sorbo a su taza.

"¿Me he pasado toda la tarde durmiendo?" Preguntó observando lo oscura que era la noche en el exterior.

"Prácticamente." Sonrió. "Pero tampoco es extraño después de que pasases toda la noche en vela."

"La verdad, es que me asusté bastante." Comentó acercando la taza a sus labios. "No hubiese podido dormir ni aún queriendo. Esos momentos me hacen sentir como un idiota."

Cuando lo que nos separó nos unaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora