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Will despertó, lo primero que hizo al salie de la cama fue acercarse al set de pesas que tenía en su habitación, el cual mantuvo ahí todo el verano con la esperanza de obtener su superpoder mientras trataba de levantarla en el peso máximo; claramente esto no fue así, el universo no le tenía tanto aprecio, no para hacer que las cosas salieran como él deseaba.

Lo intentó una vez más, creyendo que, quizás y solo quizás, podría equivocarse en esta ocasión y el poder que tanto había anhelado tener aparecería mágicamente como debió haberlo hecho antes de regresar de vacaciones.

Se acomodó con cuidado, recostando su cuerpo para ser capaz de tomar la pesa con sus manos y con todas las fuerzas que pudo dar intentó levantarla, el peso pudo con él y casi al instante la pasa cayó de vuelta a su lugar, Will bajó sus manos, sintiéndose inútil, impotente.

¿Por qué? ¿Por qué yo entre todas las personas?

Ese era su pensamiento constante mientras contenía las ganas de llorar por no sentirse un hijo digno de su padre ¿Qué pensarían todos sobre que el hijo de los dos mejores héroes de la ciudad sea un simple asistente sin poderes? ¿Qué pensaría su madre? ¿Qué pensaría su padre?

—Will ¿Ya estás despierto? se te hará tarde para desayunar  —escuchó la voz de su madre desde el otro lado de la puerta.

¿Cuánto tiempo había perdido sintiéndose lamentable?

—Sí, estoy listo, mamá —aseguró mientras se levantaba—. Solamente estaba ejercitando un poco, en un momento voy.

—Está bien, procura no exigirte tanto, es muy temprano y no haz comido nada  —luego de ese pequeño reclamo (y a la vez consejo) escuchó el sonido de los tacones, los pasos de su madre alejándose.

Will se quedó parado unos segundos mirando una absoluta nada, se sacó la pijama y la cambió por su ropa común, se miró delante del espejo antes de salir de su cuarto y se mostró una sonrisa en busca de animarse, tratando de darse la confianza que nadie más podía darle.

—¡Will! ¡Apúrate!

—¡Ya voy mamá!

Rápidamente, tomó su mochila oara tener todo a la mano cuando llegara el autobús y salió de su habitación para ir al comedor, su padre ya tenía el plato vacío delante suyo, a su lado había una taza con café caliente y mientras tanto leía el periódico.

Su madre estaba en la cocina terminando de preparar, probablemente, waffles, era lo que podía deducir con el aroma que estaba emanando, lo pudo percibir casi desde que salió de su cuarto. Luego de unos minutos, pudo confirmar que sus sospechas fueron ciertas pues su madre le dejó un plato con dos waffles, un huevo y unas tiras de tocino.

—Gracias, ma —Will le dedicó una sonrisa a su madre y ella besó su cabeza cariñosamente, como cuando era un niño pequeño.

Momentos como esos le hacían sentir que tal vez las cosas no serían tan malas si les decía sobre ser un asistente.

—Mamá, papá, tengo algo que confesarles.

—¿Qué cosa, Will? —dirían ellos.

—Les mentí, realmente... no obtuve ningún poder y estoy en la clase de asistentes.

—Oh cariño, no tenías por qué mentirnos —Su madre lo abrazaría.

—Estamos orgullosos de ti seas lo que seas —aseguraría su padre.

Y entonces todos serían felices.

Su burbuja explotó con la voz de su padre, como casi siempre sucedía, recordándole la clase de hombre que era y cómo sus fantasías no eran más que eso, sueños que tenía mientras estaba despierto.

—¿Sabes, Will? cuando yo tenía tu edad recuerdo haber sido uno de los mejores en mi clase —comentó cerrando el periódico para abrirlo en una nueva sección—. Y me hace sentir orgulloso pensar que mi hijo también será uno de los mejores.

—No le pongas presiones, cariño —palmeo la espalda de su esposo como si lo regañara.

—¡No es una presión! —aclaró rápidamente—, Will es un Stronghold, está en su sangre ser de los mejores, solo digo lo que ya sé que pasará.

Will terminaba de comer su desayuno en silencio, en el plato aún quedaba medio waffle y parte del huevo, el hambre se le había ido repentinamente al sentir su estómago revolverse ¿El mejor de su clase?, claro que podía hacer eso, pero cómo decirle a su padre que no sería el mejor en la clase que él quería.

—Está bien, mamá —Mostró una amplia sonrisa, como si nada malo estuviera pasando por su cabeza aunque la realidad era todo lo contrario—, sé que podré ser el mejor.

—Yo también lo sé, Will, pero no significa que tu padre deba presumirte todo el tiempo como era en la escuela —comentó con una sonrisita en sus labios.

Era tan sorprendente como el ambiente era tan maravilloso, podría ser la conversación de una familia normal, de una familia feliz, pero ante los ojos de Will esto no podía verse de esa manera, no se permitiría tener esa perspectiva porque si bajaba la guardia podría cometer un error que le costaría demasiado; Will se levantó de su silla.

—Quedé demadiado lleno, gracias por el desayuno —tomó su plato y lo llevó a la cocina.

El autobús no iba a tardar en pasar, así que usaría la excusa de estar con Layla para poder esperarlo a fuera y no tener que escuchar las conversaciones de sus padres; tomó su mochila, se despidió de su madre dándole un beso en la mejilla y luego se su padre con un saludo de mano, finalmente salió de su casa y una vez más pudo sentir que podía respirar con tranquilidad, Layla si estaba fuera, eso le alegraba, al menos no tendría que tener esos temas en su cabeza por unos minutos.

—Hey —saludó a la chica deteniéndose a su lado.

—Will, hoy saliste más temprano —comentó con una sonrisa mientras lo veía— ¿Pasó... algo?

—No, nada realmente, solo no tenía nada que hacer en casa ya y pensé que podrías estar a fuera.

—Entonces que bueno haber estado.

Ambos comenzaron a charlar sobre cualquier tema, Layla había comenzado a ver una serie con su hermana menor y parecía ser bastante interesante, Will por su parte prefería hablar sobre la feria que vendría a la ciudad en unos días.

—No he estado en la feria desde que era niña, deberíamos invitar al resto e ir ¿No crees?

—Seguro, suena a un buen plan.

Finalmente el autobús llegó a recogerlos y ambos subieron, igual que el resto de los días, Will se sentó junto a Zach y Layla con magenta, dando inicio a la rutina de casi todos los días en donde Will debería ser el público de Zach en su charla sobre "Cómo mi poder funcionaría si un villano ataca", a veces realmente deseaba callarlo, pero tampoco quería ser grosero y en cierto modo le atemorizaba que su amigo usara su mayor inseguridad en su contra si se atrevía a decir algo sobre su poder.

Bueno, al menos yo si tengo poderes.

Will lo sintió como un golpe al pecho en ese momento, nadie lo dijo, solo fue un escenario en su cabeza y fue tan doloroso como si hubiese sido real, eso le hacía preguntarse ¿Cuánto dolería si realmente alguien lo dijera?, no deseaba descubrirlo.

OH FATHER, PLEASE FATHER | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora