17 de noviembre
Las clases ya habían terminado. Eran las cuatro y cuarto y en vez de irnos a nuestras casas decidimos quedarnos un rato mas juntos.
La profesora de matemáticas nos llamó la atención a Ian y a mí por faltar a sus clases esa misma mañana. Nos iba a suspender la evaluación—cosa que ya dábamos por hecho—. Tendríamos que hacer la recuperación a principios de enero nada mas volver de vacaciones. Eso significaba, estudiar en navidades y sinceramente ninguno estaba a la labor de perder las navidades para ello.
Cogí aire puro y lo solté. La brisa del aire impactaba conta mi piel. Para ser invierno no hacía aun excesivamente frio, esa brisa parecía primaveral. Estaba tumbada en el césped del parque que había al lado del colegio y enfrente de la casa de Jake, con los ojos cerrados.
En ese mismo instante sentía millones de cosas. Tranquilidad. Paz. Me estaba empezando a quedar dormida salvo el simple hecho de que Ian no paraba de soltarnos sus dramas amorosos con Harry.
—¡Y el muy cabrón me rechazó y luego puso cara de asco! Espero que en el infierno tenga la peor celda.
—¿Pero tú no habías pasado de él? —preguntó a mi lado Jake.
Su cabeza estaba apoyada en mi abdomen y con mi mano derecha le hacia acaricias en la nuca.
—Nuestra historia no estaba aun acabada, pero ahora ya sí. Se acabó de perseguirle por el instituto, acosarle por redes...
—¡Ian! —exclamé sorprendida abriendo los ojos y mirando los suyos. Sonreía con inocencia y escuché gruñir a Jake.
—Sigue haciéndolo.
No entendí a que se refería hasta que me di cuenta de que había dejado de hacerle masajes en la cabeza. Comencé de nuevo y parecía que le estaba gustando.
—Al final voy a cobrarte por esto—bromeé.
Sonrió con los ojos cerrados y me contestó.
—Si quieres un beso tan solo tienes que pedírmelo.
Me puse roja e intuí que é se lo imaginaba porque no quitaba esa sonrisa de la cara.
—Jake, no hace falta que lo niegues más, sé que te mueres por besarme. —ahora la que sonreía era yo—No tienes por qué negarlo.
—Y no lo hago.
Mi sonrisa cayó y me paralicé por un momento. Jake me miró con sus ojos verdes y se lamió los labios.
—¿Quieres comprobarlo ahora?
—Chicos se que os morís por comeros la boca y eso—puse los ojos en blanco—, ¿pero se os ha olvidado de que estábamos hablado? ¡De mí y de mi vida desastrosa! Estoy harto de no ser suficiente para nadie.
—¿Y qué piensas hacer? —carraspeé mirando de reojo al dueño de mis sueños.
—Nada, no pienso hacer nada. No esforzarme por encontrar el amor y cambiar las tornas de ello.
—¿Eh? —frunció el ceño el pelinegro.
—Tío Jake, estas hoy un poco ido no te enteras de nada. —negó con la cabeza el rubio y Jake bufó. —En pocas palabras, que voy a esperar que el amor me encuentre a mi y no al revés.
Cerré los ojos escuchando el agua del lago a nuestro lado. El sonido de los patos y también el de la brisa. Eso parecía el paraíso.
—¿Me vais a contestar alguno?
Sentí como Jake se movía y apoyaba ahora su mejilla en mi abdomen.
—¿Holaaa?
—Quiero dormir—gruñó Jake.
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El Arte De Leah © ✔️
Short StoryLeah Baker lleva enamorada de su mejor amigo desde que hace años. Evita a toda costa que sus sentimientos se hagan notar para no delatararse a si misma, pero por curiosidades de la vida, debe tomar la decisión, olvidar esos sentimientos y seguir con...