CAP XXIII

273 15 4
                                    

"Hola." Le saludó con una pequeña sonrisa, agachando un poco la mirada.

"Ran." Dijo su nombre igual de sorprendido.

Habían perdido el contacto nada más firmar los papeles del divorcio y había escuchado por amistades en común que había venido la mansión Kudo semanas después para marcharse de la ciudad. Pero ahí estaba, de nuevo delante suyo como si el tiempo y los años nunca pasaran en ella.

"Hace años que no nos vemos." Dijo la morena al ver que a él le costaba empezar la conversación.

"¿Cómo estás?" Preguntó directamente. Era consecuente de que las cosas no habían ido precisamente bien, pero una parte de él necesitaba saber que estaba bien, que no había destrozado por completo su vida.

"Bien...decidí volver a estudiar y me saqué una carrera para cambiar un poco mi rutina y airearme." Explicó por encima. "Y bueno...hace pocos meses me volví a casar." Dijo haciendo que el detective clavase la mirada en su mano para observar la alianza dorada que adornaba su dedo anular.

"Vaya, me alegra mucho escuchar eso." Contestó aliviado de verdad. No quería centrarse en el brillo de sus ojos y empezar a comprobar si era o no feliz, quería centrarse en que había rehecho su vida y parecía haber vuelto a enamorarse. "Debe ser un hombre muy afortunado."

Ran se sonrojó un poco poniéndose algo nerviosa. "Es un buen hombre, los dos tenemos suerte de tenernos el uno a otro. Es abogado, lo conocí por una amistad de mi madre...al principio fue extraño, pero creo que era hora de darme otra oportunidad."

Kudo puso una mano en su hombro y alzó su barbilla. "Mereces ser feliz, Ran."

Ella asintió sin ser capaz de decir palabra, dándose cuenta que esa cercanía era bastante peligrosa. Su cuerpo siempre tendía a sentirse atraído y cómodo frente a él, así que tuvo que poner más de su parte para apartar la mirada, retroceder un paso y así recuperar un poco de espacio.

"¿Tú como estás?" Preguntó ella. "Me dijeron que sigues con Shiho, me alegro que hayáis podido salir a delante." Comentó intentando que no se notara la tristeza en su voz.

"Sí, bueno...es verdad que vivimos juntos y cuidamos de nuestros hijos...pero no somos pareja. Supongo que podría decir que seguimos siendo socios..." Contestó suspirando con algo de tristeza.

Ran frunció el ceño ante su reacción pero prefirió no decir nada al respecto. Tampoco era un tema del que le entusiasmase hablar.

"Entonces, ¿estás en Tokio?" Preguntó Shinichi cambiando de tema a la vez que ella asentía. "Ahora debo irme, pero puede que en otro momento podamos hacer un café y charlar un rato."

"Claro." Sonrió Ran ligeramente a la vez que alzaba la mano para despedirse de él.

Kudo pagó el libro con algo más de prisa y volvió al coche para aparcar frente la guardería quince minutos después.

"¡Papá!" Le saludó Akira corriendo hacia él con una amplia sonrisa en la cara.

"Hola pequeño, ¿Llevas toda la tarde jugando?" Preguntó al ver como el resto de niños jugaban en el patio con la pelota. Akira era igual de nervioso y enérgico que él, nunca perdía la oportunidad de ponerse a correr, jugar, o buscar cualquier problema.

"¿Podemos ir al parque?" Preguntó el pequeño mientras su padre lo sentaba en la sillita y le abrochaba el cinturón.

"Hoy no tenemos mucho tiempo, mamá y Aya nos están esperando en casa del profesor."

"¿Podremos jugar ahí?" Preguntó haciendo pucheros.

"Si te comes toda la cena y te portas bien, a lo mejor podemos tratar de convencer a mamá." Contestó volviendo al asiento piloto para arrancar el coche.

Cuando lo que nos separó nos unaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora