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Un nuevo día de clases.

Un infierno para Warren y unas horas de salvación para Will.

Los directivos tenían su mirada puesta sobre Warren Peace, el día anterior había sido la gota que casi derrama el vaso, si se hubiese puesto a la defensiva no había manera en la que su madre no se enterara de la situación; Warren era consciente de ello y es la única razón por la cual mantuvo la calma, no quería llamar la atención de nadie y que se vieran obligados a contarle sobre la situación a su madre.

Ese día sería más que pésimo para él, sus compañeros siempre mirándolo con desprecio, como si fueran superiores a él, no tenían siquiera que decirlo pues podía entenderlo con solo esas miradas asquerosas que le daban. Los odiaba, a todos y cada uno de ellos, tan engreídos como si fueran seres perfectos.

Will, por otro lado, estaba un tanto más feliz que de costumbre, ese día era totalmente distinto al anterior; la lluvia se desvaneció dejando detrás un cielo soleado, con una que otra nube blanca a la que intentaría hallarle forma y fallaría.

—¿Recuerdas la feria? —preguntó Layla, sosteniendo una libreta y un libro contra su pecho mientras caminaba al lado de Will.

—Claro ¿Qué pasa con eso? —le dirigió la mirada, llevaba esperando desde temprano a que lo mencionara oara saber si seguía en pie lo de ir el fin de semana.

—Al parecer mañana la abrirán, así que pensé que invitaramos al resto y fueramos este fin de semana; sábado o domingo, lo que prefieras.

—Suena bien, hay que decirles cuando lleguemos al salón.

Internamente, Will eatava festejando, había conseguido una excusa para estar fuera de casa por unas cuántas horas, quizás las suficientes para que su padre se fuera a dormir y no tener que pasar por esa conversación incómoda cuando le pregunta si necesita ayuda con su tarea y no sabe como negarse.

Sabe que su padre solo le ofrece esa ayuda porque cree que está en la clase de héroes y está más que seguro sobre que busca alardear sobre lo inteligente que era en la escuela, igual que siempre lo hacía. A veces se preguntaba si sus padres lo habían inscrito en esa escuela por el mero espíritu escolar que aún vivía dentro de ellos.

Llegaron al salón de clases, Ethan y Magenta ya se encontraban dentro así que se acercaron a ambos para comentarles sobre la feria y luego lo hablarían con Zach cuando él estuviera presente.

Warren tuvo demasiada suerte ese día, quizás, nuevamente, solo era porque la profesora lo detestaba, pero consiguió un permiso para ir al baño, se pasaría una gran parte de la clase ahí y regresaría con la excusa de que la puerta se había quedado atorada; si mínimo se dignaban a preguntarle por una explicación.

Era un asco tener que estar ahí dentro, pero era mejor que estar en la clase de héroes. Se preguntó por un instante si hablarlo con su madre sería una opción ¿Cómo le diría que quería cambiarse de escuela?

Recordaba bien la charla que tuvo con su madre antes de ingresar a Sky High, las palabras que ella uso y la manera en la que se las decía lo dejaron marcado durante mucho tiempo.

—Escuchame por favor, Warren —dijo ella mientras acomodaba su cabello, en su primer día ella no le permitió llevar nada que indicara que podría ser un chico problema—, dejé que mantuvieras tu pelo teñido pero solo por este día te imploro que causes una buena impresión.

—Mamá —intentó oponerse, jamás se negaba a nada de lo que ella pidiera, pero en esta ocasión sabía que era inútil.

Ella tomó sus mejillas, primero las acaricio, viendo el reflejo de su pequeño hijo, lleno de temor mientras se llevaban a su padre lejos de casa, una lágrima resbaló por su mejilla y Warren guardó silencio.

—Sé que te he dicho incontables veces que tu padre no te define como persona.

—Sí, lo recuerdo bien.

—Pero no todos piensan de esa manera y en esa escuela habrá muchas personas así, por eso, trata de dar lo mejor de ti ¿Si?, que todos vean que puedes ser un chico bueno.

En ese momento Warren se contuvo de decir tantas cosas, pero siguió las indicaciones de su madre, nada cambió, las miradas de todos juzgandolo no eran diferentes y realmente le importaban una mierda, pero aún así, preferiría que nadie volteara a mirarlo, ni para bien, ni para mal.

Salió del baño en ese momento, ya habían pasado 20 minutos y solo quedaban 10 minutos de clase, regresó al salón y escuchó a alguien de la segunda fila hacer una broma estúpida sobre el tiempo que tardó en el baño; apretó su puño y pudo sentir como este comenzaba a encenderse, pero antes de cometer un error, se calmó y fue a tomar asiento, solo serían unos días hasta que le quitaran los ojos de encima.

Y aún siendo solo unos días, era un infierno no poder defenderse en lo absoluto, podría tan solo ponerlos en su lugar de un golpe, pero sabía que él sería el culpable, jamás ellos; aunque fueran ellos quienes hicieran esos comentarios molestos, ni siquiera porque fueran ellos quienes lo provocaran, el malo de la historia siempre sería Warren Peace.

La campana sonó, hora de almorzar y fue entonces cuando Will y Warren podrían tomar un respiro de sus mundos, otra vez, sus mentes coordinaron, ambos se encontraron en el techo. Sus pasos se detuvieron ante la presencia del otro, ese día, a Will no le importó la presencia de su enemigo, fue así, entonces, que subió al techo y Warren caminó detrás suyo hasta que ambos tomaron caminos separados, uno en cada esquina de la inmensa construcción.

Will observaba todo a su alrededor, nubes, aves volando y debajo una mancha sin forma que era la ciudad, se preguntaba cómo es que mantenían esa cosa flotando. Will observó el cielo, sintiendo la brisa golpeando su rostro, se levantó y se mantuvo lo más cerca que pudo de la orilla, si caía ¿Qué tantas probabilidades había de que el poder de su madre se activara?

Extendió un pie, era demasiado tentador, solo era un salto, cerró sus ojos y dio ese paso sintiendo como la gravedad lo hacía caer, sin embargo, la caída fue tan solo menos de un segundo, puesto que, casi instantáneamente, su pierna fue tomada, al abrir sus ojos se encontró con la mirada llena de temor de Warren.

¿Preocupación por Will? ¡En lo absoluto!, Warren solamente no quería que lo incriminaran de haber lanzado al chico del techo.

—¿¡Qué mierda te pasa por la cabeza?! ¿¡Acaso quieres matarte?!

Sí.

Will no respondió, tragó saliva observando el suelo, no había nadie viendo, pero la altura era atemorizante. Warren lo ayudó a subir y lo tiró contra el suelo.

—Eres un- Ugh, no vuelvas a hacer eso, no mientras yo esté aquí.

—Lo siento.

—Me importa una mierda.

Ambos se quedaron en silencio, Warren sentía su corazón acelerado, había corrido de extremo a extremo cuando vió a Will con un pie fuera del techo, casi sentía que no iba a llegar a tiempo; por suerte, buena o mala, las cosas no fueron así.

Will por otro lado comenzó a inundarse con miles de nuevas dudas, las más sobresalientes entre todas.

¿Qué carajo le pasaba por la cabeza? ¿Por qué había intentado hacer eso?

Y lo más doloroso fue ser consciente de que la respuesta estaba ahí y siempre estuvo ahí, pero jamás se había sentido lo suficientemente fuerte como para siquiera pensarla.

No quiero estar en esta escuela, no quiero estar en esta situación, no quiero esta familia, no quiero esta vida.

OH FATHER, PLEASE FATHER | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora