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Will no pensó más en esa situación el resto de la semana.

Warren solo trató de borrar ese recuerdo de su mente, no volvería a subir al techo si Will estaba ahí, aunque sabía que mentía, siendo consciente de esa situación se sentiría aún más culpable si no estaba ahí para ayudar al chico. En su mente, si no evitaba algo que podía evitar, entonces se estaría convirtiendo en una de las peores personas que podría haber conocido; detestaba ponerse ese peso encima, pero era su única manera de darse unas palmadas en la espalda y decirse que no era realmente el malo como todos a su alrededor le querían hacer creer.

Las clases terminaron y el fin de semana se hizo presente, Will finalmente podría salir con sus amigos, sus padres no habían mencionado nada sobre la escuela en las últimas horas y podría pasar una buena parte del día en la feria.

Tendré que subirme a todos los juegos.

Pensó mientras terminaba de vestirse, acomodó su suéter y peino un poco su cabello, aunque si quería subir a todos los juegos mecánicos eso no serviría de nada. Layla le indicó que ya lo estaban esperando a fuera, tenían la suerte de que el hermano de Ethan se ofreciera a darles un aventón.

Will salió casi al instante de recibir aquel mensaje, se despidió de su madre, besando su mejilla y estando en la puerta, se despidió de su padre con la mano. Salió de casa y en la acera se encontraba Layla quien se encontraba esperándolo para subir al carro.

—Vaya, jamás vi que salieras tan pronto ni para ir a la escuela.

—Solo estoy algo emocionado de salir, la escuela fue super aburrida esta semana y necesitaba un respiro de todo eso.

Layla le dedicó una sonrisa, Will le abrió la puerta para dejarla subir y luego subió él, Ethan iba en el asiento del copiloto y al lado de Layla estaba Magenta, al lado de ella, Zach. La música estaba en un volúmen muy alto, la voz de Ethan era apenas audible aún cuando gritaba y su hermano no parecía querer bajar el sonido.

A Will no le importaba, lo disfrutaba, sentir los brazos de Layla pegando contra los suyos y poder ver por la ventana mientras las casas pasaban y poco a poco se alejaban de la suya, se sentía un tanto irreal ¿Cuándo fue la última vez que salió solo de casa?, sus padres siempre lo habían estado acompañando de arriba para abajo.

Probablemente es porque creen que tienes poderes.

Entoces, mientras en el estereo sonaba una canción de Queen con un nombre demasiado largo como para que pudiera recordarlo, cuando las ventanas fueron bajadas y pudo sentir la brisa golpeando su rostro, justo después de que Ethan parara de hablar porque su hermano le reclamó que no podía disfrutar de su música, fue el momento en el cual se dio cuenta que sus padres dejaron de protegerlo porque ahora era su deber proteger a los demás.

¿Acaso ese siempre fue su destino?, de haber tenido poderes, de poder ser el protector de otros ¿Eso quería decir que ya nadie podía ser un escudo para él? ¿Siquiera tenía permitido ser débil? Sintió la presión en su pecho, pasó saliva y se acomodó en su asiento, ahora su mente le había hecho una mala jugada y probablemente el día que, se suponía, sería divertido y relajante, no lo sería en lo absoluto.

Llegaron a la feria y todos bajaron del auto rápidamente, Ethan se despidió de su hermano con emoción pero él nomás le hizo una seña y se fue cuando Layla y Magenta bajaron del auto.

—Genial ¿A qué se quieren subir primero?

—¡Al destruye huesos! —respondieron Ethan y Zach casi al instante.

—Si te subes a eso te volverás un charco permanente ¿Seguro que podrás? —Magenta lo miró, cruzando sus brazos, claramente un tanto burlona.

—¿Quieres apostar?

—Claro, si vomitas tendrás aue pagarme el almuerzo toda la semana.

—Hecho —puso su mano para sellar el trato, Magenta solo ignoró aquello dejándolo con la mano en el aire.

—¿Tú a qué te quieres subir, Will? —preguntó Layla.

—Solo quiero que sea de noche para subir a la rueda de la fortuna, por ahora elijan ustedes.

—Entonces el destruye huesos será —comentó Magenta—, vamos, quiero ganar mi apuesta.

El grupo se dirigió al interior de la feria, la noche era jóven, aún tenían mucho que hacer y disfrutar.

El primer juego fu un desastre total, pero eso no le quitó lo divertido, Magenta pudo ganar su apuesta, pero Layla y Will sentían que estaban por desarmarse ahí mismo. Su segunda opción fue algo mucho más tranquilo, el carrusel, algo para tomar fotos lindas y estar con calma unos minutos antes de que Ethan y Zach decidieran romperles el resto de los huesos con un tercer juego.

La montaña rusa, los carritos chocones, un pequeño receso para comer algo y claramente una larga espera antes de subir a un nuevo juego; decidieron probar con algo en donde sus cuerpos no estuvieran moviéndose de un lado a otro, era preferible no terminar vomitando.

—¡Mira Maj, un hamster de peluche! —comentó Layla mientras tomaba el brazo de su pareja para llevarla al puesto donde estaba ese peluche que indicaba.

—¿Quieres que lo gane para ti?

—Claro, sería como tener una tú en mi cuarto —comentó en voz baja con una sonrisa.

—Bueno, parece que las chicas ya hallaron algo en que divertirse ¿Qué ha- —antes de poder decir algo, Will pudo ver como Ethan salía corriendo junto a Zach; un suspiro escapó de sus labios—. Parece que no aprenden.

Sabía bien que iban a subir a algún juego mecánico que podría contra ellos y entonces no solo terminarían de romper los huesos que aún estaban sanos, sino que también, terminarían pasando el resto de la noche regresando el algodón de azucar y las palomitas que comieron hace unos minutos dentro de un bote de basura.

Will suspiró, entonces estaría solo en ese momento, comenzó a caminar por la feria buscando algo que fuera de su atención, juegos de fuerza por un lado, como si el universo se estuviera burlando de él. Apartó su mirada y cambió de dirección, una casa del horror, la casa de los espejos, había tantos lugares a donde ir, pero el único de interés oara Will era la rueda de la fortuna y para ese momento quería estar con sus amigos.

—¿Sabes? creo que Will no le ha dicho a sus padres que es un asistente —comentó Layla mientras Magenta trataba de hacer que los aros cayeran justamente en las botellas.

—¿Por qué piensas eso?

—No lo sé, el otro día me preguntó sobre la reacción de mi madre referente a eso y su padre casi siempre usa la otra palabra —indicó en voz baja, sabía que el señor del puesto no les estaba prestando atención, pero era mejor ser precavida al hablar de la escuela.

—¿A qué quieres llegar?

—Estoy segura que eso debe ser lo que lo ha tenido así de extraño durante estos días, estaba pensando hablar con él en la rueda de la fortuna.

—¿Para que no pueda escapar de tus preguntas?

Layla asintió.

—Vale, creo que estaría bien preguntarle, pero si no quiere responder, no insistas, tampoco se trata de arruinarle la noche.

El último aro entró en la botella y Magenta festejó su triunfo recibiendo ese peluche de hamster que su novia había querido.

—Vayamos a buscarlo, seguro se fue con Ethan y Zach.

Layla sostuvo el peluche entre sus manos con una sonrisa y asintió con la cabeza, ambas comenzaron a caminar para buscar al resto del grupo.

OH FATHER, PLEASE FATHER | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora