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Warren volvió a su rutina habitual ese día, despertando temprano para tomar una ducha antes de ir a la escuela, aunque su cuerpo desesba quedarse en la cama para dormir con Will todo el día, era consciente de que no podía evadir sus responsabilidades para siempre; quizás las cosas serían mejores si el volviera a asistir a clases; después de todo era hijo de Stronghold, es seguro que solo por eso le permitirían regresar, lo cual era bueno para él, si es que eso era lo que deseaba

¿Querría volver a esa escuela en primer lugar? seguiría siendo un asistente al final de cuentas, no era algo que fuera de su incumbencia, pero deseaba creer que sí, pues él era la clase de héroe que el mundo necesitaba, alguien que contara con una bondad genuina, alguien que aún cuando el mundo le cae encima se levantara y sobre todo, alguien humano; Will era todo eso y más, no podía imaginarse un escenario donde no terminara salvando la ciudad constantemente.

Aunque quizás eso era solo el deseo que tenía por combatir a su lado.

Al salir de la ducha regresó a la habitación, Will seguía dormido y dudó un poco si era correcto arriesgarse a ser visto, pero mandó todo al demonio pues no quería tener que estar incómodo cambiándose en el cuarto de baño, se vistió ahí mismo, asumiendo que debería tener demasiada mala suerte como para que Will despertara en ese instante.

—Eres un descarado —escuchó la voz de Will en un murmullo, probablemente ahogando una risa nerviosa.

Lo vió por sobre su hombro, se había envuelto en las sábanas para ocultar su rostro, mostró una sonrisa burlona aunque por dentro también se encontraba muriendo de vergüenza.

—Espero hayas disfrutado la vista —comentó de manera burlona, estando casi seguro de que debajo de esa sábana Will se había puesto más rojo— Voy a irme a la escuela pronto, prepararé el desayuno y... Bueno, mamá ya sabe que estás aquí así que puedes acimpañarnos o puedes calentarlo después cuando tengas hambre.

—No lo sé, aún me da algo de nervios estar en la misma mesa que tu madre.

—Ella no te odia ¿Sabes?

—Lo sé, si me odiara ahora mismo estaría durmiendo en casa de Layla —se incorporó en la cama para tomar asiento, una vez más vestía solo una de las camisas de Warren junto a su propia ropa interior— ¿Para ella no será incómodo?

—Es tu decisión Will —Se alzó de hombros antes de dirigirse a la puerta de la habitación—, te llamo en unos minutos, así que tienes tiempo de pensar qué quieres ha-

—¿Puedo preparar el desayuno contigo?

Warren no pudo evitar sonreír ante la idea mental a lo que eso conllevaba, por supuesto que a diferencia de en su imágen mental, Will debería ponerse pantalones.

—Claro, te espero en la cocina.

Al llegar a la cocina se quedó quieto por unos segundos, tratando de mantener su mente alejada de ese romance adolecente que lo estaba consumiendo, jamás le había importado la escuela, pero ahora directamente prefería la idea de no asistir y quedarse en casa; sin embargo, era consciente de lo perjudicial que eso sería y que estaría totalmente desaprobado por su madre. Para alejar esas ideas comenzó a sacar lo necesario del refrigerador para comenzar a cocinar y al tener todo sobre la barra ató su cabello, no le gustaba hacerlo mientras lo tenía mojado pero sería solo para preparar el desayuno, después volvería a soltarlo.

—Te ves lindo con el pelo atado —escuchó la voz de Will detrás suyo.

Giró su cabeza por sobre su hombro para verlo, aún vestía su camisa que le quedaba bastante grande, pero traía puestos sus pantalones y el pelo un poco menos desalineado.

—Eso no hará que lo usé así más de lo necesario.

—Está bien, el pelo suelto es lo tuyo sin duda —comentó colocándose a su lado intentando ver con que podía ayudarlo.

—No tienes que darme cumplidos solo por existir.

—Lo sé, pero quiero hacerlo —Le mostró una pequeña sonrisa— ¿Con qué te ayudo?

—No sé que tan bueno seas cocinando así que —le pasó el paquete de pan—, pon esto en el tostador.

Will lo miró con los ojos entrecerrados, no podía culparlo pero igual fingió ofensa por la poca fé que Warren ponía sobre su talento para cocinar. De igual manera hizo lo que le pidió, solo para terminar viéndolo cocinar el resto del desayuno del cual terminaba robando algún pedazo de la fruta que picaba. De forma puntual, el desayuno estuvo servido sobre la mesa justo cuando Adeline estaba llegando a la cocina luego de tomar una ducha y vestirse, no para ir a trabajar pues ese día lo había tomado libre, aunque tanto Warren como Will no eran conscientes de ello.

El desayuno fue silencioso, ambos chicos agradecieron eso, Will en especial porque aún se sentía algo extraño al comer en la misma mesa junto a quien ahora era su suegra. Al terminar de desayunar, el autobús estaba apenas llegando a la casa de Warren por lo cual tuvo que salir casi corriendo para que este no lo terminara dejando.

Will se había quedado en la mesa luego de haber lavado su plato, bebiendo del vaso de jugo de naranja que él se había encargado de preparar porque según Warren era la segunda cosa que es difícil que le salga mal a alguien.

—¿Cómo te haz sentido, Will? —preguntó la mujer tomándolo por sorpresa.

—¿Eh? muy bien, gracias por preguntar, gracias por dejar que me quede aquí, también y gra-

—Calma —soltó una risa gentil, era muy fácil ponerlo nervioso y no quería que él se sintiera de esa manera—, me alegra que sea así —agregó mientras miraba la hora en el reloj de la pared—. ¿Sabes? Creí que Warren me pediría faltar a la escuela hoy.

—¿De verdad? él es bastante responsable, no me suena a algo que haría.

—Sí, lo es, pero no es como que sea mucho de su agrado ir a clases —Su mirada era un tanto triste, deseaba que su hijo tuviera un buen futuro, pero detestaba tener que obligarlo a hacer algo que no le gustaba para asegurar ese futuro—. Pero lo importante es que sí fue, porque necesito mostrarte algo.

—¿A mí? —Ella asintió como respuesta, Will se sentía aún más confuso ahora.

—Sí, a ti, pero con Warren aquí él insistiria en acompañarte y creo que es mejor que no sea así.

La confusión en el rostro de Will aumentaba y Adeline podía notarlo, no quería decirle las cosas de manera directa porque sabía que eso sería un choque mental que tendría que procesar y lo importante era ahorrar tiempo.

—Puedes cambiarte si quieres o tomar una ducha o podemos irnos ahora, como tú prefieras.

—Ah... Sí, sí, tomaré una ducha primero —dijo con rapidez mientras se levantaba de la mesa.

En ese momento deseaba que su poder fuera leer mentes  porque detestaba tener que quedarse con la duda y no se animaba a preguntar de manera directa, sobre todo porque si aún no le había dicho qué era eso que tenía que mostrarle, entonces debía haber una razón para que fuera así, lo tomó como una señal para no indagar más y solo apresurarse.

OH FATHER, PLEASE FATHER | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora