S e i s.

75 18 62
                                    


14 de noviembre

Me recogí mi pelo ondulado y luego lo até con una coleta alta dejando que algunos mechones rebeldes fuera de la coleta. Me lavé la cara y me miré en el espejo. El rímel se me había corrido un poco, así que abrí mi mochila y me lo arreglé con una toallita. Cuando estuve lista, salí del baño y fui directa al banco donde estaba Ian sentado.

—Pero mira quiyen se ha dignado a venir, la persona que no ha dado señales de vida durante todo el finde. —dejé la muleta apoyada en la pared y me senté al lado suya, y digo muleta porque hoy solo había traído una, podía andar, pero solo la usaba de apoyo.

—Me estoy ofendiendo, ni un "Hola, ¿Cómo estás?" ni tampoco "me enteré que estuviste mal el viernes ¿Cómo te encuentras?" —Imitó con distintas voces.

—Anda no te pongas melodramático.

Me miró con los ojos como platos.

—Mira quién fue a hablar, la melodramática número uno.

Ahora fue mi turno de poner los ojos en blanco pero rápidamente negué con la cabeza cambiando de conversación.

—Ahora en serio, ¿Dónde has estado?

—Pues el viernes no hice mucho—se puso nervioso, Ian no sabia mentir y eso hice que elevase la ceja. Se aclaró la garganta. —El sábado fui con mis padres a una comida familiar y el domingo quedé con Jake.

—Ya.

Enarcó una ceja.

—¿Ya?

—Ya.

—¿Cómo que ya?

—Pues como que ya.

Frunció el ceño.

—Leah me estas confundiendo.

—Y tú me estas mintiendo.

Abrió la boca como si quisiera decir algo pero al final la cerró sin apartar la vista de mi. Era obvio que había intentado colar una trola, pero no lo había conseguido.

El rubio apartó la vista y sacó su móvil para mirar la pantalla.

—Me tengo que ir, clase de historia, ya sabes.

Asentí. El se puso de pie y carraspeó la garganta haciendo que la nuez de su garganta se moviese.

—¿Nos vemos luego?

—Claro.

Se fue por el pasillo dejándome con la intriga a flor de piel y con miles de teorías. Me puse de pie y fui hacia el aula de economía la cual me tocaba ahora.

(...)

Abrí mi taquilla y saqué de ella los cuadernos para luego meterlos en mi mochila. Mi vista se fue hacia donde tenia pegado fotos echas por mí. Una de ellas era un selfie, de Ian, Sophie, Jake y yo. Entonces cuando caí en mi mejor amigo mis tripas se removieron recordando la quedada que tenía pendiente con él. Mis mejillas se sonrojaron nada más recordar el momento de ayer y me quise dar una torta mental.

—Hola Leah.

Di un salto del susto y me llevé la mano al pecho intentando regular mi respiración. Mi vista se dirigió a la pelirroja, Livvie. Me miraba preocupada.

—Lo siento, no quería asustarte.

Cogí aire y negué con la cabeza.

—No pasa nada—carraspeé. —Dime Abby, ¿Qué puedo hacer por ti?

—Verás, este viernes voy a hacer una fiesta pequeña en mi casa y me preguntaba si querrías venir.—parpadeé sorprendida, Abby no era de esas que montaba una fiesta, de hecho, no le pegaba nada el ambiente fiestero. —Puedes invitar a Jake si quieres...

El Arte De Leah © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora