D i e c i n u e v e.

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14 de diciembre.

Miré la hora frustrada. Llevaba más de una hora mirando haber que foto podía presentar al concurso. Con todos los acontecimientos pasados se me había olvidado por completo el concurso, y como no, lo deje para el ultimo momento.

Típico, pensé, típico de mi. Dejar todo para el último instante.

Sophie se había ofrecido a ayudarme en cuanto le dije que tenía pensado hacer ese mismo miércoles. Había venido directa del entrenamiento a mi casa y ahora estábamos las dos mirando todas las fotos que había hecho el último mes.

—¿Y esta?—desvié la vista de mi móvil a mi portátil, en donde había almacenado alguna que otra foto. Hacía dos semanas me quedé sin espacio en la memoria de la cámara y tuve que vaciarla. Lo único que tenía en ella eran las fotos que hice a Jake ese día.

Mis tripas se removieron. Siempre me pasaba cada vez que recordaba lo que pasó, en todo lo que estuve a punto de perder por un segundo.

Entonces fue cuando una idea vino a mi cabeza.

—Creo que tengo alguna mejor en la cámara—me levanté de la cámara y fui directa hacia mi estanteria. Alcé el brazo tocando mis dedos con mi cámara de fotos.

Casi se me había olvidado las fotos de aquel día.

Volví a la cama encendiéndola y Sophie apartó el portátil que tenía en sus piernas para acercase al borde de la cama.  Comencé a pasar las fotos una a una haciendo que mis tripas se removieran.

—Nunca me cansaré de decírtelo pero Leah, haces arte—dijo, sin apartar la vista de la cámara.

—No son tan buenas—me excusé—. Les falta un toque artístico, ¿sabes? Algo que haga que cuando vea la foto sepa que es mia. Algo propio.

—¿Como una marca?—arqeuó una ceja.

—Eso mismo—asentí.

—¿Tú estás mal de la cabeza? ¡Esto que tengo delante es impresionante! Y mira que no soy una experta en ello. Ojalá que yo tuviese la mitad de talento que tienes tú en las fotos. Le sacaria mucho más partido de lo que tú lo sacas.

—Solo lo dices porque eres mi mejor amiga y me quieres hacer sentir bien.

—Eso no es verdad—frunció el ceño.—Sabes que odio mentir, tanto que creo que sí lo hago me salen granos en la cara.

Solté una carcajada.

—Pero si tu frente está llena de granitos.

—¡Por eso mismo! No quiero que me salgan más de los que tengo.

Rodé los ojos y seguí pasando las imágenes. A decir verdad tampoco estaban tan mal. Incluso podía decir que eran de las mejores fotos que había sacado con la camara. Eran naturales, únicas...nada forzado. Jake se reía o ponía caras raras en la gran mayoría de las fotos y eso hacía que una parte de mi quisiese plantarme en su casa y decirle que ya estaba lista, que quería una relación con él.

Pero luego estaba la otra. La racional. La que no quería que nada se estropease. Me conformaba con esto. Prefería ser su mejor amiga toda la vida a que comenzaremos a salir y las cosas se torciesen haciendo que nos dejasemos de hablar.

Hubo una foto que me llamo especialemtne la atención. Jake salía de lado con una sonrisa en la cara y sus rizos cayéndole por los lados. Tenía la nariz y las mejillas ligeramente rojas por el frío. Estaba mirando al lago.

Algo casual.

—¿Ahora vas a reconocer que tienes talento?—dijo, medio en broma la otra rubia.

La miré a los ojos.

El Arte De Leah © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora